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Jul 10, 2025 | Columnas

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Kairós

Francisco Montfort Guillén

<<Vamos a hacer política, mucha política y más política>> dijo Carlos Salinas de Gortari en las escalinatas del edificio del PRI el día que fue “destapado”. Mensaje cifrado en términos priistas, dedicado a quienes lo descalificaban en su partido por ser “tecnócrata”, por no haber sido diputado o senador, es decir, sin antecedentes políticos.

Salinas de Gortari tuvo que enfrentar la rebelión dentro de su partido, protagonizada por representantes del <<nacionalismo revolucionario>> que había sido la identificación ideológica del PRI, del equivalente de la izquierda dentro del partido de masas, del partido del reparto agrario, de la organización de las grandes centrales obreras, de las clases medias formadas por los gobierno populares y populistas.

Y ya fuera del partido, Salinas enfrentó al hijo del gran tótem priista, a Cuauhtémoc Cárdenas; al político que mejor manejaba las cuestiones ideológicas partidarias, a Porfirio Muñoz Ledo; y a varias figuras priistas que estaban en contra del giro que había provocado el gobierno de Miguel de la Madrid. Formarían estos disconformes la Corriente Democrática, que unida al PARM y a varios partidos de izquierda conformaron una fuerza política silenciosa que explotó el día de las elecciones, dando el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas, triunfo que no le fue reconocido.

El análisis de la mesa que analiza la <<oportunidad perdida>> del gobierno de Carlos Salinas, con su <<halo de modernidad y primermundismo (que) permeó al país>> se comentan principalmente dos puntos de vista para explicar el fracaso final de este intento de promover el desarrollo. Denise Dresser expone una explicación teórica y Héctor Aguilar Camín se centra en presentar las decisiones centrales de los actores de este proceso.

Denise Dresser expone que <<El proyecto basado en la liberación y las reformas tuvo tres caras. Y la primera tuvo a su vez tres rasgos: 1) renegociación de la deuda…2) la liberalización económica, la desregulación, las privatizaciones; 3) la reforma del sector agrícola…: un esfuerzo por comercializar la agricultura y dejar atrás el legado posrevolucionario de la tierra ejidal…4) el Tratado de Libre Comercio…

<<La segunda cara explica al mismo tiempo su éxito en aquel momento y por qué al final fracasó: la Salinastroika sin Prisnost… Una cara que manejaba la tecnoburocracia política partidista…Una nueva élite híbrida, con capacidades políticas de negociación. Era una cara contradictoria con la primera: neopopulismo, los rasgos del viejo régimen autoritario priista donde persistía…el capitalismo de cuates…>>

<<La tercera cara tuvo a su vez tres obsesiones de Salinas. Primero, Emiliano Zapata, por la transformación del ejido; segundo Japón, ejemplo de un sistema de partido dominante…y tercero, Cuauhtémoc Cárdenas. Salinas no aceptaba haber perdido la elección… Y entiendo que para mantener la cara neoliberal era necesaria una cara neopopulista.>>

<<El sector obrero estaba neutralizado no sólo vía Pronasol, sino a través del famoso pacto de estabilidad y crecimiento económico. El pacto era antitético al ideario neoliberal…Por eso cuando oigo a muchos ahora hablar de los excesos del neoliberalismo mexicano, mi respuesta es ¿cuál?: en México en realidad el decálogo neoliberal no se aplicó de manera congruente, consistente…>>

Por su parte Denise Maerker dice: <<Esta contradicción entre un proyecto de desarrollo modernizador por una parte y, por la otra, la exacerbación del control político que logró Salinas: se siente que ahí está el meollo que llevaría después al fracaso>>.

Héctor Aguilar Camín: <<No, yo creo que el fracaso tiene explicaciones puntuales en el año 94. Creo que no hay contradicción entre este tecnócrata modernizador que quiere abrir la economía a Estados Unidos y al mercado norteamericano, y este político priista que quiere refundar al PRI con sus comités de solidaridad…La idea era ofrecerle al país un horizonte de crecimiento liberal capitalista y una organización renovada de lo que era la muy efectiva organización territorial del PRI…>>

<<Cuauhtémoc Cárdenas traía la tonada nueva y fresca de la democracia en el molde de una vieja ideología nacional revolucionaria y Salinas, el mensaje nuevo de prosperidad liberal en el molde viejo del PRI. Esa era la contradicción en la que estaban…Parece que Salinas hubiera tenido todo previsto desde el principio y no es así. Voy a contar dos anécdotas… (Salinas) dijo que había conversado con la señora Thatcher.>>

<<Él estaba muy obsesionado con el hecho de que se estaba acabando el tema de los dos mundos, el tema de la Guerra Fría y lo que estaba apareciendo era una organización del mundo desarrollado en bloques…La señora Thatcher le dijo: “Usted, ¿qué viene a buscar aquí, a Europa? Aquí no nos importa nada más, por desgracia, que lo que viene del este. A usted nadie le va a hacer caso, pero usted tiene enfrente un vecino que es el perfecto para que le vaya con este planteamiento”. De ahí vino la idea de ir a tocarle a Estados Unidos la puerta para plantearle un Tratado de Libre Comercio…>>

El debate continúa con las explicaciones teóricas y con las decisiones tomadas por personas de carne y hueso, aunque al final coinciden en que las decisiones económicas y fiscales del año 1994 junto con el hiperpresidencialismo (además <<el orgullo y la arrogancia de Salinas (que) cuentan tanto como en el caso de López

Portillo>>, HAC) y con la corrupción que encarnará, para mal de Carlos, en la figura de Raúl Salinas).

Segunda anécdota de Héctor Aguilar Camín: <<El hiperpresidencialismo no toma decisiones, los que toman decisiones son los presidentes…Reunidos el 20 de noviembre en la casa de Salinas con Serra, con Aspe, con Farell, con Luis Téllez llegaron al consenso de que había llegado el momento de devaluar porque en esa semana se le salieron como 4000 millones al subir las tasas de la reserva americana. Al presidente de salida, el presidente electo, Zedillo, le dijo: “Eso no es aceptable, que se quede entonces Serra”. Salinas dijo: “Eso no es aceptable para mí” y en ese empate decidieron no devaluar. Error brutal para Zedillo…>>

Salinas logró modernizar las estructuras del Estado mexicano, crear una burocracia altamente preparada y generar un nuevo orgullo nacional con su discurso de la modernidad. Es claro que este proyecto logró introducir en el Estado mexicano de manera complementaria y contradictoria los procesos de modernización y de desarrollo. No incluyó el tercer elemento de las sociedades contemporáneas del primer mundo que es el proceso de la democracia.

El análisis demuestra que quienes manejaron en ese momento el Estado mexicano no lograron convertirlo en el Aparato central de conducción del bienestar, el progreso o prosperidad de la sociedad y la vida con libertades propias de un régimen democrático. El hiperpresidencialismo con su concentración del poder, los esfuerzos por incluir a los marginados al proceso de desarrollo, la corrupción y una izquierda disfuncional que miraba el pasado como la tierra prometida son disfuncionales para la creación de una sociedad al mismo tiempo sin desigualdades sociales lacerantes, con mayorías prósperas y con una población preparada para asumir las eventualidades de los cambios tecnológicos y las exigencias de un mundo laboral en constante transformación.

Además, con el proyecto salinista quedó claro que las élites de cada estado de la república son marcadamente diferentes. Por ejemplo, en Veracruz no existió jamás un proyecto de gobierno para aprovechar las oportunidades que ofrecía el TLC para modernizar a las mujeres y a los hombres y dotarlos de las capacidades intelectuales y laborales necesarias para subirse al tren del TLC.

Las divisiones entre los estados del norte de la república con los del sur se profundizaron con el funcionamiento del TLC. También creció la masa de trabajadores instalados en la economía informal desprotegidos por el Estado de bienestar. Se afianzó el capitalismo de cuates, pues desde el salinismo se creó una nueva clase empresarial.

¿Si se hubiera hecho la devaluación a tiempo, o mejor si se hubiera decidido dejar al peso libre al juego de la oferta y la demanda como lo hizo Zedillo, hubiera continuado el

progreso modernizador salinista con las reformas democráticas que realizó Zedillo? Desde luego nuestra historia sería otra. La izquierda se hubiera visto obligada a modernizarse y convertirse en una socialdemocracia contemporánea. Y no