UN MAESTRO DE PERIODISTAS

Jul 17, 2024 | Columnas

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Sin tacto.

Por Sergio González Levet.

En las últimas dos entregas me he dedicado a dar vueltas a la delicada, necesaria
y en este sexenio ausente relación entre la prensa y el Gobierno. A semanas de
que termine el preocupante periodo de Cuitláhuac García Jiménez como
Gobernador, las condiciones de la entidad hacen agua por todas partes, dicho en
sentido figurado y de igual forma de la manera más objetiva.
Junto a la desgracia estatal vertida en todos los rincones por falta de obras
necesarias, por la displicencia de las autoridades emanadas de Morena, por la
incapacidad supina del líder del equipo gobernante, por la falta de ética, por la
corrupción rampante, por las mentiras continuadas… junto a esa desgracia, digo,
está también la que ha sufrido “en su lengua y en su gesta” el conjunto de la
prensa estatal, que ha sido ignorada en el caso menos violento aunque muy
dañino, y agredida, calumniada y violentada -hasta la muerte en varios momentos,
por desgracia- en la perenne situación que sufren los comunicadores ante la falta
de sensibilidad y de conocimiento de quienes deberían dirigir los destinos de
Veracruz hacia mejores derroteros.
Estamos a punto de finiquitar el infierno de este sexenio y como comunicadores
tenemos, tal vez la oportunidad, de retomar el rumbo de nuestra profesión, si es
que volviéramos a ser interlocutores de Gobierno, espejo del poder, reflejo
refractario de las acciones de la administración pública.
Ante esa perspectiva, los reporteros tenemos la obligación de tratar de ser
mejores, más profesionales, totalmente éticos, para presentar un frente sólido y
preparado que pueda dialogar de tú a tú con la nueva autoridad, que tenga
herramientas intelectuales para restablecer las relaciones perdidas.

Tenemos que tratar de ser como ese gran reportero de Veracruz que es Luis
Velázquez, modelo y ejemplo de buena prosa -como debe ser para los que
piensan que redactar es un mal necesario de la profesión-.
Desde el aula y desde las tribunas que ha emperifollado con sus notas
cáusticas, oportunas y geniales las más de las veces, Luis ha enseñado a la
cauda de sus discípulos agradecidos cómo se debe ejercer este oficio que insiste
en volverse profesión.
Como una voz que clama en el desierto, el maestro Velázquez atiza desde el
fuego inagotable de su pasión contra esas aulas que no enseñan bien lo que es
buscar ansiosamente la noticia, fabricar con artificios las fuentes que dan el
sustento noticioso, arriesgar el pellejo en cada publicación, ser artista y creador
desde la pantalla en blanco de la computadora.
Yo que nunca doy consejos me permito uno ante el peligro de extinción de
nuestra especie: tratemos todos de ser tan buenos periodistas como Luis, tan
geniales para escribir, tan lectores siempre ávidos, tan valientes críticos, tan
profesionales verdaderos.
Ahí tenemos la muestra… y el reto.

sglevet@gmail.com