Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Si algo purgó a los 21 legisladores panistas que se
encontraban ayer en la sala de sesiones del Senado, fue ver
llegar a Miguel Ángel Yunes Linares acuerpado por los
senadores de Morena, por lo que apenas asomó las narices le
gritaron “traidor, traidor, traidor”.
Y el exgobernador subió a la tribuna para contestar por él y
por su hijo. “Miguel Ángel Yunes Márquez ha dado siempre
la cara y a la familia Yunes nadie nos ha doblado… Nunca
nos hemos doblado ante nadie, ni ante el gobierno ni ante
nadie, he sido un luchador de la oposición durante muchos
años”.
Pero no convenció a la concurrencia.
Si Miguel Ángel hijo siempre ha dado la cara, ¿dónde estuvo
metido las últimas 72 horas en que literalmente desapareció
del radar de todo el mundo?
Fue hasta este martes que solicitó una licencia indefinida
para separarse del cargo de senador porque está enfermito.
“Pero en mi lugar quedará mi papá para lo que se ofrezca”.
Y su papá fue senador propietario por un ratito (el que
estuvo trepado en la tribuna), porque más tarde regresó el
junior a su escaño para anunciar lo que ya se sospechaba y
que alborotó el avispero.
“En la decisión más difícil de mi vida, he determinado dar
mi voto a favor del dictamen para crear un nuevo modelo de
impartición en la justicia… No traiciona quien actúa de
acuerdo a sus principios, se requiere más valor para ir en
contra de la corriente que montarse en ella, el tiempo dirá”.
Y arreció el coro de “traidor, traidor” que padre e hijo
escucharán tiro por viaje mientras vivan.
¿Que nunca los han doblado? Pamplinas. Andrés Manuel
López Obrador no sólo los dobló, también los empinó.
Jamás imaginé que el presidente llegaría a tener comiendo de
su mano al clan de El Estero. Y estoy seguro que ellos
tampoco lo imaginaron.
Y es que Yunes Linares es un sujeto con una asombrosa
capacidad de sobrevivencia. Sobrevivió a la furia de la
maestra Elba Esther Gordillo en el gobierno de Felipe
Calderón; a la sed de venganza de Fidel Herrera y Javier
Duarte y estuvo a 21 días de sobrevivir al gobierno de López
Obrador.
Pero el tabasqueño lo trabó, lo apretó, lo arqueó y lo hincó.
Más adelante se sabrá con claridad la de porquerías a las que
recurrieron el presidente y sus vasallos para doblegarlo a él y
a su hijo; a Daniel Barreda, senador de Movimiento
Ciudadano por Campeche; a Araceli Saucedo, senadora
perredista por Michoacán y a José Sabino Herrera el otro
senador perredista.
Por lo pronto la ecuación quedó así: la reforma judicial pasó
porque “el pueblo” así lo quiso. El Poder Judicial, único
contrapeso con el que contaba la nación para asirse a la
democracia, quedó hecho pedazos con el voto del senador
veracruzano. Y López Obrador se irá feliz a su rancho
sabiendo que dejó a su sucesora una nación para que haga
con ella lo que quiera.
¿Y los Yunes cómo quedaron?
Arrogantes, prepotentes y acostumbrados a hacer su
voluntad, los Yunes Linares-Márquez quedaron reducidos
casi a cero. Fuera del PAN, vistos como apestados en el resto
de los partidos y viendo cómo se escapa su influencia en
Veracruz y Boca del Río, vivirán arrinconados en Morena
cargando por siempre el estigma de traidores, incluso
después de que Dios los llame a cuentas.
bernardogup@hotmail.com