BREVÍSIMA HISTORIA DEL PRI EN LOS ÚLTIMOS 66 AÑOS

Jul 13, 2024 | Columnas

WEB MASTER
Últimas entradas de WEB MASTER (ver todo)

Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Tan cierto es que el PRI llegó a su cenit en el sexenio de Adolfo
López Mateos, como falso que haya comenzado su caída con
Gustavo Díaz Ordaz. Por el contrario, durante la administración del
poblano el tricolor siguió en la cumbre como un partido hegemónico
poderoso e inamovible, al que no le hicieron mella los sucesos de
1968.
Fue durante la llamada Docena Trágica, en los gobiernos de Luis
Echeverría y José López Portillo, que el partido se empezó a
cuartear por las pésimas administraciones de estos sujetos
(latrocinio, corrupción y devaluaciones). Pero no tuvo problemas
para llevar a la presidencia de la República a Miguel de la Madrid
Hurtado.
Con De la Madrid vino el primer cisma. Cuauhtémoc Cárdenas,
Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y un tal Andrés Manuel
López Obrador junto con 500 militantes, abandonaron al tricolor
para fundar años después (el 5 de mayo de 1989) el Partido de la
Revolución Democrática
Pero mientras esto sucedía, Cárdenas compitió en 1988 por la
presidencia abanderado por el PPS, PARM, PFCRN y PMS,
partiditos que se aglutinaron en el Frente Democrático Nacional y le
metieron el primer gran susto al PRI.
Miguel de la Madrid y su secretario de Gobernación Manuel
Barttlet, tuvieron que recurrir a todo el poder del Estado para echar
abajo el triunfo de Cuauhtémoc con la famosa caída del sistema.
Carlos Salinas de Gortari llegó a la presidencia muy cuestionado,
pero actuó rápido. Metió a la cárcel a los líderes petroleros

encabezados por Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, que
estaban creando un Estado dentro del Estado; quitó de la dirigencia
magisterial a Carlos Jonguitud Barrios e implementó el programa
Solidaridad que benefició a cientos de miles pobres, principalmente
de estados donde había perdido el PRI.
¿Resultado? En las elecciones intermedias el tricolor volvió a
arrasar.
La candidatura de Luis Donaldo Colosio dividió a los priistas que
tenían puestas sus esperanzas en el regente capitalino Manuel
Camacho Solís. Pero tras el asesinato del sonorense entró en su lugar
Ernesto Zedillo Ponce de León, tecnócrata más que político y con
mucha tirria contra el partido.
Con todo, el PRI le dio 17 millones 181 mil 651 sufragios, la
votación más alta alcanzada hasta entonces por uno de sus
candidatos.
En agradecimiento, Zedillo abandonó al partido y a su candidato
para el 2000 Francisco Labastida, con los que marcó una “sana
distancia”. Esto llevó al tricolor a sufrir su primera derrota
presidencial en 71 años ante el panista Vicente Fox.
Pero en 2006 le fue peor.
El PRI llevó de abanderado a un impresentable Roberto Madrazo
Pintado que lo mandó al tercer lugar en una discutida elección donde
el triunfador fue Felipe Calderón del PAN con 15 millones de votos;
el perredista Andrés Manuel López Obrador obtuvo 14 millones 756
mil y Roberto 9 millones 300 mil.
Doce años después el PRI volvió por sus fueros al recuperar la
presidencia con Enrique Peña Nieto al que le dio una votación de 19
millones 158 mil sufragios. Aquí sí, la más alta en su historia.
Y de ahí para abajo…

La corrupción en ese sexenio que hizo palidecer a los corruptos del
alemanismo, echeverrismo, lopezportillismo y el salinato, hartó a los
mexicanos y le abrió la puerta a López Obrador que en 2018 ganó
todo: la presidencia, el Congreso federal y los congresos locales.

La debacle y el fin
De 66 años para acá el PRI ha tenido 39 líderes nacionales que
jamás buscaron la reelección y trataron por todos los medios de
seguir fortaleciéndolo.
Pero de Luis Donaldo Colosio a la fecha (cuando bajo su liderazgo
el tricolor perdió su primera gubernatura en Baja California), el
partido fue sufriendo un deterioro paulatino, que hizo crisis en el
sexenio de Peña Nieto con ladrones que ya no ocultaban el rostro
como Javier Duarte, Roberto Borges, Mario Marín y un largo
etcétera.
En la actualidad el PRI es el partido más devaluado de cuantos
existen y nadie quería hacerse cargo de sus despojos, hasta que llegó
Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas a tomar las riendas.
¿Quién era este sujeto antes de ser tan conocido? Un gris gobernador
de Campeche perteneciente a la camada de ladrones priistas del
peñanietismo.
Desde su toma de posesión Alito prometió lo que siempre estuvo
lejos de cumplir. “Seremos una oposición firme y crítica. El PRI
recuperará su grandeza… El PRI volverá a ser un partido
triunfador…”. Etc, etc, etc.
Pero…
Alito tomó de la mano al partido que recuperaría su grandeza, para
llevarlo a su más estrepitoso hundimiento.

Cuando llegó a la dirigencia el tricolor tenía 6 millones 764 mil
militantes, lo que ya era preocupante si se toma en cuenta que en sus
tiempos de gloria llegó a tener 15 millones. Pero después de las
elecciones del 2021 su militancia se redujo a 1 millón 411 mil
priistas. Es decir, el bajón fue del 80 por ciento.
También cuando llegó a la dirigencia, el partido gobernaba en 12
estados y a 43 millones de mexicanos, situación que era crítica
porque desde su fundación y hasta el gobierno de Miguel de la
Madrid gobernó en los 32 estados de la federación.
Pero después de la elección del 2024 sólo gobierna en dos estados
(Durango y Coahuila donde fue en alianza) que suman apenas 5
millones de mexicanos.
Con Alito el partido “logró” lo que nunca, perder en una elección
diez estados. Y de ser un gigante que apabullaba en los comicios,
ahora es un partidito con el 11 por ciento de esa votación. Está a la
altura del PVEM (10 por ciento), Movimiento Ciudadano (9 por
ciento) y el Partido del Trabajo (5 por ciento).
Con esas cartas de presentación Alito será reelecto en el liderazgo
del PRI. Y esto ya es un hecho, lector.
En Asamblea hecha al vapor, los delegados del tricolor que le deben
la chamba, votaron por la continuidad de este perdedor y fracasado
que aparte de devaluarlo aún más, llevará al PRI a la sima y colapso
de su existencia.
bernardogup@hotmail.com