Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Tuvieron que pasar seis años, dos asesinatos, varias privaciones
ilegales de la libertad, violaciones y casos de tortura, para que el
señor gobernador Cuitláhuac García, cayera en la cuenta de que
“tuvo razón” al desaparecer este domingo a media noche a la Fuerza
Civil.
Después de admitir que a lo largo de su sexenio esa corporación
cometió todo tipo de tropelías, dijo que éstas están documentadas
por la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Pero agregó que
Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública ha
sancionado a cincuenta malos elementos.
Lo que no dijo, es la cantidad de recomendaciones que la SSP le ha
rechazado a la CEDH, sin duda por órdenes de él porque la SSP no
se manda sola.
En conferencia de prensa, indicó que todas las violaciones a la ley
cometidas por una policía que se supone es de élite, “me dieron la
razón para decir hasta aquí, no más”. Y echó para abajo a la Fuerza
Civil.
El asunto no deja de estar medio confuso porque al menos hasta
ayer, este tu servidor lector, vio a varios de esos elementos circular
en sus patrullas por las calles de Xalapa como si no supieran que
oficialmente ya no existen.
Aunque luego recordé que en el segundo punto de su boletín
dominical de media noche, Cuitláhuac dijo que la desaparición de la
Fuerza Civil se hará efectiva “en los tiempos que no interfieran en
las investigaciones que las fiscalías realizan actualmente”.
¿Hay un plan para sustituir a esos elementos?
Claaaaro.
Cuitláhuac aseguró que su gobierno no dejará en el desamparo a la
administración entrante y para cuando esta llegue, se encontrará con
una nueva organización policiaca competente y fortalecida, donde
los elementos más destacados, incluso los condecorados, estarán al
frente.
Futa… lo dicho ayer lector; el puro recicle.
El gobernador echará mano de policías de aquí y allá (incluso de la
misma Fuerza Civil), les pondrá nuevos uniformes, repintará sus
destartaladas patrullas, los bautizará con un nombre pegador y
vámonos; a seguir extorsionando, robando, torturando, violando e
incluso asesinando.
¿Qué le espera a los veracruzanos con otra policía hecha al vapor?
Eso a quién carambas le importa. Lo sustantivo es salir del
problema como sea y quedar bien con la próxima gobernadora.
De la bronca en Totalco y la retención del alcalde de Perote, Delfino
Ortega el gobernador dijo “Yo no soy la instancia”. De los muertos
y heridos provocados por la criminal irresponsabilidad de la Fuerza
Civil, no mencionó nada. Y del castigo a los presuntos responsables,
ni media palabra.
Pero como siempre habló de más.
Al admitir que la Fuerza Civil incurrió en actos criminales desde que
comenzó su sexenio, es porque evidentemente lo sabía. Y si no hizo
nada por evitarlos es directamente responsable.
Cuitláhuac debe saber que la privación ilegal de la libertad, la
violación, tortura y no se diga el asesinato, son delitos graves que se
pagan con cárcel.
Alguien debe hacerle ver que como gobernador que es, el primer
responsable en la cadena de mando es él.
Pero el hombre anda en otro lado, su mente está puesta en una
Secretaría de Estado. Y si es así aguas.
Puede que la vida le trasmute una mullida oficina en la Ciudad de
México, por una descarapelada celda en la comunidad de Pacho.
Y eso sería una tragedia mayúscula para el ciudadano Andrés
Manuel López Obrador que después del 1 de octubre no podrá hacer
nada por evitarla. Pero sería un acto de justicia divina para 8
millones de veracruzanos.
Doña Rosa
Ayer por la mañana los veracruzanos nos desayunamos con la
noticia del fallecimiento de la señora Rosa Borunda de Herrera,
esposa del exgobernador Fidel Herrera Beltrán.
Doña Rosa fue una mujer de excepción: madre ejemplar, abnegada
esposa y un extraordinario ser humano. Descanse en paz.
Pero su muerte provocó una asombrosa coincidencia.
El 19 de septiembre de 1985 cuando Javier Duarte de Ochoa estaba
cumpliendo 12 años, su padre Javier Duarte Franco, murió en el
terremoto que sacudió al entonces Distrito Federal.
Ayer 25 de junio, Javier Herrera Borunda cumplió 44 años, mismo
día en que su madre doña Rosa Borunda falleció de un infarto.
Ambos personajes que coincidentemente llevan el mismo nombre,
perdieron a su padre y a su madre el día en que cumplen años.
bernardogup@hotmail.com