Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Hay una suerte de maldición que sufren los tiranos, los dictadores, los patriarcas,
que los lleva a cometer los errores necesarios para acelerar su caída cuando
empieza a declinar su poder y sus excesos se vuelven insoportables.
Eso le sucedió a Anastasio Somoza en Nicaragua con la Revolución Sandinista
de 1979. En los primeros meses de ese año, se unificaron las fuerzas
antisomocistas y empezó la marcha de las columnas revolucionarias hacia la
capital. Después de cuentos combates, los insurgentes lograron llegar a las calles
de Managua y traían camiones llenos de fusiles para que el pueblo saliera a
combatir a la Guardia Nacional somocista.
Pero la gente se quedó en sus casas.
Ante la falta del apoyo popular, los rebeldes tuvieron que hacer una retirada
táctica, se rehicieron y volvieron a intentar la toma de la ciudad.
Esta segunda vez terminó siendo exitosa porque contó con la ayuda inesperada
del propio Anastasio Somoza, porque ordenó que sus aviones bombardearan a las
columnas que habían entrado. Y resulta que las bombas empezaron a caer
también en las casas, lo que obligó a los ciudadanos a salir desesperados a
pedirle armas a los revolucionarios, para combatir a quien los estaba matando. Y
así el dictador perdió la guerra.
De modo similar, Augusto Pinochet en Chile midió mal sus fuerzas y convocó a
un plebiscito nacional en octubre de 1988 con el que pensaba que la ciudadanía le
iba a pedir que continuara en el poder. Pero la mayoría votó por el NO y el asesino
de Allende se vio obligado a hacer elecciones en 1989, con lo que terminó su
sangrienta dictadura.
En México durante este año, Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado
consciente y persistentemente a perder muchos de los votos y las simpatías con
los que contaba su partido, Morena, a principios de 2023. Su actitud de
confrontación u olvido con cada vez más numerosos sectores y grupos, lo está
llevando a perder la simpatía real con la que llegó al Gobierno en 2018.
Y parece que está empeñado en perder la ventaja con la que su candidata
impuesta, Claudia Sheinbaum, había empezado su campaña anticipada.
Las recurrentes acciones antipopulares, el alejamiento del pueblo, el desprecio
a los dolientes, el abandono de los damnificados de Acapulco y miles de pequeñas
groserías que han recibido de su gobierno muchos pobres en muchísimas
comunidades han ido minando el triunfo absoluto que se avizoraba un poco antes
de las votaciones intermedias de 2012, cuando todo era triunfalismo electoral.
Hoy las encuestas verdaderas reflejan la caída de los candidatos oficiales y el
crecimiento de los abanderados del Frente Amplio por México.
Ante este principio de la debacle, el Gran Solitario en Palacio solamente
alcanza a hacer lo que siempre ha hecho: marrullerías y mentiras… pero el tiempo
ya se le acaba.
Feliz año nuevo para todos.
sglevet@gmail.com