Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
La carreta oficial de las calabazas guindas, va. Hasta ahora, en los seis primeros meses,
ya se acomodaron todas. Ninguna se cayó, pese a los brincos del camino, y ninguna se
ha podrido. Ya se verá qué pasa en los 5 años y medio que restan a la administración. Por
lo pronto, la gobernadora Rocío Nahle declaró ayer a Guillermo Memo Agüero Ferat, de
OlivaNoticias, que cuenta con “un gran gabinete” y tiene muy bien cubiertas todas las
áreas, por lo que, por lo tanto, no hará ningún cambio de funcionarios.
No recuerdo, en mis años como periodista, que algún antecesor suyo en el cargo haya
enfrentado tantos y tan graves problemas en su inicio como el de la inseguridad, el más
acuciante, aunque no el único. La luna de miel con los electores que la llevaron al poder
duró seis meses. Empezó bien, iba bien, hasta que se estrelló con la realidad real,
válgaseme la redundancia. Es bien intencionada, según mi punto de vista, respecto a que
quiere y pretende la grandeza de Veracruz, pero tristemente no basta con la buena
intención.
Ella y solamente ella sabe lo que hace y por qué lo hace. Me refiero a su estilo de
gobernar, el de una solista, que, cierto, le atrae los reflectores solo a ella, le abre el
micrófono y le da voz solo a ella y la tiene solo a ella en la atención y el interés de la
población para bien, pero también para mal. No delega, no da espacios a sus
colaboradores al grado de que una inmensa cantidad de veracruzanos no los conocen y ni
siquiera saben cómo se llaman.
Cuando declara que no hará ningún cambio de funcionarios se antoja la pregunta si eso
es relevante, porque de todos modos ellos ni siquiera están como floreros, de adorno,
pues ni se ven. Ella es quien siempre da la cara, la que lleva la voz cantante, la que lleva
la batuta, pero también la que toca el corno, los timbales, los platillos, el clarinete, la
flauta, el instrumento que sea necesario según lo vaya indicando la partitura; es una mujer
orquesta, pues, y resulta relevante si las cosas salen bien, pero sufre un desgaste, un
terrible desgaste, si no.
En esas está, en esas va. El sábado vi en las redes sociales una fotografía suya que le
tomaron en una entrevista que dio en Veracruz. Me preocupo verla. Tal vez porque mi
trabajo muchos años fue cuidar que los gobernantes mostraran su mejor imagen, advertí
de inmediato sus nacientes patas de gallo, sus incipientes ojeras, parte de sus pómulos y
de sus mejillas con ligeras manchas, tal vez una que otra cana ya asomando, con una
mirada que me pareció triste, como apagada, y no pude explicarme todo más que su
rostro era el reflejo de los días aciagos que ha estado viviendo como gobernadora.
Enfrenta problemas como ningún antecesor suyo
No es para menos. Es la única gobernadora (antes todos fueron gobernadores) a la que
en pleno proceso electoral local le mataron a dos candidatos de su propio partido, el
primer caso cuando visitaba el estado la dirigente nacional de Morena, y más de 70 han
pedido protección de seguridad; a la que en su administración el convoy del dirigente
estatal de su partido mató a un vendedor y la expuso a las críticas por el influyentismo y la
impunidad manifiesta pues jamás lo molestaron para que se presentara a declarar; a la
que en su gobierno mataron a dos agentes federales por la sospecha que policías
estatales los pusieron; a la que en su mandato un grupo delincuencial degolló a un
hombre en el sur del estado y buscan implicar a otro candidato; a la que en sus
conferencias mañaneras la propia Presidenta ha tenido que ofrecer su apoyo, dejando la
idea de que acá no pueden solos; a la que se le reapareció un exsecretario de Gobierno y
las cosas en su partido se le descompusieron; a la que acicatea la Auditoría Superior de
la Federación por un daño patrimonial multimillonario que su administración no cometió,
sino la de su antecesor, pero ella tiene que pagar; la que se ha tenido que enfrentar al
líder del Senado y a la dirigencia nacional, ambos de su partido; la que ya sufrió su primer
abucheo por la negligencia de una de sus colaboradoras, y un largo etcétera.
A todas va ella. Se sube sola al ring, nadie más le hace el quite, pero también porque no
quiere que nadie más lo haga. Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, enfrenta
terribles resistencias internas porque, al menos yo tengo que reconocerlo, trata de meter
orden y acabar con viejas prácticas, vicios que constituyen actos de corrupción, como
acabar con los “aviadores” y “comisionados” en la Secretaría de Educación o con
privilegios o cotos de poder en la Secretaría de Seguridad Pública.
Hay ambiente crispado en Seguridad Pública
En efecto, ella no nombró al titular de Seguridad, Alfonso Reyes Garcés, pero sí fue con
su pleno consentimiento con el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del
Gobierno federal, Omar García Harfuch. Y desde que llegó, Reyes Garcés ha estado
quitando las jugosas e inmerecidas “compensaciones” (de 3 mil hasta 35 mil pesos) que
sus antecesores habían asignado a sus incondicionales, incluidos familiares, novias,
secretarias, compinches y canchanchanes, dinero que ha asignado a exmandos de la
Marina que han estado llegando. Por supuesto, la tropa lo celebra, pero los mandos que
estaban y que hicieron de la Secretaría su negocio particular están que trinan y el
ambiente interno está crispado. En parte de ahí salen los rumores y versiones de que
pasando las elecciones el Secretario se va.
A eso se sumó el asesinato de dos policías federales en Boca del Río, lo que obligó a los
mandos en la CDMX a hacer una limpia de elementos de la policía estatal en el C5 de esa
ciudad, pues sospechan que de ahí salió el pitazo a los delincuentes sobre el trabajo de
los federales. En realidad, los marinos y los policías federales no les tienen confianza a
los estatales, y Nahle está en medio en ese enfrentamiento.
Y, más todavía, según “inteligencia” policiaca del estado, tienen detectado que
cuitlahuistas, encabezados por Eric Cisneros, Eleazar Guerrero Pérez y Zenyazen
Escobar están operando para hacer perder a candidatos de Morena afines a la
gobernadora, con el propósito de hacerla quedar mal y dañar su imagen.
La gobernadora, así, por más que se muestra segura y valiente, sin bajar la guardia debe
empezar a delegar más para no exponerse a un desgaste que puede evitar. La
necesitamos, y bien, por todos los seis años. Digo que la necesitamos porque, queramos
o no, nos guste o no, tiene una representación popular legítima, no podemos exponer a
Veracruz a más inestabilidad y para eso incluso debemos apoyarla. Todos, siempre que
sea para bien del estado.
El debate en Xalapa
Sobre el debate de los candidatos a alcaldes de Xalapa, me sorprendió Román Moreno
Hernández, de MC, por su agudeza y espontaneidad para escuchar y responder. Maribel
Ramírez Topete, porque zarandeó a Daniela Griego. Silvio Lagos, porque llegó bien
preparado con sus propuestas. A Yolanda del Rosario Hernández no le vi nada. Y Daniela
aguantó vara, supongo que por estrategia porque está confiada que va a ganar y
consideró innecesario responder a las críticas, porque le llovió.
El dirigente estatal del PRI nunca dio la cara por Fidel
Era natural que Édgar Herrera Lendechy, dirigente estatal del Partido Verde, saliera en
defensa del exgobernador Fidel Herrera Beltrán por el solo simple hecho de que era su
tío. Lamentó los “juicios despectivos” de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde,
contra Fidel, el domingo en Orizaba. Dijo que si lo que le molesta es que ese “tufo” (a
Fidel) se está tornando verde, “que se preparen porque el Verde está caminando con
fuerza”.
Otro que salió en defensa de su amigo y jefe fue Ramón Reyes Viveros, cercano al extinto
exmandatario, actualmente asesor del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado y
consejero nacional de ese partido. Callado pero informado, talentoso pero prudente,
mandó a Luisa María a “La Chingada”, rancho de López Obrador, a “preguntarle si cuando
él visitó Veracruz en ese sexenio, el tufo a Fidel Herrera lo incomodó, lo reprimió o lo
censuró, porque yo tengo pruebas de que eso no pasó”, expresó Ramón Alberto Reyes
Viveros, consejero nacional del PRI.
Entrevistado por la reportera Nora Gabriela Lira, de Orizaba, recordó que: “En la primera
legislatura de Fidel, un militante del PRD de López Obrador (Atanasio García Durán) fue
el presidente de la Mesa Directiva, por cierto, papá del tristemente célebre Cuitláhuac
García, y yo fui testigo del trato digno, amable y generoso que el Ejecutivo en ese
momento le dispensó”.
Lo que llamó la atención es que quien más estaba obligado a hacerlo, el dirigente estatal
del PRI, Adolfo Ramírez, guardó silencio.
Y Manuel Huerta anuncia pronto relevo de Zepeta
En otro tema, Manuel Huerta mantiene su actitud autocrítica. Ayer dijo que Morena debe
regresar a su esencia porque la ha perdido. Ya de pasado anunció que pronto vendrá el
relevo en la dirigencia estatal de su partido.