Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
A principios de este mes, alumnos del Colegio Preparatorio de Xalapa
conocido como Prepa Juárez (uno de los más emblemáticos de la capital),
tomaron las calles aledañas a su plantel en pleno centro de la ciudad, en
protesta por la destitución del director del turno matutino, Luis Manuel
González García, acusado de presunto acoso sexual.
A la protesta de los alumnos, se sumaron los padres de familia que avalaron la
conducta del director, descalificaron por infundada la acusación y dijeron que
el asunto de fondo es porque Luis Manuel fue ratificado en el cargo después
de presentar el examen correspondiente, pero personal de la Dirección General
de Bachilleratos llegó a removerlo e imponer a otra persona.
El director por su parte, presentó pruebas de su inocencia, pero según él, la
SEV no las tomó en cuenta y terminó por cesarlo.
Esa es una parte de la historia.
La otra dice que el caso del maestro González García, encuadra en lo que los
psicólogos llaman “Síndrome mesiánico” o “Complejo de Mesías”, un estado
en donde el personaje que lo padece cree, de manera absoluta, que está
destinado a ser un salvador espiritual, el único capaz de llevar al pueblo por
las caudalosas aguas de la historia, como el bíblico Moisés, para rescatarlo de
las garras de la esclavitud egipcia.
De acuerdo con una fuente confiable, en los primeros días de junio, cuando le
informaron que tenía que abandonar el cargo para someterse a una
investigación, Luis Manuel lloró y gritó que era “víctima de una injusticia”.
Frente a la autoridad gubernamental en la Secretaría de Gobierno, el profesor
—con una plaza de primaria en la Escuela Miguel Hidalgo y otra de medio
tiempo en la vespertina “Artículo 3º Constitucional”— dijo que aceptaba todo.
Pero luego, frente a sus seguidores (alumnos, maestros y padres de familia)
lloró otra vez desconsoladamente y hasta fingió un desmayo para que
llamaran una ambulancia al plantel escolar.
Asumiendo su investidura mesiánica, Luis Manuel González García llamó a la
rebelión. Según fuentes internas del propio Colegio, creó un círculo de
incondicionales compuesto por maestras y maestros, a quienes reparte parte de
las jugosas ganancias de las cuotas que no reporta a la Secretaría de Educación
de Veracruz. En cada inicio de curso se guarda al menos 50 espacios para
distribuir ad libitum entre su feligresía.
Y la respuesta a la rebelión fue inmediata y así lo dieron a conocer los medios
de comunicación los días 4 y 5 de junio: educadoras y educadores dispuestos a
todo por el maestro Luis Manuel en la calle Juárez, en la Plaza Lerdo y en las
propias oficinas de la Secretaría de Gobierno. Pero nadie se preguntó sobre el
estado de las víctimas, de las familias que lo acusan de hechos delictivos como
de presunto acoso o abuso sexual.
“Es que es sólo un caso, es un solo señalamiento”, se escuchó decir en la Plaza
Lerdo a una madre de familia frenética que casi se rasgó las vestiduras por el
profesor. Pero salvo tu mejor opinión lector, ese solo caso debe investigarse,
porque con uno solo se rompe la integridad y se daña la vida de una persona y
eso no debe de tolerarse.
El apoyo al docente sigue como pocas veces se ha visto, con declaraciones
aquí y allá, comunicados, conferencias de prensa, llamados a un paro total
capitaneado por padres, madres, docentes y alumnos del Colegio preparatorio
que están en su derecho, pero ¿y las víctimas?
Supuestamente están protegidas por la ley, pero eso poco importa a los
manifestantes que están dispuestos a hacer públicos los nombres de esas
víctimas y exhibirlas para que “aprendan” que con el maestro Luis Manuel
González García, “el mejor director de Xalapa” no hay que meterse, dijo ayer
una enardecida mujer en las oficinas de la Dirección General de Bachilleratos,
frente al titular Armando Méndez Arlandiz.
El ahora ex director del Colegio Preparatorio tiene abierta la carpeta de
investigación XAL/DXI/FEMUJ/F8/830/2025 por violencia de género y ahí
hay una historia que nadie ha contado y que también debe ser conocida, para
que se haga justicia.
En el expediente que la autoridad educativa tiene en su poder existen diversas
quejas por maltrato infantil, violaciones a los derechos humanos,
hostigamiento y acoso sexual en contra de una menor identificada con las
iniciales D.Y.N. También existe una queja debido a la implementación del
Operativo Mochila, el cual no fue sustentado legalmente y fue aplicado de
manera infundada, violentando los derechos humanos del menor H.J.M.D.
Después de una minuciosa investigación de parte de las autoridades
educativas, existen también quejas por violencia de género, amenazas y malos
tratos en contra de una maestra adscrita a esa institución. Además, se tienen
registrados diversos actos de hostigamiento sexual en contra de una menor de
edad por parte de un docente y reiteradas omisiones de parte del director
González García, quien ha solapado este tipo de actos.
Quizá lo más grave, lector, es su negativa a someterse a una investigación, la
victimización que ha hecho de su persona y sobre todo, la manipulación que
ha intentado hacer desde la preparatoria que dirige (o dirigía), a la opinión
pública.
“No hay duda -me dijo mi fuente- que estamos ante un caso de síndrome
mesiánico de cuidado. Luis Manuel es un personaje que ha puesto en riesgo a
la comunidad educativa de una institución de prestigio y lo peor, es que una
gran cantidad de padres de familia no se han dado cuenta”.