Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
Según el historiador Tácito, durante el verano del año 64 un gran incendio arrasó casi
toda Roma, cuando gobernaba Nerón. Otros dos historiadores romanos, Suetonio y Dion
Casio, afirman que el emperador tocaba música con su lira mientras se registraba la gran
conflagración.
Ese es uno de los capítulos más conocidos de él, aunque se le recuerda también por una
serie de ejecuciones, una la de su propia madre Agripina y otra la de su hermanastro
Británico, cuando cumplió 14 años, porque temía que lo despojara del trono.
La versión del incendio y de estaba tocando música con la lira se usa para ejemplificar
cuando está sucediendo algo verdaderamente grave y la persona responsable no hace
nada para evitarlo.
Lo anterior me lo recordó el sábado pasado el gobernador Cuitláhuac García Jiménez,
quien ante los graves problemas de Veracruz, uno de ellos el de la violencia e
inseguridad, se muestra tan despreocupado e indiferente como si no estuviera sucediendo
nada y prefiere divertirse tocando su jarana.
Como ocurrió al mediodía del viernes 8 de diciembre en Texcaltitlán, al sur del Estado de
México, en Martínez de la Torre el pasado viernes 15, al iniciar la tarde, el pueblo se hizo
justicia por propia mano y mató a golpes a un sicario cuyo cómplice, que logró escapar,
acababa de ejecutar a un productor de cítricos.
Lo ocurrido fue la confirmación del descontrol y la impotencia total del gobierno del estado
para garantizar la seguridad de la población, en especial de los veracruzanos que trabajan
y producen, quienes son víctimas, a veces mortales, de la delincuencia, que ninguna
autoridad logra frenar.
El hecho mostró también la desesperación que invade a la población, cansada de ser
víctima de la delincuencia sin que la policía estatal ni la federal, así como la Fiscalía del
Estado, hagan algo efectivo para terminar con la ola de violencia y castigar a los
delincuentes que actúan a sus anchas.
En lugar de mostrar preocupación por lo acontecido y al menos dirigir un mensaje de
condolencia a los productores de cítricos de Martínez de la Torre, uno de los sectores que
más contribuye a la economía de Veracruz, el gobernador García Jiménez prefirió no
distraerse en sus preparativos para aparecer vestido de jarocho, jarana en mano, en un
desfile navideño al día siguiente.
Fotografías que él mismo exhibió en su cuenta de Facebook, divirtiéndose junto con todos
los mandos integrantes de su administración, y trabajadores a los que luego obligan a
participar, mostraron en toda su cruda realidad la indolencia que caracteriza al gobierno
de Morena, inconmoviblemente frío, insensible ante los problemas que viven sus
representados, de los cuales se muestran totalmente alejados.
No que el señor gobernador no tenga derecho a divertirse como cualquier ser humano
cuando tiene ganas y deseos de hacerlo, pero resulta que en su caso concurre la
circunstancia de que es el gobernador del estado y que tiene bajo su responsabilidad
garantizar la protección y seguridad de poco más de 8 millones de habitantes, de vivir con
ellos sus problemas y tratar de resolvérselos, de acompañarlos en sus duelos causados
en forma indirecta por la ineficacia del gobierno y de ser solidarios con ellos, lo mínimo.
Para muchas personas, la época decembrina, navideña, es, entre otras cosas, de tristes
recuerdos, pero en los últimos años más lo es, de mucho dolor, para quienes sus seres
queridos perdieron la vida víctimas de la violencia desenfrenada o para quienes tienen
familiares desaparecidos, hombres y mujeres, 8 mil según dijeron colectivos de
búsquedas de personas en una manifestación que realizaron ayer en el puerto de
Veracruz.
En su toma de posesión, el gobernador ofreció que su gobierno iba a localizarlos. No lo ha
hecho como tampoco para la muerte de veracruzanos inocentes a los que ejecutan
porque no se dejan extorsionar. Veracruz, pues, en materia de violencia e inseguridad
arde, mientras que, cual Nerón, el gobernador se divierte en público jarana en mano, sin
ningún recato siquiera para no agraviar más a esos miles que lloran y sufren por la
ausencia de sus seres queridos.
Ya me imagino a esos miles de dolientes desesperados porque llegue la hora de ir a votar
por Morena y su candidata, quien representa al partido de un gobierno que los
desprotegió y los abandonó, y en fechas cuando la piel está más sensible y el ánimo al
borde del llanto porque por su incapacidad ese gobierno los hizo víctimas, se la pasa
festejando, divirtiéndose como si no pasara nada.
Nahle le responde a Xóchitl
La coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, Rocío Nahle, no
se quedó callada y respondió a los señalamientos que Xóchitl Gálvez hizo en su contra.
De acuerdo a un boletín de prensa, la oposición pretende denostar a la 4T para que le
inyecte “oxígeno político”.
Expedido ayer por la mañana, Rocío dijo que “están desgastados como su precandidata
presidencial Xóchitl Gálvez, quien tiene claros signos de hipoxia cerebral”.
“Agregó que en su desesperación busca ‘oxigenarse’ con cualquier pretexto cuando es
claro que está moralmente derrotada ya que Morena y Claudia Sheinbaum, cual ráfaga, la
han superado y ahora, noqueada, emite solo dislates”.
“La oposición no tiene nada que ofrecer, la señora Gálvez muestra claras muestras de
hipoxia cerebral, que es cuando se quedan sin oxígeno, entonces prácticamente en su
estrategia fallida viene a provocar para oxigenarse ya que no tiene nada que ofrecer”.
El pasado fin de semana, Xóchitl expresó en Perote, respecto a la zacatecana, que “no
tiene remedio” porque “fue tanto lo que se robó en Dos Bocas que la gente lo sabe”.
Cuestionó cómo puede ser que una refinería que iba a costar 160 mil millones de pesos
esté costando ya 400 mil millones. “Eso es lo que quiere venir a hacer en Veracruz, a
seguir con la robadera”.
Al día siguiente, en Boca del Río pidió a los militantes y simpatizantes de la oposición
“trabajar duro” para impedir que llegue a la gubernatura una “inepta y corrupta”.