A propósito que la solución no es otro rector sino una reforma integral hacia la autonomía de la UPAV
Apuntes desde el suelo
Dr. Lenin Torres Antonio
El caso de la diputada morenista Victoria y su ignorante declaración no es un hecho aislado; forma parte de la vida cotidiana de la clase gobernante. Esta falta de preparación académica, profesional e incluso política repercute directamente en la solución de los graves problemas que enfrenta la sociedad mexicana. Existen ignorancias que simplemente exhiben a quienes las padecen —como en el caso de la diputada Victoria—, pero también hay ignorancias instrumentales y funcionales, protagonizadas por quienes gobiernan, que sí causan daños profundos a las políticas públicas y a la sociedad en su conjunto.
El problema radica en la ignorancia de los últimos gobernantes morenistas del estado de Veracruz. Particularmente, me referiré al del ámbito educativo. Pensamos que, al haber sido testigos de los graves errores y desatenciones cometidos por sus adversarios prianistas cuando gobernaron Veracruz —errores que colocaron al estado en los últimos lugares en todos los indicadores educativos: analfabetismo, deserción escolar, calidad educativa, investigación, etc.—, los nuevos gobernantes evitarían repetirlos. Sin embargo, hemos visto cómo reinciden en esos mismos errores, lo que sigue provocando graves rezagos educativos en todos los indicadores. Y como si no pasara nada, no se dan cuenta, no quieren darse cuenta, o —en el peor de los casos— su ignorancia no les permite darse cuenta.
Para comprender de qué estamos hablando, es necesario hacer memoria: ¿quiénes han dirigido la educación en Veracruz? Veremos que, durante el gobierno de la vieja clase política prianista, el gobernador designaba a personajes sin la mínima preparación académica, sin experiencia probada en el ámbito educativo y sin producción intelectual. Así, desfilaron innumerables figuras cuyo único interés era malversar los fondos de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), una de las dependencias con mayor presupuesto.
A esto se suma que ninguno presentó un Plan de Desarrollo Educativo (PLADED), esencial para conocer el estado del arte de la educación en Veracruz y para establecer metas y acciones orientadas a abatir los rezagos. Además, todos improvisaron los nombramientos de los funcionarios que debían colaborar en dicho plan. Nunca se basaron en criterios técnicos o académicos, sino en el amiguismo, el correligionario de partido y campaña, y en las órdenes del gobernador para colocar a sus cuates, amigos, familiares e incluso parejas sentimentales. Siguiendo estos criterios pasionales y partidistas, incluso jamás se logró separar a los gremios y sindicatos charros veracruzanos del poder en turno. Era parte del paisaje de la SEV que el sindicato más fuerte impusiera como funcionario a un «peso pesado» del mismo, generalmente algún familiar o miembro del “equipo político”.
Lo que ha ocurrido con la educación en Veracruz —su aberrante e indignante desatención— debió servir de lección para quienes se autodenominan “la esperanza de México”, a fin de no repetir los mismos errores. Como bien señala George Santayana: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Y parece que esa amnesia es producto de la enfermedad del poder, la ambición, el disfrute… o de una ignorancia dura y plena.
Desde esa perspectiva, podemos afirmar que quienes debieron aprender del pasado han hecho exactamente lo mismo. Cuitláhuac García llegó al poder y nombró como secretario de educación a un hombre de su plena confianza y amistad: Zenyazen Escobar, quien carece de preparación académica, experiencia profesional en el ámbito educativo y producción intelectual. Repitió los mismos errores que sus antecesores, dejando a Veracruz en los últimos lugares en materia educativa, junto con Oaxaca y Chiapas. Y como si hubiera hecho un excelente trabajo, fue premiado con la candidatura a diputado federal, terreno que preparó desde la Secretaría de Educación. Personajes como él se han salvado de enfrentar la justicia únicamente por su cercanía con el poder o porque los delitos ya prescribieron.
Tras la ratificación del triunfo de MORENA en la gubernatura de Veracruz, llega al poder una mujer sin arraigo ni conocimiento de la problemática del estado, Rocío Nahle. Y vuelve a cometer los mismos errores en materia educativa: designa a Claudia Tello, cuyo único mérito es su cercanía con el poder. La educación vuelve a quedar en manos de personas sin formación académica sólida, sin experiencia educativa ni investigativa. Al principio pensé que, por haber sido maestra de nivel básico, podría aprender y solventar sus deficiencias, pero no fue así. La hemos visto nombrar a personas improvisadas en la estructura de la SEV, cuyo único mérito es haber participado en su campaña al Senado, ser sus amistades o contar con el respaldo de la gobernadora y otros actores políticos de peso.
Sin un Plan de Desarrollo Educativo (PLADED), sin un equipo de funcionarios competentes y profesionales, privilegiando el partidismo por encima de la educación, la situación se agrava. Recientemente, vi en su muro de Facebook cómo presumía su encuentro con la presidenta Claudia Sheinbaum durante su informe, rodeada de la marea morenista. Además, ha convertido a la SEV en una dependencia de colocación para los leales al partido. En suma, sigue concibiendo a la Secretaría de Educación de Veracruz como una extensión de MORENA, repitiendo los graves errores y las vulgares prácticas de los antiguos gobiernos prianistas.
El desaseo se extiende a los despidos injustificados, dejando de lado el criterio del servicio profesional de carrera. En todas las dependencias de la SEV hay trabajadores que conocen los procesos a pie juntilla, por lo que no debieron ser despedidos; al contrario, debieron ser premiados garantizando su seguridad laboral mediante plazas permanentes con todos sus derechos y prerrogativas. Pero no ha sido así. Los nuevos en el poder llegaron incluso por los puestos de conserjes, arrasando con todo y dejando en la indefensión los procesos educativos, como ha sucedido en la UPAV.
En el caso de la UPAV, la falta de información y la ignorancia sobre el modelo educativo vasconcelista que la sustenta —centrado en la movilidad— evidencian otra improvisación. Se designó a una persona cuya única virtud para llegar a la rectoría fue haber trabajado en la campaña al Senado de Claudia Tello. Quien tan pronto asumió el cargo, literalmente depredó todos los puestos de confianza que pudo, y sin saber qué es la UPAV, comenzó a centralizar su operación, alejándose de su esencia: la movilidad, la autogestión, la autoorganización y la autosostenibilidad. Estos principios han permitido llevar educación media superior y universitaria a lo largo y ancho del estado de Veracruz, haciendo posible que un choapense o un panúquense obtenga estudios universitarios en su propio municipio, así como muchos más municipios se benefician de dicha movilidad.
Pero la improvisación no termina ahí. La torpeza del nuevo rector lo llevó a dejar las finanzas en manos de SEFIPLAN, que, con su burocracia y mal manejo de los recursos estatales, retuvo los pagos a los maestros de la UPAV. Esta situación provocó recientemente algunas manifestaciones, apaciguadas con la promesa de resolver los pagos. Ahora vemos que la misma gobernadora cree que cambiando al rector se solucionará la afectación a la UPAV y se garantizará la continuidad de su labor en la lucha contra el rezago en educación media superior y superior.
El caso de la UPAV no se resuelve cambiando a un rector por otro, sino culminando el proceso de transformación hacia una auténtica universidad, con todos sus elementos: educación, investigación y extensión. Esta evolución no se concretó debido al fallecimiento de su fundador, el Mtro. Zúñiga, lo que dejó a la UPAV en manos de la política partidista y la improvisación.
Lo que la UPAV necesita es una Reforma Integral que le otorgue una verdadera autonomía, ya que actualmente es un órgano desconcentrado. Esto significa que la designación de su rector queda en manos de los políticos, a través de la llamada Junta de Gobierno, encabezada por el gobernador en turno, quien tiene la facultad de nombrar y remover a sus amigos y correligionarios partidistas. Así, la UPAV continúa siendo vista como una extensión del grupo de poder morenista que gobierna el estado de Veracruz, como sucedió durante los gobiernos priistas y panistas, no hubo ninguna diferencia.
La UPAV fue creada mediante la Ley 276, promulgada el 1 de diciembre de 2010. Han pasado más de 14 años desde entonces, y sus estudiantes aún no cuentan con bibliotecas ni apoyo formal para la titulación. Sus trabajadores perciben el mismo pago por sus servicios, sin mejoras ni reconocimiento. En otras palabras, la UPAV es una universidad incompleta, que requiere autonomía académica, legal y financiera para poder acceder a recursos del gobierno federal, situación que hasta la fecha no se ha logrado.
Como puede observarse, el problema de la UPAV es tanto académico como político, y rescatarla de la política se ha convertido en un imperativo categórico para resolver el rezago educativo en los niveles medio superior y superior. Si no se reconoce esta realidad, mucho menos se comprenderá todo lo que debe hacerse para enfrentar el grave problema educativo que padecen los veracruzanos.
La ignorancia de la gobernadora respecto a la educación en Veracruz y su terrible y vergonzoso rezago en casi todos los indicadores educativos ha provocado que el estado se ubique, en relación con la media nacional, entre los últimos lugares a nivel país. Veracruz compite con Chiapas y Oaxaca por el último lugar en desempeño educativo. Esta situación exige voluntad política, conocimiento profundo y decisiones firmes por parte de los altos tribunos y gobernantes, que comprendan que la única vía para sacar a Veracruz del abandono es mediante la educación.
Sirve este escrito para pedirle a la gobernadora Rocío Nahle su intervención para rescatar la educación en Veracruz, comenzando por cambiar el criterio partidista al del perfil académico y profesional de una limpia que debe hacer en toda la estructura burocrática partidista de la SEV, comenzando por los altos cargos, además exigirle al nuevo titular de la SEV un Plan de Desarrollo Educativo para Veracruz para comenzar abatir el deshonroso rezago educativo,
y, en el caso de la UPAV, reformar la ley 276 para dotar a la UPAV de autonomía y de toda la estructura académica, investigativa, escolar y financiera que se necesita. Todavía hay tiempo para hacer bien las cosas y dar resultados más allá de los programas asistenciales.
Septiembre de 2025