LOS CADÁVERES

Abr 2, 2025 | Columnas

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Sin tacto

Por Sergio González Levet

En el infierno de la deshumanización, Hitler convocó a científicos y médicos
alemanes para que encontraran la manera de procesar los cuerpos de los millones
de judíos que estaba matando como parte de su estrategia para hacerse de las
fortunas que éstos habían acumulado a lo largo de los siglos, y con ese dinero
patrocinar las guerras que sostenía con todos los países europeos cercanos a sus
fronteras y después con los gringos y con los soviéticos.
Era un trabajo descomunal deshacerse de toneladas y toneladas de cuerpos,
de ropa, de accesorios, de dientes, de anteojos, de zapatos… De ahí surgieron los
campos de exterminio -que seguramente los nazis no llamaban así, sino algo
como “centros de re-conducción de materiales orgánicos provenientes de fuente
desconocida”-.
Dicen que fueron de 7 a 9 millones de cadáveres los que produjo la
inhumanidad hitleriana -a los que hay que sumar muchos millones de europeos,
cerca de 20 millones de rusos, y unos cientos de miles de soldados yanquis-. Las
cifras son descomunales y eso explica el número y el tamaño de los hornos
crematorios y de las bodegas de la muerte en las que asfixiaban con gases a
miles y miles de personas.
El horror del holocausto está registrado en la historia y sigue siendo motivo para
sospechar de la humanidad de nuestra especie.
Pero vayamos a nuestro país y a nuestros días. En los últimos siete años
murieron asesinados 200 mil mexicanos y desaparecieron más de 50 mil personas
según la cifra oficial del Gobierno federal, o más de cien mil personas de acuerdo
con información de la Comisión Nacional de Búsqueda.

Vayamos a lo bajo y pensemos que de diciembre de 2018 a septiembre de 2024
hubo 200 mil personas asesinadas y 50 mil desaparecidas. Eso significa 250 mil
cuerpos inertes que ocupan un espacio y deben estar en lugares ignotos, en
tumbas clandestinas, quemados sus huesos y su carne, y sus cenizas esparcidas
en ríos, mares y campos.
250 mil cuerpos con un promedio de 50 kg de peso, son 12 millones 500 mil
kilogramos de restos humanos, 12,500 toneladas de carne talada, de huesos
destrozados, de tripas y órganos; medio millón de ojos; varios kilómetros de
cabellos.
¿Dónde están todos esos cuerpos que no encontramos? ¿Cuántos pudieron
recibir cristiana sepultura y fueron llorados como Dios manda?
Ante tal cantidad de desechos que antes fueron personas, seguramente los
malosos tuvieron el mismo problema que sus colegas nazis, y seguramente los
resolvieron del mismo modo, con centros de exterminio para desaparecer los
vestigios de sus crímenes.
Esos centros no debemos llamarlos “de exterminio” porque se enoja la voz
oficial, pero con el nombre que sea existieron y siguen existiendo en nuestra
dolorida patria.
Hasta que alguien ponga orden…

sglevet@gmail.com