Sin tacto
Por Sergio González Levet
Restan 121 días para que terminen los cuatrienios de los 212 alcaldes actuales de
la entidad y cada uno de ellos va actuando en esta recta final según su
personalidad y de acuerdo con su actuación.
Hay presidentas y presidentes que se ven urgidos y con el tiempo encima para
hacer alguna obra o acción porque usaron el tiempo de su mandato nadando de
muertito y dejaron pasar las oportunidades para conseguir alguna mejora en bien
de sus paisanos, de sus gobernados. Son las abúlicas y los estreñidos que
pasaron de noche por los ayuntamientos y se irán igual que se fueron, con la dicha
inicua de que perdieron el tiempo, que como dice el dicho, hasta los santos lo
lloran. Y así como no hicieron nada por el presente tampoco lo hicieron por su
futuro, porque terminaron siendo derrotados por otros partidos y perdieron la
oportunidad de que sus delfines los sucedieran y así pudieran protegerlos de sus
incapacidades y su pereza.
Hay otras y otros que están a las prisas, tratando de tapar todo lo que hicieron
mal, de esconder los latrocinios, de justificar lo injustificable, que es robarle al
pueblo (y mentirle y traicionarlo). Pienso, por ejemplo, en una dama que responde
al nombre de Dora Angélica Galicia Contreras, que es la autoridad en el pueblo de
Ixhuatlán del Café, y lo fue porque el Gobierno y su partido oficial metieron la
mano y los dineros y las amenazas para que ganara hace cuatro años… para que
ganara, y que todos perdieran con alguien que no supo mandar ni hacer las cosas
cuando menos con acomodo.
Hay igualmente personas que cuentan pacientemente los días porque quieren
bajar la cortina, porque ya se cansaron aunque no hicieron mal su tarea. Es que
tres años son mucho y cuatro años son una exageración para quienes llegaron a
trabajar 24/7, que entraron temprano y se fueron tarde de su oficina, que
atendieron bien a todos los que se les acercaron, que fueron alcaldes de tiempo
completo y atención distinguida para todos y cada uno. Aquí cabe muy bien la
alcaldesa de dos tiempos, Patricia Lobeira, que se liberó de todas las influencias y
concluyó un mandato de mujer empoderada; que aprendió en la marcha a ser ella
y nada más… nada más.
Y también están los que no les alcanzó el tiempo para hacer más obra, para
terminar de aceitar los servicios, para cumplir al cien su vasto proyecto. No me
cuesta trabajo mencionar a los dos alcaldes capitalinos: Ricardo Ahued y Alberto
Islas; al cumplido presidente municipal de Altotonga, Ignacio Morales Guevara; al
emperador de Orizaba, Juan Manuel Díaz Diez.
Ah, y está por último y aparte el Pulpo Remes… para desgracia de Poza Rica.
sglevet@gmail.com