HABLAR A LA PRESIDENCIA

Jul 4, 2025 | Columnas

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Sin tacto

Por Sergio González Levet

Yo entiendo que hablar personalmente por teléfono con la Presidenta de la
República es un asunto muy complicado para cualquier ciudadano común…
complicado, y más bien prácticamente imposible. Es explicable, porque se ve
estrambótico que la doctora Claudia Sheinbaum tuviera un número de celular en el
que contestara directamente los llamados que le hiciera cualquiera de los 133
millones 370 habitantes que tiene actualmente el país, en números redondos (no
es posible cuantificar exactamente la cifra porque, por ejemplo, en los minutos en
que usted lee esto, seguramente ya falleció algún compatriota, víctima de la
violencia asesina del narco, y nacieron, según las estadísticas, un nuevo mexicano
y tres décimas de otro).
Pero como el actual Gobierno es por propia definición el Gobierno del Pueblo,
entonces sus autoridades, desde la restirada cabeza de la Presidenta hasta todos
sus colaboradores, están pendientes y muy ocupados con lo que digan todos y
cada uno de los ciudadanos, y afirman que están pendientes de sus
opiniones/órdenes, que son para ellos la voz de Dios.
¿Cómo resolver ese dilema de atender a más de cien millones de bocas que
tienen lengua para decir sus verdades y miseria tal como para pedir por sus
necesidades extremas?
Una de las soluciones que propusieron los genios inenarrables que trabajan
como asesores de la Presidencia de la República fue poner a la disposición de la
ciudadanía un número telefónico para que ahí se pueda comunicar -si no con la
Presidenta cuando menos con la oficina de la Presidencia- cualquier mexicano
que tenga un conflicto, una duda, una petición y hasta una queja.

El número es gratuito para llamar, está muy publicitado y es el “800 080 1127…
Recuérdelo bien: 800 080 1127… Anótelo por favor para que nos llame: 800 080
1127”.
Todo listo. Usted marca ahí y de acuerdo con la publicidad gubernamental de la
Cuarta transformación algún honesto y denodado servidor público, parte del
pueblo como usted, le responderá, le atenderá amablemente y dará respuesta a
todo lo que usted quiera o se le ocurra, siempre y cuando se maneje dentro de los
límites de la decencia y el bienestar.
Lo hice. Tomé el teléfono, marqué el 800 080 1127, y la llamada entró de
inmediato, lo que fue una muy buena señal. “Está usted hablando al centro de
atención ciudadana de la Oficina de la Presidencia de la República. Su opinión y
comentarios son esenciales para la construcción de una democracia de
resultados. Este espacio es un canal abierto para que establezcas contacto con
las dependencias, entidades y unidades administrativas del Gobierno de la
República a través de la persona titular del Ejecutivo Federal de los Estados
Unidos Mexicanos y así podamos atender sus planteamientos, Para continuar, por
favor presiona cualquier número de su teclado telefónico”.
Hasta ahí todo iba bien (muy bien, menos la sintaxis lastimosa del mensaje de
voz. ¿No hay en el universo un chairo que sepa algo de gramática?), pero
después de apretar cualquier número empieza a sonar un pitido de llamada a una
extensión, y suena y suena y suena… siete minutos después, la llamada se corta.
Lo intenté dos veces más, en la primera sonó hasta 15 minutos y en la segunda
me colgó a los cuatro minutos.
La cosa es que nunca puede nadie comunicarse al tal teléfono de atención a la
ciudadanía… pero cómo lo presume la Presidenta.

sglevet@gmail.com