Sin tacto
Por Sergio González Levet
Si nos atenemos a los hechos, a los datos y a los resultados, el dirigente partidista
estatal que mejor lo hizo en la etapa de precampañas, es el de Movimiento
Ciudadano (MC), Luis Carbonell de la Hoz, que entregó las mejores cuentas a su
dirigencia y a su militancia.
No es de extrañar que el joven líder haya tenido la mejor guía de todos en la
persona de Dante Delgado Rannauro, quien le supo insuflar su vasta experiencia
profesional y su reconocido talento en el arte de servir a los demás, si es que a
eso se refiere la política.
Y junto a todo ello, el conocimiento profundo del exgobernador de la geografía
terrena y humana de Veracruz.
En el caso de los otros partidos hubo sus altas y sus bajas, más de las
segundas que de las primeras.
Esteban Ramírez Zepeta, el Presidente de Morena -un partido que no es partido
sino movimiento y que no es movimiento sino partido, si dispensan el jueguito de
palabras similar al de Gertrude Stein de Rosa es una rosa es una rosa-… iba a
empezar a decir, antes de irme a dar una vuelta lingüístico-literaria, que el
dirigente del partido oficial en Veracruz desaprovechó perfectamente las
condiciones favorables que tenía: cabeza del partido mayoritario en votos;
auxiliado por los programas sociales del Gobierno estatal y del federal; apoyado
por la jefa natural, la gobernadora Rocío Nahle.
No obstante tan buenos augurios, el valedor de la herencia política de
Cuitláhuac García, fue fiel a su origen y se dedicó en cuerpo y alma a desbaratar
la cordialidad interna, al querer meter a personajes que no cuentan con la simpatía
de la militancia y menos con la de las cabezas reales del movimiento en Veracruz.
En el PAN, Federico Salomón Molina fue presa también de la indefinición en
que cayó su partido cuando el más fuerte liderazgo estatal azul se pasó a las filas
de Morena.
El presidente del PRI solamente alcanzó a mantener con vida al partido.,
después de que recibió un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y
homicida, un empujón brutal que lo derribó y del que no se sabe si logrará
sobrevivir en el futuro inmediato.
Pero Luis Carbonell supo aprovechar al máximo las condiciones, entender las
enseñanzas del maestro Dante, operar a tiempo y con tiempo, y entregó de la
mejor manera la lista de los 212 candidatos a las alcaldías, junto con sus
respectivas planillas.
La selección de los naranjas fue un hecho de unidad interna. Carbonell de la
Hoz logró la hazaña de mantener la cohesión de tantos intereses encontrados y de
poner a su partido en el arrancadero con visos de llegar, cuando menos, en la
segunda posición.
He ahí la causa por la que Luis Carbonell es tan envidiado… con envidia de la
buena y de la mala.
sglevet@gmail.com