CUMPLIR AÑOS

Jun 27, 2024 | Columnas

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Sin taco.

Por Sergio González Levet.

Ayer pasé por un suceso que le sucede a casi todos los seres humanos: vi
transcurrir el día en el que cumplí un año más de vida.
(Para quienes, severos y rígidos, pueden poner en duda ese “casi” y
reprochármelo, les puedo aducir lo que afirmaba el pícaro de Enrique Loubet, jr.:
“Los mejores diez años en la vida de una mujer guapa son entre los 29 y los 30”).
Eso de festejar el onomástico es una incertidumbre ontológica y una sospecha
que se acrecienta con la vida. Cada uno que pasa, te pone a balancear entre si
considerar un año más de vida o un año menos… es como lo del vaso medio
vacío o medio lleno.
Pero finalmente debo reconocer que después de la inevitable etapa dubitativa
de las primeras horas de ese día mágico, el festejo se asienta con el canto de las
Mañanitas, que tan bien arregló don Alfonso Esparza Oteo, del mero
Aguascalientes’n. Como su nombre lo indica, esa hermosa composición se
interpreta bien temprano y a todo pulmón, y mejor si el festejado aún está en los
brazos de Morfeo. No obstante, la sorpresa siempre es bien aceptada y termina el
cumpleañero entre los abrazos y las porras de sus seres queridos.
Se da el caso de algunos fifís que cantan “Happy birthday to you, happy
birthday to you, happy birthday dear son a bitch”… pero son los menos, muy
poquitos, como los que dicen el Gobierno y el INE que votaron por la reina Xóchitl.
Consigno solamente el hecho de que en Chetumal, la añorada capital de Quintana
Roo, cantan una versión en español del Happy Birthday, por la influencia probable
de la cultura inglesa de Belice, el país adjunto.
Bien. La salida a la calle y al mundo trae para el festejado una serie de
sorpresas que pueden ser gratas o ingratas, pues ahí se da cuenta de cuánto lo

quieren, lo admiran, lo desprecian o lo ignoran sus prójimos, sus próximos. Es el
día de recibir abrazos y estrechar manos como si fuera un candidato querido del
estilo de Pepe Yunes.
En mi caso, puedo decir que recibí una buena cantidad, lo que agradezco a los
amigos conocidos y desconocidos que me encontré en la jungla de acero de la
ciudad. Sí, en la Legislatura pude escuchar hacia mi persona una voz amigable
que me decía bastante entonado: “Éstas son las mañanitas que te canta Cazarín”.
Otra variación, que es más reciente, son las felicitaciones textuales a través de
las redes. Sé de influencers que llegan a recibir millones de mensajes en su
onomástico, pero yo me conformo y me quedan bien con las que recibí de mis
amigos del Facebook, de mis contactos en el WhatsApp, de mis corresponsales
en Gmail.
En fin, gracias a todos los que se acordaron de mí y me enviaron sus
parabienes, que atesoro en mi corazón de pollo. Por eso soy un hombre feliz,
aunque el tiempo sigue pasando cada vez más raudo, qué le vamos a hacer…

sglevet@gmail.com