MILEI, ¡NO TE LA CREAS!

Oct 28, 2025 | Columnas

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A propósito del paralelismo asincrónico entre México y Argentina

Apuntes desde el suelo

Dr. Lenin Torres Antonio

El pasado domingo 26 de octubre se celebraron elecciones legislativas en Argentina, en las que triunfó el oficialismo encabezado por el presidente Javier Milei. Su partido, La Libertad Avanza, obtuvo el 40.84% de los votos a nivel nacional, logrando una victoria inesperada por su magnitud. Este resultado contrasta con las derrotas sufridas por los libertarios en elecciones provinciales recientes, especialmente en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.

Con este resultado, Milei y sus aliados pasarán de tener 37 a 93 diputados, y de 6 a 19 senadores, consolidando una posición que les permite sostener vetos presidenciales y avanzar en reformas estructurales. El peronismo, agrupado en Fuerza Patria, quedó en segundo lugar con el 31.67% de los votos, mientras que otras fuerzas como Provincias Unidas y el Frente de Izquierda obtuvieron porcentajes marginales.

Muchos analistas interpretan este triunfo como una ratificación de las políticas promercado de Milei y como un fortalecimiento de la extrema derecha a nivel global, en sintonía con figuras como Donald Trump, quien condicionó un rescate financiero de 40 mil millones de dólares al éxito electoral del oficialismo argentino.

Sin embargo, si se analiza desde la perspectiva económica, los logros son parciales. La inflación se mantiene en torno al 2.5% mensual, con una acumulada del 22% en lo que va del año y una interanual del 31.8%. La economía sigue enfrentando una fuerte dependencia del dólar, que se cotiza cerca de los 1,551 pesos argentinos, y las reformas estructurales han afectado principalmente a los sectores más vulnerables: trabajadores, pensionados, educación y salud.

La idea de que el mercado puede resolver por sí solo las desigualdades económicas ha demostrado ser una falacia. La concentración de la riqueza en manos de una élite empresarial

no admite justicia social ni democracia económica. La economía de Milei se basa en la inexistencia de un Estado de bienestar y en una sociología dialéctica cruel: “deben existir los pobres para que se sostengan los ricos”.

Entonces, si las políticas públicas de Milei no han logrado frenar la espiral inflacionaria ni la dependencia del dólar, y si lo que ha cortado su “motosierra” han sido los programas de bienestar, cabe preguntarse: ¿por qué el pueblo argentino volvió a votar mayoritariamente por una opción que ha fracasado en su modelo económico?

Antes de responder, comparto una reflexión desde México. Durante más de 36 años, una banda de forajidos —la clase política pseudo-neoliberal— nos robó impunemente. Entraron a nuestras casas, nos despojaron, y caminaron sin máscaras ni castigo. Cuando el pueblo recuperó el valor, fue conducido con sabiduría por un hombre preclaro: Andrés Manuel López Obrador. Hoy, vemos a los mismos ladrones disfrazados de justicieros, éticos y democráticos, prometiendo atrapar a los ladrones que nos robaron, como si no fueran ellos mismos.

Una clase política, los prianistas, como bien los nombró AMLO, que, con los mismos actores, las mismas referencias y sin siquiera un proyecto de país con el cual competir, pretenden ahora ser la “nueva” opción para volver a gobernar México. Se trata de una clase política corrupta, aliada con la élite económica que continúa beneficiándose del proceso de transición democrática, y también en complicidad con el mal llamado “cuarto poder”: los principales medios de comunicación, que durante décadas cogobernaron con las élites políticas y económicas del país.

Esta clase política prianista se ha topado con pared desde que el obradorismo asumió el poder público, sufriendo derrota tras derrota por la sencilla razón de que olvida que el pueblo ya despertó y los conoce muy bien. Mientras sigan siendo los mismos con lo mismo, difícilmente volverán a ser una opción político-electoral para los mexicanos. El pueblo sabe quiénes son los ladrones ahora disfrazados de demócratas y defensores de la legalidad.

Partiendo de la experiencia mexicana —y respetando las diferencias, que sin duda son abismales—, creo que la sociedad argentina, acorralada entre la espada y la pared, no tuvo más opción que elegir a los confusos “libertarios” de Milei. Lo hizo porque sabe que quienes antes tuvieron el poder desperdiciaron la oportunidad histórica de frenar el deterioro económico del país. Esto demuestra que los pueblos tienen memoria histórica, y que mientras sean los mismos —ahora preocupados políticos peronistas dependientes del kirchnerismo— quienes pretendan ser la solución al problema que ellos mismos causaron, no habrá redención posible.

Por eso, señor Milei, no se crea que sus libertarios ganaron por una gestión inteligente del grave problema económico que aún persiste en Argentina, y mucho menos por sus ideas retardatarias y puritanas sobre un mercado y una economía ética que supuestamente salvarán las desigualdades y democratizarán la riqueza.

Su afán megalómano de ser parte de la rebelión de esa derecha económica que ahora está destruyendo y pisoteando la narrativa ilustrado, el derecho internacional, y que sólo apela al poder de la economía y las armas para mantener el predominio global y se aferre a sostener con todo lo que tenga un mundo unipolar, liderado por el junior empresario venido ahora el rescatador de la “grandeza de los EE UU”, en el que la Argentina que preside no cuenta más que como un plus económico, que tarde que temprano les cobrara hasta el último dólar con creces de intereses prestados para mantener su idea delirante de un mercado noble y puro.

Esta experiencia también vale para la oposición prianista mexicana, que se niega a aceptar que la Cuarta Transformación pacífica de México es una tarea de todos. Mientras no pidan un sincero perdón por el atropello cometido contra la sociedad mexicana, y mientras no haya una verdadera democratización y renovación partidista —que incluya un relevo generacional auténtico—, no podrán competir con el obradorismo. Lo más esencial es que construyan un proyecto de país con el cual puedan disputar el rumbo nacional, mantengan una sana distancia de las élites económicas y mediáticas, y entreguen a la justicia a los verdaderos responsables de la crisis pública que aún vive México.

Mientras sigan apostando por personajes como Alejandro “Alito” Moreno, con su pobre teoría política de “echar para adelante” y su retórica alarmista sobre la “venezualización de México”, ignorando que Claudia Sheinbaum ganó con una amplia votación y ratificación del obradorismo, o por Ricardo Anaya, mejor conocido como Canallín, quien aplaudía con entusiasmo el intento apátrida de Peña Nieto de entregar los recursos energéticos a intereses extranjeros, y que ahora repite que las energías fósiles son cosa del pasado sin entender el contexto nacional, o por sus “fichajes estrella” como la esquizoide Lilly Téllez y la ignorante Kenia López Rabadán, o por sus reciclados expriistas naranjas que creen que sus apellidos y árboles genealógicos los hacen opciones viables… mientras esto siga así, nunca sucederá el regreso del PRIAN al poder.

La única esperanza que les queda a esa oposición pertrechada esperando el error de MORENA y sus gobernantes es que el deterioro venga desde dentro del morenismo en el poder público, donde, lamentablemente, parte de esa clase expriista se ha refugiado para continuar con sus prácticas de corrupción y vandalismo político. Como bien señala el periodista Hernán Gómez, aunque Sheinbaum ha mostrado avances en pobreza, salario mínimo y seguridad, también enfrenta tensiones internas dentro de Morena y desafíos económicos que podrían abrir grietas en el proyecto de la 4T.

Un buen porvenir para la Argentina, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos. Y un México que, espero, nuestra presidenta Claudia Sheinbaum sepa proteger de las fieras luchas entre los grupos de poder “enriquecido” por la migración prianista a Morena. Que se dé cuenta de que el enemigo lo tiene más adentro que afuera, porque afuera, mientras sigan las caricaturas de oposición dirigiéndola, no hay peligro real.

Octubre 2025.