Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Con tantos “pres”, cualquiera podría pensar que el evento que tuvo Pepe Yunes
ayer en Xalapa fue un acto deslucido y poquito, espeso y municipal.
Pero no.
Fue tan grandioso a la vista de sus seguidores que si hubiera sido el cierre de su
campaña como candidato de Fuerza y corazón por Veracruz a la gubernatura del
estado muchos hubieran pensado que ya se estaba enfilando para un triunfo
amplio en las elecciones del próximo 2 de junio.
Pero sí.
Por eso los organizadores, los anfitriones, los dirigentes y militantes del
Movimiento Antorchista y Samuel Aguirre estaban felices y llenos de entusiasmo.
El mitin de precierre fue en el Auditorio Salvador Díaz Mirón de la capital, en
una zona tan relativamente nueva de la ciudad que muchos xalapeños no la
conocen ni se imaginan que exista. El lugar forma parte del complejo cultural que
levantó Antorcha Campesina y que sigue vigente y vivo, ofreciendo clases de baile
y canto y de muchas artes más, como pudimos constatarlo los que vimos ayer ahí
a las muchachas y muchachos del ballet folklórico bailando como profesionales y a
las dos jóvenes cantantes que apantallaron con su voz educada y sonora.
Pero vamos a lo nuestro: cuando llegó Pepe rodeado de su equipo cercano el
teatro estaba abarrotado: todos los asientos ocupados pero también las escaleras
y los pasillos y las zonas de estar, y hasta parte de la explanada exterior con
quienes de plano ya no encontraron acomodo adentro. Dicen los calculistas que
había más de 2 mil almas, y era creíble.
Estaban los priistas, los panistas, los perredistas, los integrantes de la Marea
Rosa, los Xochilovers y mucha mucha mucha gente del pueblo que se acercó a
saludar a su candidato, a su esperanza, a quien ven como su salvador, porque en
Veracruz la cosas van, ay, tan mal…
Después de un discurso entrón y comprometedor de Samuel Aguirre (“eres
nuestro líder”, le gritan sus compañeros de la antorcha), Pepe Yunes alcanzó a
terminar de saludar personas, de dar besos, de asentir con la cabeza, de escuchar
quejas y peticiones… caminó como pudo entre la multitud amorosa y por fin pudo
llegar al proscenio.
Todos callaron y esperaron ver lo que les diría ese hombre solo en el escenario.
Pero él empezó a nombrar a las gentes por su nombre y a invitarlos a que
subieran con él. Primero Samuel Aguirre, y después los líderes de los partidos
políticos, los otros dirigentes, los diputados, los representantes de sectores y la
gente de a pie.
Poco a poco se fue llenando la parte de arriba y espaciando la de abajo hasta
que había tanta gente arriba como abajo…
Y ahí estuvo el mensaje mejor del precandidato, el de que todos van a poder
subir con él.
A buen entendedor…
sglevet@gmail.com