DIÁLOGO Y NEGOCIACIÓN

Sep 5, 2024 | Columnas

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Sin tacto.

Por Sergio González Levet.

Bien hace la Real Academia Española (RAE) en definir el diálogo como “1. m.
Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o
afectos.”. porque desde hace 600 años ha existido la idea entre los hablantes del
castellano de que significa la plática entre dos personas, y es porque confunden el
prefijo “dia” (a través, entre) con “di” (dos). Así que quedamos en que pueden
dialogar dos personas o más.
“Negociar” para la RAE, en la definición que nos interesa aquí, es “2. intr. Tratar
asuntos públicos o privados procurando su mejor logro. U. t. c. tr.
[Eso de “intr.” y “U. t. c. tr.” Quiere decir, primero, que es un verbo intransitivo, lo
que significa que la acción del verbo no se transmite a un objeto directo.
Originalmente, la acción del verbo negociar se quedaba en sí misma. “Yo
negocio”, y ya. Y aquí viene lo segundo, que quiere decir, en el bonito lenguaje de
los académicos, “Úsase también como transitivo”, porque ahora podemos decir
“Yo negocio prendas de vestir”, en el sentido de “vendo”].
Bueno, dialogar y negociar son los principios fundamentales de las relaciones
humanas a través del lenguaje, y para que ambos se den efectivamente son
necesarias dos condiciones:

  1. Que los dialogantes “alternativamente manifiesten sus ideas”, es decir, que
    hable uno, luego el otro y así todos los que intervienen en la plática. El diálogo en
    el que sólo una persona habla, aunque haya muchos oyentes, es un monólogo.
  2. Que los negociantes entiendan que cada uno obtendrá algo, pero también
    que cada uno cederá algo.

Vea usted qué fácil es sostener un diálogo y hacer una negociación. Solamente
hay que tener la voluntad de escuchar al otro y ceder en algunas de sus
pretensiones.
Muy fácil, pero imposible cuando nos enfrentamos a alguien que es necio o
fanático. El primero no dialoga, sino que expresa únicamente su punto de vista y
no permite que nadie lo cuestione o ponga en duda; el segundo está obnubilado
por su pasión y no acepta nada que no empate con su creencia.
También se dificultan esas acciones cuando entra la furia como un elemento de
participación. El que en lugar de dialogar o negociar insulta y provoca hace
imposible cualquier acuerdo civilizado… bueno, hace imposible cualquier acuerdo,
aunque no sea civilizado.
Hablar entre mexicanos se ha vuelto un problema porque un tercio del país está
empecinado en sacar adelante la difusa Cuarta Transformación, otro tercio se
esfuerza por mantener con vida la democracia nacional y el tercio restante se
manifiesta apático.
Urge a la nación que reflexionemos todos sobre lo cara que nos está saliendo la
confrontación, y que lo hagan sobre todo los y las nuevas próximas gobernantes.

sglevet@gmail.com