EL EXTRAÑO SOLENCIO DE UN RENCOR VIVO

Jul 19, 2024 | Columnas

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Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
No quiero imaginar la crispación y desasosiego que debe sentir un
padre de familia al enterarse que dos de sus hijos pueden ir a la
cárcel, porque pesan sobre ellos sendas órdenes de aprehensión.
Pero como primeras providencias consulta por aquí, se mueve por
allá y grita la inocencia de sus vástagos a los cuatro vientos.
Miguel Ángel Yunes Linares tiene ese problema.
Su hijo mayor del mismo nombre y senador electo tiene una orden
de aprehensión por falsificación de documentos, mientras que su
hijo Fernando, diputado local también electo, tiene otra por la
presunta comisión de un delito electoral en agravio de la función
pública. Con el agregado de que el juez que lleva su causa lo
considera “sustraído” de la justicia por no presentarse a una
audiencia el pasado 16 de julio.
Según la Fiscalía estatal, Fernando habría obligado a los
trabajadores del ayuntamiento de Veracruz, a asistir a los mítines de
su hermano Miguel Ángel mientras fungió como alcalde del puerto
jarocho. Y a Miguel Ángel lo acusa de falsificar documentos para
hacer creer a las autoridades electorales, que tiene su residencia en el
puerto de Veracruz y poder participar en la elección para suceder a
Fernando en la alcaldía.
Ambos delitos son considerados menores y no ameritan prisión
preventiva, pero a Miguel Ángel incluso le echaron a la Interpol. Y
si el asunto no ha pasado a mayores (por ahora), es porque el chavo
se amparó.
El problema es que los amparos le valen pura corneta a la Fiscalía de
la señora Verónica Hernández Giadáns que ha enviado a prisión a

personas que gozan de ese beneficio. Uno de los casos más
emblemáticos es el de Rogelio Franco Castán al que privó de su
libertad por más de dos años, a pesar de que el ex secretario de
Gobierno llevaba el papelito en la bolsa y de los amparos que
interpuso estando en prisión.
Con los hermanos Yunes Márquez la consigna es la misma; torcerlos
a como dé lugar y eventualmente torcer también al papá que es
senador suplente de su hijo mayor.
Pero a pesar del escándalo, Miguel Ángel Yunes Linares ha
guardado un extraño silencio.
“Algo trama el viejo, algo trama. Puedes jurar que no está cruzado
de brazos”, me dijo un colega del oficio.
Y en efecto lector, algo trama el exgobernador. No es normal en él
este sospechoso silencio y menos cuando se trata de ataques contra
sus hijos.
Quizá por su supina ignorancia, ni el gobernador Cuitláhuac García
ni la Fiscal Hernández Giadáns se han dado cuenta de la clase de
alacrán que se echaron encima. Y están en un brete porque si no
hunden a los hermanos Yunes Márquez y a su papá, lo que les
espera en el futuro puede ser algo más que una muy desagradable
pesadilla. Y el tiempo juega en su contra.
Si el ex gobernador panista no pudo vengarse de Fidel Herrera y
Javier Duarte, fue porque de muy arriba le contuvieron las ganas.
Pero nadie (ni los morenos) le impedirá irse contra el peor
gobernador y la peor Fiscal de Veracruz cuando dejen sus cargos.
Yunes Linares no es de los que olvida agravios. Por el contrario, los
cultiva pacientemente con el veneno de la venganza porque,
parafraseando a Juan Rulfo, es un rencor vivo.
bernardogup@hotmail.com