Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
Cuando la gobernadora Rocío Nahle pronunció otra más de sus frases que pasará
como célebre a la historia del estado: “Se desbordó ligeramente el río Cazones”,
hablaba, sin duda, la voz del desconocimiento del estado, de su historia, de sus
características. Su frase se volvió viral y, contrastada con lo que realmente ocurrió,
sirvió para que le cayera encima no una lluvia sino un verdadero diluvio de críticas.
Seguramente conoció por primera vez el apacible y bello río en época de secas y
de intenso calor durante su campaña, pero desconocía que en épocas como la de
ahora, en algunos años, se transforma y cobra una furia destructiva, alimentada
por las lluvias de las depresiones tropicales que llegan por el Golfo de México y
pegan cíclicamente tierra adentro, pero, más que eso, y de manera inevitable, por
el agua que escurre del Altiplano, encuentra el cauce del río y a través de él busca
su salida al mar, aunque es tanto el volumen que se desborda que arrasa con lo
que encuentra a su paso.
El Cazones no es el único río que se desborda, y no “ligeramente”, más al norte
está el Pánuco y más al centro del estado el Papaloapan, por citar tres de los más
caudalosos, aparte sus afluentes, que recemos porque no crezca este último,
alimentado por las lluvias típicas del estado y por el agua que desfogan en
Oaxaca, porque entonces esto será un desastre de grandes dimensiones, aunque
no son los únicos ríos de Veracruz que crecen y se salen de su cauce.
Creo que la señora, además, no pensó que un problema causado por la
naturaleza tiene un origen natural, no político, y por eso mismo su magnitud o
intensidad no se pueden graduar con una declaración, es decir, creo que cuando
usó ese “ligeramente” pensó como política creyendo que con eso le bajaría interés
al problema y serían menos las críticas a su gobierno por las consecuencias,
además de que creo que ella no tiene la “cultura”, si cabe el término, del
desbordamiento de ríos y sus consecuencias porque en su estado, donde nació y
creció, Zacatecas, no hay ríos.
Pero era inevitable que sucedieran las críticas, aun si no hubiera dicho lo que dijo,
porque la magnitud de la inundación y sus consecuencias dejaron una
comprensible irritación social, que cuando uno se acuesta a dormir en su cama de
todos los días, cómodamente, y amanece en un mar de lodo, en ese momento no
entiende que con la fuerza de la naturaleza y su imprevisibilidad no se puede y
busca de inmediato a un culpable, que necesariamente tiene que ser el gobierno,
garante, se supone, de la seguridad y tranquilidad de todos. Esa irritación, por no
decir que encabronamiento, que tienen los afectados se dejó ver este mismo
domingo en toda su expresión durante la visita que hizo a Poza Rica la presidenta
Claudia Sheinbaum.
Estuve de acuerdo con Rocío cuando dijo que lo primero era ver que la gente
estuviera bien, pero ya vimos que todos los habitantes de la zona dañada no lo
están a partir de que se alteró su ritmo de vida diaria, si bien por fortuna está viva
la mayoría, porque hubo muertos y hay desaparecidos y los daños no son solo
materiales sino también psicológicos, que unos podrán ser remediados en días,
semanas o meses, pero otros puede que sean perdurables, para el resto de sus
vidas.
Cuando escuché que dijo que había bajado el nivel del agua y que iba a comenzar
la limpieza, también percibí que piensa que con eso se comienza a terminar el
problema, cuando no es así, porque apenas comienza, y ya no es natural sino
social y económico, porque si bien la presidenta Sheinbaum ofreció que no
dejarán a nadie desamparado y que este lunes iniciarán un censo para apoyar a la
población, levantarlo llevará tiempo y que se concrete el apoyo, más.
Cuando esto apenas iniciaba, el viernes pasado reconocí en “Prosa aprisa” que
Rocío estuviera con los norveracruzanos cuando más lo necesitaban, aunque la
emergencia era entonces solo en Álamo. Ya luego se pasó en Poza Rica, pero el
problema creció tanto que la rebasó a ella y a todo su gobierno, aunque sigo
creyendo que hizo bien en quedarse en la zona de desastre y reconozco que hace
lo que puede, destacable también que por fin se haya olvidado de los festivales,
que tanto le gustan y disfruta y no se haya ido al Festival Internacional Cervantino
en Guanajuato, y que haya dado prioridad a lo verdaderamente prioritario.
En 1999 formé parte del equipo que organizó las tareas de auxilio, apoyo y rescate
y que enfrentó la gran inundación de entonces, al frente del cual estuvo el
gobernador Miguel Alemán Velasco. Comenzaba apenas su gobierno, como ahora
el de Nahle. Lo cierto es que nos agarró desprevenidos, no estábamos
preparados, pero supimos organizarnos rápido y nos entregamos en cuerpo y
alma, las 24 horas del día, a auxiliar a los damnificados, pero siempre conscientes
de que era una tarea de todos, con responsabilidades delegadas, que es un
problema que veo ahora, cuando la única actora principal y visible es la
gobernadora y no se ve ni se sabe del resto de su gabinete.
Errores, fallas están teniendo. Van a aprender, aunque ojalá y no sea demasiado
tarde, y sí, no se justifica que ya con siete años al frente de Protección Civil, su
titular, Guadalupe Osorno Maldonado, no haya estado alerta, no haya tomado las
medidas de prevención por las lluvias ya pronosticadas, no haya sabido a tiempo
que desfogarían presas ríos arriba y por lo mismo no haya alertado a la población
para que se pusiera a salvo y pusiera a salvo lo que pudiera. Ahora ya está viendo
que no es lo mismo llevar acarreados a los mítines de Morena que ponerlos a
salvo en horas de emergencia.
Rocío Nahle sigue apenas conociendo el estado, su naturaleza, su gente. Ya vio
por primera vez lo que es un pueblo molesto, enardecido, como el veracruzano,
cuando se le colma la paciencia, que ayer recibió en Poza Rica a la presidenta con
airados reclamos, que le pegan a ella porque dan la idea de que el pueblo está
desesperado porque no ve, no tiene ni encuentra solución en la autoridad estatal.
Pero insisto en que, desde lo que veo, leo y escucho, está haciendo lo que puede
porque el problema la rebasó totalmente, aunque quién sabe si se dé cuenta o
esté consciente de que agrava la situación cuando partidiza la situación, pues no
obstante que el gobernador de Nuevo León fue el primero que decidió enviar
ayuda, solo reconoció “la solidaridad” de Tamaulipas, Quintana Roo y Chiapas,
solo porque el primero es de Movimiento Ciudadano, cuando en este momento
toda la ayuda posible debe ser bien recibida, sin ver siglas y colores, porque la
ayuda no es para un partido en particular, ni para un candidato, sino para un
pueblo que se quedó sin nada y necesita de todo.
El sábado me llegó la copia de una instrucción precisa para trabajadores de la
SEV: “Buenos días enlaces, por instrucciones de Gobierno del Estado. Nos piden
no subir ningún tipo de contenido a redes oficiales. Referente a la recolección de
víveres”. O sea, quieren monopolizar la ayuda cuando bien saben que solos no
pueden ni van a poder y que se necesita de todos. Qué bueno que el PVEM, el
PRI, MC, la Iglesia católica a través de Cáritas, las Cámaras empresariales, el
Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, diputados locales de diferentes
partidos, el senador de Morena, ciudadanos con iniciativa y muchos más se han
dado a la tarea de acopiar ayuda, que el Gobierno del Estado, eso sí, podría
concentrar y llevar en tráileres para mejor ordenar el reparto.
Y a qué cabeza hueca se le ocurrió que la presidenta municipal electa de Poza
Rica, Adanely Rodríguez, de Morena, recorriera la zona damnificada en una
camioneta de lujo, sin bajarse para dialogar y escuchar a los afectados, para luego
vérsele en un charquito de agua tomándose selfies para subir a las redes y
presumir que está ayudando, más adelante ver otra imagen donde se ve cómo un
policía toma sus poses en lugar de que lo dedique a la ayuda y la vigilancia, y una
más, el acabose, entregando una cubeta con escoba y trapeador pero
cubriéndose la mano con un guante, no se le vaya a pudrir, al saludar a un joven
que recibe. A los pozarricenses Morena los victimizó por doble partida,
imponiéndoselas mediante un fraude como próxima alcaldesa y ofendiéndolos con
sus dislates.
Las redes están llenas de testimonios de reclamos y protestas por la mala
atención o la falta de atención del gobierno de Morena a los damnificados. Van a
continuar por muchos días, por mucho tiempo. Por ahora, lo primordial, quiera o
no la señora, o quien lo haya ordenado, debe seguir el acopio de víveres y de
productos que les sirvan a quienes claman por ayuda. Debemos criticar, sí, pero
también ser parte de la solución, incluso apoyando a la propia gobernadora si es
preciso, no por ella o para ella, sino por y para quienes están en desgracia.