Sin tacto – Sucesión UV (14)
Por Sergio González Levet
El rector Martín Aguilar y sus corifeos han utilizado todos los recursos mediáticos
que controlan en la Universidad Veracruzana para tratar de imponer la percepción
de que es legal la Consulta que convocó la Junta de Gobierno, con la que
supuestamente la comunidad universitaria se expresaría con toda libertad y sin
presiones sobre el tema de la también ilegal prórroga que se inventaron los
asesores de la Rectoría.
Según los genios incomprendidos e incomprensibles que impulsan un segundo
periodo de Martinillo en pase directo, la famosa Consulta de la Junta de Gobierno
sería el instrumento para que los estudiantes y los maestros dieran su voto a favor
y con ello darle un tinte de legitimidad a partir de una jugada legaloide que
transgrede flagrantemente las leyes de la UV.
Ni la Ley Orgánica, ni el Estatuto General, ni la Ley de Autonomía dicen
explícitamente que la Junta de Gobierno puede otorgar una prórroga al Rector en
turno por otro periodo de cuatro años. Un problema de redacción se presentó en
las tres leyes cuando quienes las formularon -abogados muy propios y otros
especialistas, pero ningún lingüista- se equivocaron al emplear la palabra
“prórroga” cuando quisieron decir que cabía la posibilidad de que el Rector se
reeligiera por una sola vez.
A partir de ese término mal puesto, los asesores rectorales, cual leguleyos que
tuercen la ley sin comedimiento, vieron la oportunidad de esgrimir un argumento
legaloide que trataron de sustentar con otras mentiras del mismo talante.
Al igual que hacen sus modelos de la Cuarta Transformación, los martinistas
lanzaron una campaña en los medios que controlan y a través de las redes para
convencer a los universitarios de que todo era legal, de que las leyes autorizaban
la prórroga hechiza y de que, válgame, Martín había sido el mejor Rector que ha
tenido la UV, cuando la realidad y las cifras dicen claramente todo lo contrario.
Con su paladín inventado, con su tigre de papel a cuestas, los martinistas
quieren apoderarse de la Universidad a base de cochupos, de mentiras, de
amenazas a funcionarios, a consejeros, a alumnos, a docentes y a la base
trabajadora.
En su malsana tozudez, la Junta de Gobierno intenta cumplir los deseos del
Rector saliente, y van a llegar hasta el peor final de esta aventura que sólo ha
traído desgracias a la casa de estudios.
Ahora, la Junta, el Rector y su grupo están quemándose los sesos para ver
cómo van a presentar como un éxito rotundo la Consulta, y cómo harán que la
comunidad y la ciudadanía crean las cifras alegres que van a presentar.
Con su frivolidad y su desconocimiento de la ética y la moral, los ambiciosos
encabezados por Martinillo van a terminar despertando a la bestia centenaria… y
es un monstruo apocalíptico que otros van a tener que calmar… o más bien otra.
sglevet@gmail.com