Sin tacto
Por Sergio González Levet
El 17 de diciembre de 1979 se fundó en Chiapas la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), como un frente contrario al Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación y a su hegemonía apoyada en
cacicazgos y la complicidad con los gobiernos federales en turno.
Los profesores chiapanecos se oponían en ese entonces al liderazgo
sempiterno de Carlos Jonguitud Barrios. Con el apoyo de un grupo fuerte al
interior de la Sección 7 del SNTE en Chiapas, los docentes de la CNTE
consiguieron pervivir e incluso se fortalecieron con la inclusión de docentes de las
secciones 9 de la Ciudad de México, 22 de Oaxaca y 18 de Michoacán.
La CNTE participó años después en la caída de Jonguitud, propiciada por el
Gobierno de Carlos Salinas de Gortari, que sin embargo impuso de inmediato otro
cacicazgo, el de Elba Esther Gordillo Morales, con quien se enemistaron los
centistas.
Durante los sexenios priistas de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Enrique Peña
Nieto, y también en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, la
Coordinadora fue una piedra en el zapato para todos los programas y planes
educativos, pues se opusieron fuertemente a las diversas propuestas que se
ofrecieron en cada sexenio para mejorar la educación del país.
De tantas manifestaciones y mítines y plantones y tomas de edificios, salió de la
CNTE un grupo numeroso de sindicalistas avezados en la lucha popular, expertos
en encabezar huelgas, en hacer destrozos, en hacer peticiones y negociaciones
con el Gobierno federal y con los estatales, y en sacar la mejor raja de cada uno
de sus movimientos.
Se opusieron al Programa de la Modernización Educativa de Salinas, al
Programa de Desarrollo Educativo de Zedillo, a la Alianza por la Calidad de la
Educación de Felipe Calderón y a la Reforma Educativa de Peña Nieto.
Apoyaron notoriamente al movimiento de Andrés Manuel López Obrador y
participaron en la campaña para la Presidencia de la República que conquistó
Morena en 2018. Por tal razón, todos esperaban que el Gobierno de la Cuarta
Transformación se convertiría en el gran aliado de la CNTE.
Pero no fue así, porque AMLO se empezó a alejar de la Coordinadora y dejó de
cumplir muchas de sus exigencias históricas, que se habían renovado con la
llegada de un Gobierno presumiblemente de izquierda.
Con Andrés Manuel, la CNTE retomó su papel de grupo de choque, destinado
principalmente a conseguir prebendas para sus líderes y algunas mejoras
laborales para los docentes.
Y con Claudia Sheinbaum la cosa ha seguido igual. Hoy la CNTE tiene tomada
y desquiciada la Ciudad de México, en donde sus huestes se pasean libremente,
por calles, avenidas y el mismo Zócalo.
La Presidenta se amistó con ellos en la campaña, después se enojó con ellos,
rompió y ahora ha vuelto a las negociaciones.
La misma CNTE de siempre sigue hoy en su lucha que beneficia tanto a sus
líderes… es decir: la misma gata, pero revolcada.
sglevet@gmail.com