LO MANDARON AL EXILIO Y DICE QUE LO PREMIARON

Jul 4, 2024 | Columnas

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Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Si hay un cuitlahista fiel a Rocío Nahle, ese es Juan Javier
Gómez Cazarín que se la jugó con ella desde antes que la
nombraran candidata a la gubernatura y estuvo a su lado
durante toda su campaña; tanto en las duras como en las
maduras.
El nativo de Hueyapan desdeñó una diputación federal y una
senaduría “porque mi proyecto se llama Rocío Nahle”. Y a
ese proyecto se abocó con la esperanza de integrar el
gabinete de la zacatecana que lo apapachó, lo tuvo a su lado,
se sirvió de él y ya como gobernadora electa lo subió para
abajo al pedirle a Claudia Sheinbaum que lo nombrara
delegado estatal de Gobernación.
¿Y eso qué es?
Un cargo irrelevante.
¿Y qué hará ahí Juan Javier?
Un periodista lo dijo así: “Será el interlocutor personal del
Gobierno Federal con el Gobierno de Veracruz. El
representante personal de la presidenta electa Claudia
Sheinbaum con la gobernadora Rocío Nahle”.
Ah caray… ora pues.

Pero como que suena muy hacia arriba que un par de amigas
que han sido compañeras de lucha por varios años necesiten
de un interlocutor para comunicarse.
Y en cuanto a lo de “representante personal de la presidenta
con la gobernadora”, ¿en qué la puede representar? ¿En la
toma de protesta de Nahle o en alguno de sus informes de
gobierno?
Hasta la propia Rocío verá mal que para eventos tan
significativos Claudia le mande al delegado estatal de
Gobernación, en lugar de algún miembro de su gabinete.
Pero los aplaudidores de Cazarín están haciendo hincapié en
que el legislador local se irá a Bucareli “¡Imagínate brother,
a Bucareli!”, la dependencia más importante después de
presidencia de la República.
Lo que no dicen es que irá a una oficina burocrática en el
Palacio de Cobián donde los únicos importantes, los que
cuentan, son el señor secretario y los señores subsecretarios
que son tres. Los demás son una masa opaca de sujetos y
sujetas que van desde jefes de unidad y directores generales,
hasta asesores, secretarias, oficiales mayores, ayudantes y
personal de intendencia.
A esa masa pertenecerá Juan Javier que no tendrá ninguna
autoridad, no manejará ni un centavo de presupuesto y
carecerá de voz y voto. Será simplemente uno más en ese
abultado organigrama. Un Juan Javier que aún no termina de
digerir que Rocío Nahle haya preferido a Ricardo Ahuel y no
a él para la secretaría de Gobierno.

“A mi jefe le jugaron chueco a pesar de que siempre ha sido
leal a la señora. Y qué mejor muestra de lealtad que la Ley
que promovió en el Congreso y le allanó el camino a la
gubernatura. Quizá ya se olvidó de eso Rocío”, me dijo
alguien.
No creo que Nahle haya olvidado esa deferencia, como
tampoco que la Suprema Corte la echó para abajo.
Y quizá también tiene muy presente que Juan Javier ostenta
el triste récord de más leyes retachadas por la SCJN por
inconstitucionales.
Lo cierto lector es que Gómez Cazarín está fuera del círculo
de quien detentará el poder. De hecho jamás estuvo ni
remotamente cerca. De ahí que Rocío nunca pensó en él para
una secretaría y menos para la de Gobierno.
Que ha sido lea como lo exige el presidente López Obrador,
sí. Pero al parecer en el próximo sexenio se volverá a
privilegiar la eficiencia. Y en ese sentido y al menos como
legislador, Juan Javier ha dejado mucho que desear.
De ahí que lo manden al exilio en Bucareli.
Paciente y obediente como es, sabrá esperar y quizá regrese
a Veracruz a un cargo de cierta relevancia. Pero ahora no.
Por lo pronto, está vendiendo a los incautos como un triunfo,
un nombramiento que es su más sonado fracaso.
bernardogup@hotmail.com