Perfilando
Por Iván Calderón
La comparecencia de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, ante el Congreso Local no fue un trámite administrativo ni un acto protocolario más. Fue, en términos estrictamente políticos, una demostración de control, oficio y una lectura precisa del poder. Un mensaje directo de que en Veracruz la mandataria ya estableció las coordenadas, mientras la oposición sigue sin entender el terreno que pisa.
Le explico.
Desde el arranque, Nahle dejó claro que no llegó a “defender” un informe. Llegó a marcar distancia, a exhibir diferencias y a dejar constancia de que el discurso opositor, sostenido durante meses en una guerra sucia mediática, carece de sustento cuando se contrasta con datos duros, administración real y decisiones ejecutivas.
Y la escena fue reveladora.
Los representantes de los partidos opositores entraron con entusiasmo de combate, buscando el tropiezo, la frase que pudiera servir para el golpeteo político. Pero conforme avanzó el ejercicio, la narrativa cambió, los legisladores simplemente no traían argumentos. Vaya, ninguno logró colocar un tema que desestabilizara a la gobernadora.
Nahle no titubeó, no evadió, no cayó en provocaciones. Lo que sí hubo, fue solvencia técnica.
La gobernadora respondió con cifras, contexto y una comprensión profunda del funcionamiento gubernamental. El fondo político fue contundente, Nahle exhibió conocimiento, orden y una claridad administrativa que demuestra que ahora sí hay gobierno.
En el análisis fino, la mandataria jugó en casa, y no por la mayoría de MORENA, sino por su dominio técnico de cada tema. Evitó confrontaciones inútiles y, con datos, mantuvo la ventaja estratégica.
Veracruz está siguiendo una ruta. El Gobierno del Estado camina al ritmo que le imprime su mandataria, y es una ruta basada en planeación, orden, disciplina financiera y ejecución medida.
No fue casual que la “oposición” se desluciera en el Congreso. Tampoco fue casual que la gobernadora saliera fortalecida. Hoy, Veracruz tiene una gobernadora con autoridad, que sabe nadar contra corriente y que, guste o no, está definiendo el rumbo del estado.
Y apenas va el primer año.
Falta mucho por contar.
@IvanKalderon
