Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Plutarco Elías Calles fue Presidente de México de 1924 a 1928, aunque gobernó
casi en pareja con el general Álvaro Obregón, quien le había entregado la
Presidencia de la República después de haber culminado su periodo. Dicen las
malas lenguas y los buenos historiadores que Obregón y Calles habían pactado
que se pasaría uno a otro la primera silla, y por eso en 1928 el Congreso de la
Unión modificó la Carta Magna y permitió la reelección, con lo que don Álvaro se
convirtió en el candidato oficial, que ganó las elecciones con el apoyo del gobierno
callista.
Todo indicaba que la diarquía -como le llamaban al poder compartido de
Obregón y Calles- se iba a consolidar, pero el 17 de julio de 1928 el presidente
electo fue asesinado en el restaurante La Bombilla de la Ciudad de México por
José de León Toral, un fanático católico. La muerte de su sucesor le resultó muy
conveniente a Calles, quien se alzó como el Jefe Máximo de la Revolución, fundó
el Partido Nacional Revolucionario y nombró a tres presidentes que seguían sus
indicaciones a la letra: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L.
Rodríguez.
En 1934, Calles tomó dos decisiones importantes: hizo crecer a seis años el
siguiente periodo presidencial y nominó como candidato al general michoacano
Lázaro Cárdenas del Río, uno de los oficiales más jóvenes y más leales de su
Estado Mayor, quien había obtenido el máximo grado militar a los 25 años y
llegaría a la presidencia a los 39.
Pero Lázaro mostró su carácter férreo y la voluntad de asumir el poder que le
había dado el pueblo mediante las votaciones. No obstante que Plutarco Elías
Calles le había impuesto a la mayor parte de los miembros de su gabinete, poco a
poco Cárdenas fue asumiendo el control del ejército y el mando político del país.
Dos años duró la pugna entre en Presidente y el Jefe Máximo, hasta que, dejemos
que lo cuente la Wikipedia:
“La noche del 9 de abril de 1936, veinte militares y ocho policías armados
entraron en la hacienda de Santa Bárbara, residencia de Calles. Mientras se
encontraba reposando en su cama leyendo Mi Lucha, el libro de Adolf Hitler, le
comunicaron que Cárdenas le ordenaba prepararse para salir del país a las siete
de la mañana. Así, el 10 de abril fue conducido al Puerto Central Aéreo, donde en
compañía de otros activos callistas, Luis L. León, Luis N. Morones y Melchor
Ortega Camarena, abordó un aeroplano que lo llevó al exilio en Estados Unidos.”
De esa manera, Lázaro Cárdenas tomó el poder por encima del caudillo que lo
había llevado a la Presidencia, y de esa manera se convirtió en uno de los
principales personajes de la historia de la nación; él, que estaba llamado a ser un
hombre de paja del Turco Calles.
Siempre es bueno conocer la historia, para ver si se repite…
sglevet@gmail.com