Sin tacto – Sucesión UV (40)
Por Sergio González Levet
La renuncia presentada el viernes 5 de septiembre por el doctor José de Jesús
Franco López como integrante de la Junta de Gobierno de la UV (JG), filtrada a la
opinión púbica hace apenas unos días por un empleado anónimo de la propia
institución, representa un manotazo duro, un golpe helado para los intereses del
grupo que se adueñó de la Rectoría de la UV a través del recurso impasible de la
prórroga.
Con él, son tres miembros que han dimitido este año, después de la pretensión
del señor Martín Aguilar de mantenerse en el poder mediante una triquiñuela
engañosa y falsa. Se desvanece así también la ilusión que querían fabricar desde
la oficina de comunicación universitaria de que había sido la Junta de Gobierno en
pleno la que había tomado la decisión de otorgar una extensión de cuatro años de
mandato a la actual autoridad universitaria, en la persona de Manuel Hue…
perdón, de Martín Aguilar Sánchez.
El doctor Franco López era el único de los miembros prestigiados que quedaba
de la Junta de la pre-prórroga, y desde hace más de dos meses había dejado de
participar en las reuniones y eventos a que era convocado. Finalmente, tomó la
decisión de abandonar el barco convulso de la ilegalidad martiniana.
Era de esperarse esa defección de un científico reconocido a nivel nacional,
sobre todo porque sus pares, sus compañeros de trabajo y sus colegas se han
manifestado de manera unánime en contra de la prórroga ilegal otorgada a Martín
Aguilar.
En plan de pragmatismo, si el doctor Franco quisiera ingresar ahora al Colegio
Nacional probablemente tendría en contra a tres exintegrantes de la JG: Adolfo
Martínez Palomo, Eduardo Matos Moctezuma y José Sarukhán Kermez; tal vez no
podría obtener el apoyo para proyectos de dos exintegrantes de la JG de la UV
cercanos al Rector de la UNAM: Rolando Cordera Campos y Hugo Casanova
Cardiel, el primero maestro de Leonardo Lomelí Vanegas en la Facultad de
Economía y el segundo actualmente su asesor, y también dejaría de contar con la
simpatía de exrectores de la UAM, como Romualdo López Zárate (Azcapotzalco) y
Jorge Martínez Contreras (Iztapalapa).
Desvelada la renuncia que los golpistas de Manuel… perdón, de Martín,
quisieron guardar como un secreto de Estado, la designación por la vía de la
prórroga se hunde todavía más en el oceano de la ignominia y la bajeza. Los votos
válidos de los miembros de la JG se han ido desvaneciendo y han ido pasando de
la supuesta unanimidad -que quisieron vender a través de deplorables
comunicados e inserciones pagadas- a la actual mayoría mínima de seis votos,
que podría irse reduciendo en la medida en que algunos otros integrantes fueran
haciendo caso a su conciencia y terminaran por renunciar al lugar ignominioso en
que los colocó la ambición por el poder de Manuel… perdón, de Martín.
Pasan los días y el Segundo Reich de Martín se difumina entre la creciente ola
de la reprobación de la comunidad universitaria… y de la razón.
sglevet@gmail.com