Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro.
Como recomendaba don Adolfo Ruiz Cortines que había que hacer cuando las
circunstancias le eran adversas a un político, Manuel Huerta tragó sapos sin hacer
gestos.
Lo que él sospecha que fue una “mano negra” lo cambió de posición en la lista de
candidatos de Morena a la senaduría, de la primera a la segunda, lo que lo pone
en riesgo de no alcanzar un escaño.
En los tiempos en que el PRI era hegemónico, había quienes se acostaban
dirigentes y se levantaban militantes, porque mientras dormían, sin decirles agua
va, desde las alturas los destituían.
Al ex súper delegado de Bienestar le ocurrió todo en el mismo día, en cuestión de
horas: amaneció el viernes encabezando la primera fórmula, en esa condición
inició su campaña y por la tarde ya lo habían bajado.
Aunque le restó importancia al hecho, no pudo ocultar su sospecha de que lo
degradaron (le molestan todos los términos parecidos y prefiere “ajuste”) con una
mala jugada, en forma intencionada, por la influencia de alguien que
necesariamente tuvo el poder para hacerlo.
El golpe político que recibió, qué duda cabe, fue bien planeado: mientras viajaba
hacia la CDMX para asistir al inicio de campaña de Claudia Sheinbaum, cuando
toda la atención estaba puesta en ella y el dirigente nacional de su partido estaba
concentrado en el arranque de sus actividades.
Fue un golpazo terrenal que pudo más que cualquier otro elemento del más acá o
del más allá, porque en los primeros segundos del día había ido a Catemaco a
hacerse una limpia, a cargarse de energía y a buscar protección de los brujos o
curanderos, contra cualquier mal que trataran de hacerle sus enemigos. ¿Se
equivocaron los chamanes o a propósito le hicieron la contra para que lo besara el
pingo? ¿Es que acaso vinieron de Zacatecas?
No se traga el cuento
Curtido como está en el quehacer político, no se traga el cuento de que le dieron
baje por cuestión de equidad de género y dijo que pediría al INE una explicación
por el cambio en el orden, que si el argumento era por equidad de género estaba
en total acuerdo, “pero no vaya a ser que sea de mano negra… porque el Instituto
(INE) no puede meterse en la vida política de los partidos”; que es su derecho y de
la sociedad conocer las razones para el ajuste (alcalorpolitico.com).
Tiene razón: el INE no puede entrometerse en la vida interna de los partidos, pero
se entrometió y nadie de la dirigencia nacional de Morena ha protestado, el INE no
emitió algún boletín de prensa explicando el cambio, y tampoco el representante
de su partido ante el organismo, Sergio Gutiérrez Luna, solicitó alguna explicación.
Lo dejaron solo, como lo dejó solo el dirigente estatal de su partido, Esteban
Ramírez Zepeta, cuando no lo acompañó en su conferencia de prensa en Veracruz
para comentar y declarar sobre el tema.
El sospechosismo se aviva porque en cambio, sin que nadie se lo pidiera, la que
salió a dar una explicación ¡fue Rocío Nahle!, quien dijo que “el ajuste” se había
dado a fin de cumplir con el principio de equidad de género, aunque luego varió y
expresó que porque en Veracruz tienen “gran fortaleza” (insistió de nuevo en sus
30 puntos de ventaja) y Manuel “liderazgo y trabajo de base” y que ganará
Sin duda, a Huerta le están jugando chueco. Obtuvo la primera posición con todas
las de la ley, porque ganó la encuesta para ser el candidato de su partido a
gobernador, pero disciplinado, fiel a su líder y guía López Obrador, aceptó cederle
el lugar a Rocío, ahí sí, por cuestión de género, a cambio de la primera posición
como candidato al Senado. Ese fue el acuerdo, que finalmente no se ha respetado.
¿Tons? Es que Sara Ladrón de Guevara les vino a descuadrar todo. En sus
encuestas internas, Sara le gana a la pupila de Nahle, Claudia Tello, y por eso la
zacatecana se agandalló la primera posición para que en todo caso su comadre
asegure un escaño como primera minoría, aunque pierdan, con lo que Huerta se
quedaría fuera y sin nada. Es un clásico de que lloren en mi casa a que lloren en la
tuya, mejor que lloren en la tuya.
De paso –esa es mi lectura– la señora lo eliminaría, como ya eliminó a todos los
cuitlahuistas, porque le pesa y le hace contrapeso y ella quiere el poder absoluto,
como lo tiene su padrino López Obrador, para hacer y deshacer con los suyos, que
nadie le haga sombra, que si lo logra los veracruzanos van a extrañar a Cuitláhuac.
Veo una gran contradicción que por un lado Claudia Sheinbaum reconoce el poder
que tiene Manuel y le encarga que re-una a los cuitlahuistas en torno a Nahle y lo
responsabiliza del resultado de la elección, y por el otro en acuerdo con Rocío lo
baja en la lista de candidatos al Senado. Yo esperaría división interna, aunque
silenciosa.
También sacó de la jugada a Eva Cadena
El 13 de febrero de 2018, en conferencia de prensa, Eva Cadena acusó a Rocío
Nahle de ser una de las responsables de preparar un montaje para que la filmaran
recibiendo dinero que, según se escuchó en un video, debía ser entregado a
Andrés Manuel López Obrador.
Era entonces diputada local con licencia y candidata a la presidencia municipal de
Las Choapas. El Universal la exhibió en tres videos (en abril y mayo de ese año).
Ella se defendió de inmediato, dijo que había caído en una trampa, que todo había
sido bien orquestado y que el dinero lo había devuelto íntegro.
Me sumé a las críticas y cuando pudo me buscó. Se reunió conmigo en dos
ocasiones y me confirmó su versión. Me dijo que no tenía duda que Nahle era la
autora y no titubeó en señalarla como la operadora financiera y recaudadora de
recursos para AMLO. El escándalo la obligó a renunciar a la candidatura a la
alcaldía, Morena la expulsó y ahí acabó su incipiente carrera política.
En declaraciones dijo que el montaje era para sacarla del camino, ya que para
entonces su carrera política iba en ascenso, pero lo más grave para sus enemigos
era que Andrés Manuel le mostraba mucha cercanía, tanto que en una fotografía
del 8 de abril de 2017 se le ve inclinado hacia ella rozando su nariz con el cabello
de ella, como diciéndole algo al oído, aunque no fue la única ocasión en que se le
vio apapachándola.