Sin tacto
Por Sergio González Levet
En el Museo de la FIFA, que está ubicado en Zurich, Suiza, solamente un club de
futbol tiene en exposición su camiseta; es el San Lorenzo de Almagro de Buenos
Aires Argentina. Es la que usó el equipo el 16 de marzo de 2013 en su juego
contra el Colón también argentino, en conmemoración al nombramiento del
cardenal Jorge Mario Bergoglio Sivori como sumo pontífice de la Iglesia Católica,
el papa Francisco, que había sucedido apenas tres días antes.
Tal felicidad de los jugadores y fanáticos del San Lorenzo viene porque el
cardenal Bergoglio siempre ostentó orgulloso su credencial número 88,235 como
uno de los 97,765 simpatizantes del Club nacido en el Barrio de Boedo. Tenía que
ser así de alguna forma, porque el San Lorenzo fue iniciado gracias a los desvelos
del padre Lorenzo Massa, acompañado de un grupo de entusiastas muchachos,
por lo que tenía un origen esencialmente católico.
[Para los afectos a la numerología, el número de credencial 88,235 tiene una
analogía: el Papa tenía 88 años y falleció a las 2:35 h.]
Como futbolista, el joven Bergoglio se reconocía como un “pata dura” y por eso
prefería jugar la posición de portero. Supo desde muy pequeño que lo suyo no iba
a ser el deporte de las patadas, que nunca sería un goleador exitoso como todos
los niños argentinos sueñan ser, y de ahí seguramente se enderezó hacia la
vocación sacerdotal.
Como cura, como cardenal y como Papa siempre hizo público su entusiasmo
por el futbol y disfrutó como todos sus paisanos el triunfo de la copa FIFA en Qatar
el año 2022. Es obvio que ya como Papa recibió personalmente a sus paisanos
campeones del mundo, y a Maradona en algún momento.
Francisco conservaba con afecto las camisetas firmadas que le habían dado
Messi y Maradona, pero atesoraba tal vez más la que le llevaron jugadores de
Brasil, firmada por Pelé.
Vean nomás, cuando le preguntaron al Papa quién pensaba que era el mejor
jugador del mundo, él respondió que para él no había otro que Pelé.
Cuando recibió a Lionel Messi, le replicó al gran jugador a su saludo de “Es un
honor conocerlo, Su Santidad”: “El honor es mío, Lionel. Tú das alegría a millones.
No olvides jugar con humildad y alegría”.
De Diego comentó: “Maradona fue un grande, pero como hombre falló. Pobre,
resbaló con el entorno de los que lo elogiaban y no lo ayudaban. Vino a visitarme
aquí el primer año del pontificado y luego el pobre falleció. Es curioso, muchos
jugadores acaban mal”.
Y del brasileño: “Pero para mí de estos tres, el gran señor es Pelé. Un hombre
de gran corazón. Lo conocí una vez en un avión cuando estaba en Buenos Aires,
hablamos. Un hombre de tanta humanidad”.
El equipo Ciclón perdió a su fanático más importante, y el futbol también, pero
el Papa Francisco, desde donde esté, seguirá viendo con emoción y simpatía los
juegos del deporte que tanto le apasionó.
Aparte de todo lo bueno que hizo en su vida.
sglevet@gmail.com