DIÁLOGOS CIEGOS

Jul 18, 2024 | Columnas

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Sin tacto.

Por Sergio González Levet.

No, no es que me haya equivocado al querer poner la frase hecha “diálogo de
sordos”, que se refiere a la interrupción del proceso comunicativo entre dos
personas. Al decir “dialogo de ciegos” quiero significar la pérdida total de la
comunicación entre dos individuos debido a que, además de que no se escuchan –
infiero que son sordos- ni siquiera se miran, con lo que cada uno deja de acceder
al lenguaje corporal del otro, que muchas veces puede significar mucho más que
el verbal.
Hecha la aclaración, otrosí digo que los mexicanos hemos perdido la capacidad
de comunicarnos con nuestros semejantes. Vivimos un momento de confrontación
total que nos lleva a ver a los demás como enemigos y a evitar hasta lo imposible
que nos digan algo sustancioso, o más bien que nos digan cualquier cosa, por
insulsa que sea.
Y es que estamos todos enojados. Primero, los millones que desde la oposición
y contra el partido oficial votaron por los candidatos que no ganaron. Segundo, los
otros millones que votaron por los triunfadores de Morena, el Partido Verde y el
Partido del Trabajo y que no pueden enseñar una cara de felicidad, como si no
hubieran arrasado el 2 de junio, haiga sido como haiga sido.
El propio presidente López Obrador salta en las mañaneras verdaderamente
enmuinado, como si hubiera perdido ante los conservadores, los hipócritas, los
corruptos, los traidores a la patria… Llega a la tribuna y todo es seguir denostando
a los que no están con él, insultando a los periodistas críticos, calumniando a los
magistrados y los jueces. Son tres horas diarias en las que el titular del puesto
más importante y más poderoso de México se dedica a contraponer a unos

mexicanos contra otros, a los buenos (los suyos) contra los malos (los que no son
suyos).
La masa ciudadana que empieza así su día a día ya lleva la sangre revuelta, el
hígado indignado, el corazón volcado. Es entonces lógico que cualquier ciudadano
pise la calle viendo moros con tranchetes -enemigos gratuitos- en todas partes.
Ahora, la vida es una guerra para cualquier gente, porque con todos estamos
enojados, con razón o sin ella.
Y si estamos enojados, pues no queremos saber nada de nuestro prójimo que
se acerca a saludar, como tampoco nos interesan las cuitas de la vecina, la vida
de nuestros compañeros de trabajo (nuestros competidores en la batalla diaria que
es la chamba), las instrucciones de los jefes o las necesidades de las personas
que acuden a nosotros por un servicio, público o privado.
Primero dejamos de escuchar a nuestros interlocutores y ahora ya ni siquiera
los vemos. Y para eso tenemos el pretexto ideal del celular, desde el que nos
incomunicamos con otras personas, que tampoco nos interesan en sus vidas y en
sus dichos.
Diálogo de ciegos…. hasta que nos quedemos completamente solos, nosotros,
que somos el animal más social de la naturaleza.

sglevet@gmail.com