AL PIE DE LA LETRA
Raymundo Jiménez.
Todavía no se realizan las elecciones locales y federales del 2 de junio próximo, pero en
algunos municipios de Veracruz ya comienzan a manifestarse muy anticipadamente las
pugnas y fracturas entre algunos grupos internos de los principales partidos políticos cuyo
mayor interés está enfocado desde ahora en la renovación de los ayuntamientos que se dará
hasta el año próximo.
En una reciente visita a Orizaba de la precandidata única de Morena a la gubernatura, Rocío
Nahle, durante una reunión previa convocada por el coordinador de su campaña, Rodrigo
Calderón, se suscitó un bochornoso incidente protagonizado por el ex alcalde ex priista
Martín Cabrera Zavaleta, quien a punto estuvo de darle una cachetada al empresario
gasolinero Igor Rojí López, también ex presidente municipal que acaba de renunciar al PRI.
“Cuando lo vi, le dije: ¿qué hubo pinche aplastado, hijo de tu chingada madre?, ¿qué haces
aquí? Tuvo que intervenir Enrique Romero Aquino (ex dirigente estatal del PRD) para que
no le diera una cachetada”, se le escucha decir a Cabrera Zavaleta en un audio que circuló
en redes sociales.
También se le oye acusar que “ese chaparro no quiere regresarle a Orizaba 64 millones de
pesos, 64, salió igual de corrupto que Leticia López Landero (ex alcaldesa panista de
Córdoba), igual de corrupta. No quiere regresarle a Orizaba porque es una tapadera de Juan
Manuel Diez, quien lo manda por Morena para ver si es cola y pega para las elecciones del
próximo año. Pero no pasa el pobre tapón de alberca”.
Sin embargo, entre los allegados al alcalde priista orizabeño se asegura que la renuncia de
Igor Rojí al PRI y su acercamiento con Rocío Nahle –a cuyo inicio de su precampaña en
Coatzacoalcos asistió– se debe a que desde el año pasado se quejaba de que el grupo de
empresarios liderado por Juan Manuel Diez Francos ya no lo tomaban en cuenta ni los
invitaban a sus reuniones.
Y sí, no habría que descartar a Rojí como un potencial candidato de Morena para la
sucesión municipal de 2025 en Orizaba, pues desde hace 17 años Diez Francos y su grupo
se han ido alternando en la alcaldía. De las 46 administraciones municipales que desde
1916 ha tenido la Pluviosilla, Juan Manuel ha presidido tres desde que fue electo por
primera vez para el periodo 2007-2010, cuando sustituyó como candidato emergente del
PRI a Víctor Castelán Crivelli, cuya candidatura fue anulada por el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación una semana antes de los comicios.
A partir de ahí, Diez y su grupo empresarial han mantenido la hegemonía del poder
municipal.
En su primera reelección, de 2013, Juan Manuel logró 26 mil votos, de los cuales, tras su
desgaste natural, su sucesor inmediato, Igor Fidel Rojí, también de perfil empresarial, solo
rescató 15 mil, ganando por menos de 500 votos, casi al borde de perder.
Por ello, en 2021, la alternativa para conservar el poder dentro del grupo fue una tercera
postulación del llamado “Emperador”, quien en alianza con el PAN que le sumaba 15 mil
votos y con el apoyo conjunto del sector obrero y los empresarios panistas lograron
alcanzar los 34 mil votos.
Por su parte Morena, sin candidato de peso, con una campaña simple, basada en la crítica y
explotando los puntos de descontento, alcanzó 22 mil votos en el municipio, de
inconformes que hoy podrían ser muchos más, máxime que desde entonces la 4T se llevó
carro completo en las diputaciones de la región.
Para 2024 y 2025, no solo se enfrentarán a las redes extendidas de programas sociales de
los gobiernos federal y estatal, a la campaña reforzada de Claudia Sheinbaum y de la ex
secretaria de Energía, Rocío Nahle, sino también al descontento interno y la promesa de
bienestar que ofrece Morena al electorado.
Igor Rojí, en un acto digno de comedia, fue el primer infame en saltar despavorido del
barco que se hunde, empujando a mujeres y niños, sólo para ser el primero en ahogarse.
Para retener el poder municipal el año entrante, en el grupo de Juan Manuel Diez
seguramente se deben estar haciendo las siguientes reflexiones: ¿Cómo enfrentarse a todo
esto y salir triunfante donde otros han fracasado? ¿Cómo renovar el vínculo de ese binomio
empresariado-trabajadores que antes parecía infranqueable? ¿Cómo reparar ese escudo que
aún oxidado y abollado mantiene a la villa libre y vibrante? Orizaba ya lo sabe: se necesita
de un herrero, de hecho, de todos los herreros, de los soldadores, de los talabarteros,
alijadores, fundidores, transportistas, de los voceadores y de los peluqueros, en fin, de todos
los de la clase que en el último sexenio se ha sentido o ha sido marginada.
Orizaba necesita renovar el pacto. Pero entre la clase alta y en algunas colonias de
Pluviosilla ya se habla de que Hugo Chahín junior es el designado por la mano del
“Emperador” para sucederle. Esto, aparentemente, hace ver que han comprendido que un
cambio generacional es necesario. Hugo, joven y enérgico, fue colocado en el DIF adrede
con la intención de proyectarlo más allá de su nombre y apellido que homologan a los de su
padre, un gran amigo y aliado de Diez Francos. Pero. ¿será suficiente?, se preguntan
algunos priistas orizabeños, quienes recuerdan la amarga experiencia del ex gobernador
Miguel Ángel Yunes Linares, quien cegado de poder y en un acto carente de razón, aun
siendo un experimentado operador político, fracasó al postular a su hijo como sucesor. Con
ello, naturalmente traicionó la estructura de lealtades internas que con muchos años
construyó y su ego le costó terminar siendo superado por un inexperto en las artes de las
elecciones.
Hay quienes precisamente ante este complicado escenario futurista, comienzan a ponderar
otro perfil más adecuado, el de Alfredo Hernández Ávila, un personaje relativamente joven,
sin apellidos complicados, pero con trayectoria profesional, arraigo social y vocación
sindical heredada, pues actualmente lidera la CROM de todo el distrito y sin poses
protagónicas acumula ya dos administraciones como Secretario del Ayuntamiento.
Los que ven con simpatía a Hernández Ávila lo consideran una opción viable porque evoca
ese pacto original, esa confianza de que Orizaba no es de unos cuantos, además que al
provenir de otro sector aportaría en gran medida esas acciones necesarias para reivindicar a
los obreros de la zona y recobrar el equilibrio de un bienestar sostenible para todos.
Habrá que ver si la clase gobernante de Orizaba se decide a cambiar de percepción, pues en
esas elecciones no será competitivo nadie que no represente para la sociedad el equilibrio
necesario para cumplir las expectativas de todos los ciudadanos.
Así, Juan Manuel Diez Francos, quien es reconocido como el gran artífice del cambio que
ha tenido Orizaba en los últimos 15 años junto con un grupo de empresarios y amigos, se
encuentra ante la difícil decisión de cómo dar continuidad a los proyectos y programas que
han renovado a Pluviosilla mediante el perfil más idóneo que garantice dar continuidad al
desarrollo pero con el equilibrio que afiance la reintegración del sector obrero a la sociedad
beneficiada por éste. Su liderazgo, la capacidad de su equipo y las decisiones que tome
serán claves para afrontar este excepcional reto que le obliga a retomar los valores que los
han llevado juntos al éxito.
Pero también deben tener claro que el legado de Orizaba, de desarrollo y honestidad en la
administración municipal, no puede gestionarse sólo como una cuestión administrativa,
técnica o financiera de una empresa. Seguramente están conscientes de que las personas no
son puntos de recaudación y que los gobiernos no son negocios, ni herencias personales.