Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Los escarceos entre la gobernadora Rocío Nahle y los Yunes de El
Estero por el control político de Veracruz y Boca del Río, están en
un tris de convertirse en una batalla encarnizada que puede cuartear
de manera irreversible a Morena y dar al traste con la construcción
del segundo piso de la 4T en la entidad.
¿Tanto así?
Tanto así.
Rocío no quiere saber nada del clan al que responsabiliza de la
“campaña negra” en su contra durante el proceso electoral que la
llevó a la gubernatura. Y tan no los quiere que a mediados de
septiembre escribió en sus redes: “En Veracruz el
@PartidoMorenaMx se ha construido con trabajo, esfuerzo y
convicciones de millones de hombres y mujeres… Cuidamos y
respetamos a las bases y al pueblo. Por lo que NOS RESERVAMOS
EL DERECHO DE ADMISIÓN”, así con mayúsculas.
Pero quién sabe a qué santo le rezan los Yunes que de zarandeados,
vapuleados y bocabajeados por traidores, se han convertido en algo
muy parecido a los rock star de la cúpula morenista.
La lideresa nacional de Morena, Luisa María Alcalde, dijo que no
tiene nada en contra de la incorporación de los señores a las filas de
su partido. El senador Adán Augusto López ya no sabe dónde
ponerlos y el senador Manuel Huerta, declaró que no ve ningún
problema en que se vistan con la camiseta guinda porque “Somos un
partido abierto que nos interesa que los que lleguen, lleguen a
sumarse a la causa y no con objetivos personales”.
Rocío contestó: “No los veo, no los veo en actividades de Morena en
Veracruz. Morena no es un partido popular, es un movimiento.
Quien mandata es la base y es el pueblo y solamente hay que venir a
Veracruz para escuchar y observar que la militancia, que las bases y
el pueblo no están de acuerdo y yo obedezco al pueblo…”.
Incluso la gobernadora pide una encuesta. Y vamos a suponer que se
hace la encuesta y 9 de cada 10 veracruzanos piden que los Yunes
no se vuelvan a parar por Veracruz. Eso valdrá gorro porque, contra
lo que dice la propia gobernadora, el pueblo no manda; nunca ha
mandado y su opinión vale pura corneta. Y eso lo sabe muy bien la
señora.
Que lo agarren de bandera para decir que fue el pueblo el que
ordenó que desaparecieran los organismos autónomos y exigió la
reforma al Poder Judicial, eso es otro rollo. Y lo sabes, lector.
Apoyados por la lideresa nacional de Morena, por el poderosísimo
Adán Augusto López y por Manuel Huerta, el moreno más critico
del gobierno de Cuitláhuac García, los Yunes de El Estero navegan
sobre aguas más o menos tranquilas.
Pero si les permiten meter su cuchará en las elecciones para alcaldes
de Veracruz y Boca del Río la guerra con la gobernadora será
inevitable. Y como toda guerra traerá sus consecuencias.
Puede que los morenos se dividan aún más (porque divididos están
desde antes de la fundación de su partido), lo que podría ser el
comienzo de su debacle en Veracruz.
“No hombre, estás loco aprendiz de periodista. Nuestro partido es
fuerte, poderoso y está más sólido que los cimientos que sostienen el
Palacio de Gobierno. En Morena nunca habrá una debacle”.
¿Que no?
Basta asomarnos al PRD, partido del que salieron bronqueados unos
con otros y dejaron convertido en piltrafa hasta que desapareció.
Otro ejemplo es el PRI que todavía en 2010 (es decir, hace apenas
14 años) era un partido fuerte, poderoso y casi invencible, que hoy
anda causando lástima convertido en un partido así de pequeñito y
en riesgo inminente de desaparecer.
Sólo los soberbios no ven o pretenden ignorar que en política ahorita
estás en la cima y al rato en el fondo de la barranca. Y lo que sobra
en Morena es la soberbia.
Pero veremos qué pasa. Y lo que pase será en unos días, apenas
enero se levante de la cuna para comenzar a dar sus primeros pasos.
bernardogup@hotmail.com