Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
En mis cursos de redacción suelo aconsejar a los incautos que han caído en
alguno de ellos, que procuren escribir como hablan. Para convencerlos de esta
idea les explico cómo todos nos ponemos solemnes a la hora de redactar y
dejamos de usar las palabras que acostumbramos utilizar en el habla diaria. Les
digo que si dejan de emplear sus propias palabras se nota que están usando
otras, prestadas y ajenas, y entonces se ven como cuando alguien se pone un
traje que es de alguien más y no le queda, porque no es de su talla ni de su
costumbre.
Don Ferdinand de Saussure, el padre de la semiología, lo explica más
claramente en su Curso de Lingüística General:
“Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos; la única razón de ser
del segundo es la de representar al primero; el objeto lingüístico no queda definido
por la combinación de la palabra escrita y la palabra hablada; esta última es la que
constituye por sí sola el objeto de la lingüística. Pero la palabra escrita se mezcla
tan íntimamente a la palabra hablada de que es imagen, que acaba por usurparle
el papel principal; y se llega a dar a la representación del signo vocal tanta
importancia como a este signo mismo. Es como si se creyera que, para conocer a
alguien, es mejor mirar su fotografía que su cara.”
¿Qué tal? He ahí la razón por la que al escribir pensamos que tenemos que
decir las cosas de una manera distinta, más seria, más elegante y caemos en el
error de mal usar palabras que no son nuestras porque no son las que estamos
acostumbrados a paladear, a azotar, a tergiversar a nuestro gusto, de la misma
manera en que arrugamos nuestra camisa o desgarramos un pantalón a fuerza de
puestas.
Regreso a Saussure y resumo las cuatro razones por las que pensamos que lo
escrito es más prestigioso y serio que lo hablado.
1. “La imagen gráfica de las palabras nos impresiona como un objeto
permanente y sólido, más propio que el sonido para constituir la unidad de la
lengua a través del tiempo”.
2. “En la mayoría de los individuos las impresiones visuales son más firmes y
durables que las acústicas”.
3. “La lengua literaria agranda todavía la importancia inmerecida de la escritura.
Tiene sus diccionarios, sus gramáticas; según los libros y con libros es como se
enseña en la escuela”.
4. “Cuando hay desacuerdo entre la lengua y la ortografía, la forma escrita
obtiene casi fatalmente el triunfo, porque toda solución que se atenga a ella es
más cómoda”.
Escribir como se habla… debiera ser lo más sencillo, pero esa falta que
cometemos en busca de la elegancia nos lleva a redactar de manera artificiosa, y
así escondemos la joya que es, en cada ser humano, su manera de hablar.
Inténtelo y no le tenga miedo al ridículo.
sglevet@gmail.com