Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
En tiempos del PRI imperial, cuando el presidente entrante
se tomaba la primera foto oficial con los miembros de su
gabinete, invariablemente se preguntaba, “¿A cuál de estos
sujetos señalaré con mi poderoso índice para que ocupe mi
lugar en seis años?”. Y en ese preciso momento comenzaba
la siguiente sucesión presidencial.
De Miguel Alemán a Ernesto Zedillo sólo tres personajes
que llegaron a la presidencia no aparecieron en esa primera
foto: Adolfo Ruiz Cortines porque era gobernador de
Veracruz; José López Portillo porque era director de la CFE
y Miguel de la Madrid, que en 1976 cuando López Portillo
tomó posesión, trabajaba en el sector privado y se incorporó
al sector público hasta 1979 como secretario de
Programación y Presupuesto.
Vicente Fox no apareció en el gabinete de Zedillo porque era
panista; Enrique Peña tampoco apareció en el de Felipe
Calderón porque era priista y Claudia Sheinbaum no
apareció en aquella primera foto con López Obrador porque
era Jefa de Gobierno de la CDMX.
En el caso de Claudia, ¿estará en la foto del martes anterior
quien la sucederá en el cargo?
Estoy en posibilidades de decirte lector, que el sucesor de la
señora Presidenta sí aparece en esa foto. (Te faltó decir
sucesora, columnista de octava. No se te olvide que hay 11
mujeres en el gabinete, dirá la lectora perspicaz). Pero para
no andar con tanto remilgo, desde ahorita te anticipo que
quien llegue a la presidencia en 2030 será un hombre.
Así que descarta a esas 11 mujeres que en su gran mayoría
son capaces y valiosas. Por el lado de los secretarios descarta
a todos menos a dos: Juan Ramón de la Fuente, titular de
Relaciones Exteriores y Omar García Harfuch, secretario de
Seguridad y Protección Ciudadana.
Juan Ramón fue un excelente secretario de Salud con
Ernesto Zedillo; un talentoso rector de la UNAM, un muy
capaz representante de México ante la ONU en tiempos de
López Obrador y nadie duda que será un sobresaliente
secretario de Relaciones Exteriores con Claudia Sheinbaum.
Pero el principal problema de este país, por encima de la
salud, la educación y el empleo es la seguridad. Y Nadie
mejor que Omar García Harfuch para devolverle a los
mexicanos la tan anhelada tranquilidad y seguridad que
perdieron hace lustros.
Cuando a finales del 2019 la jefa de gobierno Claudia
Sheinbaum lo nombró jefe de la policía capitalina, fue
porque un año antes se habían registrado en la CDMX más
de 1, 500 homicidios, 300 secuestros y los robos de
vehículos, a casas habitación y a transeúntes; casi todos
violentos, sumaban más de 120 mil.
García Harfuch se puso a trabajar, desmanteló bandas
delincuenciales realmente peligrosas, bajó los índices
delictivos en casi un 50 por ciento y eso por poco le cuesta la
vida. En 2020 sufrió un atentado en el que resultaron
muertos tres de sus colaboradores y él resultó herido.
Otro se hubiera arrugado, pero no Omar que regresó con más
bríos contra los maleantes. Esto hizo que su popularidad se
fuera al cielo y Claudia lo viera como su sucesor en la
jefatura de gobierno, por lo que le pidió permiso a Andrés
Manuel para que contendiera.
López Obrador dijo no, rotundamente no. Y de inmediato
azuzó a sus esbirros que comenzaron a expandir el infundio
de que Omar había tenido que ver con la desaparición de los
43 de Ayotzinapa y había sido colaborador cercano de
Genaro García Luna.
Pero el joven policía siguió trabajando y su popularidad
siguió subiendo, al grado que al presidente no le quedó de
otra que aceptarlo en la contienda interna por la candidatura
a la jefatura de gobierno.
Omar barrió con Clara Brugada la favorita de Andrés
Manuel. Y lo demás ya te lo sabes, lector. El tabasqueño le
regaló la candidatura a Clara alegando cuestión de género,
Omar fue senador por unos días y a partir del 1 de octubre es
secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Pero…
Sin la Policía Federal que Andrés Manuel desmanteló por
“corrupta” y sin la Guardia Nacional que está bajo las
órdenes del Ejército, Omar comienza su trabajo atado de
manos frente a unos delincuentes que siguen muy activos. El
1 de octubre, primer día de esta administración, hubo 80
asesinatos dolosos; el día 2 se contabilizaron 85 y ayer 97
para un total de 262, además de dos (¿o tres?) masacres.
Muchos, demasiados muertos para un gobierno que apenas
tiene 72 horas en el cargo.
Pero si aún con esas limitantes García Harfuch logra bajar
los índices delictivos y devolver a los ciudadanos al menos
una cuarta parte de los municipios en poder de los
delincuentes, Claudia Sheinbaum no tendrá a nadie arriba de
ella que le impida nombrarlo su candidato y eventualmente
su sucesor en el 2030.
Que si Omar no es de Morena, que si no anduvo
pintarrajeando bardas ni acompañó a López Obrador a
ninguna de sus manifestaciones, que si el próximo candidato
de los morenos será Andy López Beltrán, eso vale gorro.
Los abrazos que prodigó Andrés Manuel a los delincuentes y
que dejaron más de 196 mil asesinatos dolosos, más de 2 mil
masacres y 50 mil desaparecidos, sin contar con el miedo
que se vive en las calles, son pesadillas que nadie, ni Claudia
Sheinbaum, están dispuestos a soportar seis años más.
PD. ¿Dónde dejas a Marcelo Ebrard y a Mario Delgado,
remedo de columnista? ¿No los ves como sucesores de
Claudia?, me preguntará algún lector y yo le respondo: No,
en absoluto. De hecho, a Mario lo veo fuera de la SEP antes
de lo que el propio Mario se imagina.
bernardogup@hotmail.com