Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
39 años, Elsy, y como el primer día. Hay llamas que no se extinguen nunca.
Me dijo un día Napoleón que hay dos formas de perder la guerra. Una era que el
enemigo tuviera más y mejores armas, mayor número de tropas y las condiciones
estratégicas en su favor. La otra manera de salir derrotado era que tu ejército se
replegara, no hiciera frente al enemigo y dejara que el otro atacara con todas sus
fuerzas.
No, no he llegado aún al grado salvador de la locura. Eso me lo dijo Napoleón
un día en Aguascalientes, hace unos 20 años, mientras platicábamos en una
cafetería del club Futurama, a donde asistíamos regularmente.
La lectora aguzada y el cándido lector ya se habrán dado cuenta de que me
refiero al exitoso compositor José María Napoleón, quien se regresó a principios
de los años 80 del siglo pasado a vivir a su tierra natal, y allá sigue.
A lo que voy es que los mexicanos estamos inmersos en la derrota del
Gobierno frente al crimen organizado, por la segunda razón que exime el
compositor de ¡Vive!
Y es que desde hace varios meses las fuerzas del orden se han estado
replegando ante el avance de los grupos delicuenciales, en particular de los dos
cárteles más grandes que se disputan gajo a gajo el territorio nacional.
¿Se da cuenta usted de que las policías, la Guardia Nacional, el Ejército y la
Marina siempre llegan después, cuando los eventos criminales ya están
consumados? Apenas alcanzan a redimir algunos vehículos, unas pocas armas,
algo de droga y casi nunca detienen a los autores materiales, que “se dieron a la
fuga”. Ya de los autores intelectuales -los jefes de los sicarios- mejor ni hablamos.
Por eso es que hay 80 asesinados cada día en el territorio nacional, por eso hay
tantos secuestros, levantones, incendios, amenazas, acosos.
Y, ay, tantos feminicidios.
El Presidente ha terminado por obtener un alto grado de especialización en
inventar excusas, decir mentiras y desviar la atención de los actos de violencia.
Mientras, los sicarios recorren los pueblos fuertemente armados, montados en
sus camionetas sin que nadie los moleste. Los convoyes del crimen organizado
andan en el país como si ya hubieran ganado la guerra, y tal vez sea así.
Roban, saquean, matan, cobran derecho de piso, amedrentan a las
comunidades, se apoderan del comercio, dan órdenes a las autoridades
municipales y hasta a algunas estatales y federales.
El Gobierno de López Obrador está perdiendo la guerra, y los ciudadanos
estamos desamparados ante la deposición de la fuerza del Estado. Los malosos
abusan de su triunfo y cometen tropelías contra la población, en medio de la
impunidad.
El Presidente solamente atina desde sus mañaneras a negar que existen.
Y nosotros, los conservadores, los intelectuales orgánicos, los neoliberales, los
fifís, los periodistas… pero también los beneficiados de las limosnas sociales de la
4T, los chairos, los intelectuales inorgánicos, los neoconservadores de Morena, los
familiares y amigos de Andrés Manuel y todos, todos los mexicanos, seguimos
siendo afectados en nuestras vidas, nuestros patrimonios y nuestra dignidad.
2 de junio de 2024.
sglevet@gmail.com