Agustín Basilio de la Vega
El 14 de noviembre de 1996, la LVII legislatura del Estado de Veracruz aprobó de manera unánime la iniciativa del gobernador, Patricio Chirinos Calero por la que se reformaron los artículos 68, 70 y 87 de la Constitución Política del Estado de Veracruz mediante los cuales se elevó a rango constitucional la autonomía de la Universidad Veracruzana.
En el artículo 68 se dispuso que “La Universidad Veracruzana será autónoma; tendrá la facultad y responsabilidad de gobernarse a sí misma y de realizar sus fines de conservar, crear y transmitir la cultura, a través de las funciones de docencia, investigación, difusión y extensión, respetando las libertades de cátedra, de investigación y de libre examen y discusión de ideas; determinará sus planes y programas; fijará sus términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico, y administrará su patrimonio”.
Al final del 2017 se aprobó la autonomía financiera gracias a la lucha que dimos los universitarios en su favor. Se estipuló entonces que gradualmente se aumentaría su presupuesto hasta alcanzar el 4% del total del presupuesto del Gobierno del Estado de Veracruz lo que lamentablemente no se ha cumplido como consecuencia del arribo el poder de los gobiernos de MORENA.
Hoy en día, ante la pretensión del actual rector que aspira “a otro periodo para consolidar la transformación” está en riesgo el principio de la “autonomía” pues la universidad no debe estar al servicio de un régimen para perpetuarse y adoctrinar.
Mas bien, en palabras de Gómez Morín: “La Universidad sólo puede cumplir su función, que es del más alto interés para la República, si vive como una comunidad libre, desligada de banderías políticas y confesionales, abierta a todos los que sinceramente quieran participar en la obra que es el fin último del instituto, de investigar, ordenar y criticar los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad o del espíritu, para formar y definir la cultura como actividad de conocimiento intelectual y como proclamación de valores y normas de conducta.”
En esta carta del rector Gómez Morín al presidente Abelardo L. Rodríguez en junio de 1934, insistía don Manuel en que: “Esta exigencia de libertad que corresponde a una necesidad ineludible del pensamiento y sin la cual la Universidad sería mero instrumento de propaganda, si no, falsificación abyecta de una comunidad de cultura, es por otra parte, más que un derecho, una responsabilidad…”
Yo voté y defiendo la autonomía universitaria ante la intentona del actual gobierno de cooptarla y colonizarla. Estoy convencido que es una de las pocas instituciones que funciona en nuestro Estado de manera libre, sin embargo, veo con tristeza que existen amenazas contra quienes proponen que la Junta de Gobierno emita la convocatoria correspondiente para elegir al nuevo rector que deberá cumplir los requisitos de elegibilidad correspondientes.
X @basiliodelavega 9 de junio de 2025