Por Inocencio Yáñez Vicencio.
La democracia griega, prácticamente no conoció las elecciones, salvó tres cargos, todos los cargos
eran sacados por sorteo. La democracia clásica tenía como eje la discusión, la deliberación, el
debate, el consenso, el acuerdo parcial… Su fin era encauzar, no sofocar. La democracia
representativa o moderna, que no tiene un hijo de continuidad con la directa, que se funda en una
cabeza un voto, no puede resumirse en el número, suprimiendo su esencia que es la discusión
previa a toda decisión, porque sería tanto como circunscribirla a la fuerza, porque finalmente el
número es fuerza. Cuando AMLO ordenó que no le quitaran ni una como a sus iniciativas, no
únicamente acabó con la deliberación del poder deliberativo, acabó con la democracia y a partir
de entonces, entramos a un régimen autoritario. Pero si este acto autocrático no bastara, los
diputados de Morena, se atrevieron a demandar penalmente a los representantes de la oposición
que votaron en contra de la contrarreforma eléctrica. ¿En qué país que se diga democrático se
demanda penalmente a los diputados que votan contra la voluntad del presidente? En ninguno. Si
se persigue, como en el México de Morena, penalmente a los que votan en contra de las órdenes
del titular del Ejecutivo, significa simplemente que hemos entrado a una dictadura.
Que la oposición esté de acuerdo en que los norteamericanos combatan en nuestro territorio a los
cárteles de la droga, mientras Morena les tiende abrazos, no significa que el PRI y el PAN apoyen
una invasión, como desde sus Mañaneras lo promueve Claudia Sheinbaum y sus corifeos.
Los morenistas están de acuerdo que los gringos les hagan la chamba cuando les conviene, cuando
van contra las personas que hoy tiene Nahle en la secretaría de obras públicas o del grupo La
Barredora, entonces, si pide pruebas.
La reacción de Alito contra Noroña, es explicable en un ambiente en que se degrada a todos los
adversarios y se rompen todas las reglas de la política, llevando los antagonismos, propios de una
sociedad plural, al campo de la fuerza. No, ni siquiera estoy insinuando que la violencia, sea
continuación de la política por otros medios, lo que digo es que Morena, al cancelar el diálogo y el
consenso, impone una y otra vez la ley del número, cancelando la vía política y no deja para sus
adversarios otro camino que la fuerza.
Tengo en mi mente dos modelos diferentes. Maquiavelo y Erasmo. Los dos exigen que quien no
esté dispuesto a defender la política más allá de la política, que no se meta a político. El mismo
Erasmo inculca el derecho a la resistencia. Por favor no confundan moral con política, la política
tiene su propia moral. La política como arte de lo posible puede que riña con la moral, pero exige
responsabilidad, que pide buenos resultados.
Varias veces he expresado mis desacuerdos con Alito, pero tengo que reconocer que su imagen
estaría más dañada que batido que saliendo airoso. Nadie puede regatearle su inteligencia al
elegir a un emblema de la falsedad y la incongruencia. Quien no recuerda a Noroña en suelo
Americano retando a un inmigrante y precisamente llamarlo provocador, como vil llorón. Bueno
hace poco le sincronizaron condenas por atreverse a convertir el Senado en muro de lágrimas,
haciendo que una persona con quién había tenido un altercado, le pidiera públicamente disculpas.
Bueno, Noroña, sólo lo puede defender, directa o indirectamente otro paria de la política como él.
Repito, podemos no aprobar la forma como Alito, se quedó en el CEN del PRI, pero hacer nuestra
toda la campaña de infamias y calumnias que desde los centros de poder le ha dirigido Morena,
para someterlo, es caer en su juego.
En política no hay puros, se elige al menos malo, para avanzar hacia lo mejor.
Lo que hoy hemos visto en la sesión de la permanente, es que el uso velado o abierto de la ley del
número, es la ley de la fuerza, que no nada más acaba con las instituciones republicanas y
democráticas, también les ha permitido acabar con la dignidad de las personas, poniendo a prueba
sus convicciones; o le echan pa’ delante, como lo hizo Alito o se ponen a gritar, inventar y
victimizarse como el eunuco de Noroña.