Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Cientos de miles o tal vez millones de personas que viven en el Estado de
Veracruz consideran que hacen una gran acción en favor de los animales porque
compraron o adoptaron un perro, lo instalaron en la cochera o en la azotea de sus
casas y lo sacan a pasear algunas cuadras, ya sea por la mañana o por la noche,
para que haga ejercicio y sus necesidades perentorias, en líquido y/o en especie.
Creen, insisto, que hacen algo muy positivo en favor de sus mascotas… ¡pero
están totalmente equivocados!
De acuerdo con lo que me platica un profesional del cuidado de los animales,
con especialidad en las razas caninas pequeñas y medianas, tener un perro en
casa implica una gran responsabilidad, tiempo, esfuerzo y una cierta inversión.
—Lo primero que debe hacer quien quiere tener una mascota en casa —me
explica el experto— es voltear a ver su hogar y determinar si cumple con las
características necesarias para acoger a un perro, como tener un jardín lo
suficientemente extenso para que el animal pueda ejercitarse, porque necesita
correr y hacer cabriolas para mantener su salud física y emocional.
Sigue con su explicación y me dice que debe establecerse en el hogar un lugar
adecuado para que Fido o como le quieran llamar pueda dormir con comodidad,
con un clima adecuado y sin sobresaltos. Y es muy importante que los dueños
mantengan limpio ese espacio.
El asunto de la nutrición es crucial. Nuestro perrito debe tener los alimentos
adecuados a las horas determinadas según su raza, y además debe mantenerse
hidratado.
La educación de la mascota es un elemento fundamental. Debe ser enseñada
con paciencia y precisión a no destrozar los muebles, a no sacar la basura de las
bolsas, a no hacer sus necesidades fuera del lugar destinado para ello, a no
morder muebles ni objetos ni personas, a no ladrar innecesariamente.
[Ladrar es todo un tema: un perro bien alimentado y bien tratado no ladra porque
está a gusto, y además no rasguña las puertas, no agrede a nadie; es como un
bebé que llora para manifestar que algo no anda bien con su comodidad].
Y pasear al perro todos los días implica llevarlo a un lugar espacioso, de
preferencia con pasto, para que pueda moverse enérgicamente, que corra a
placer, que brinque y juegue con su cuerpo.
Sacar al perro unas cuantas cuadras, atado a una correa que le molesta, para
que camine al paso de su dueño, no sirve de nada. Sería como darle agua de
sandía.
Y sacarlo a que haga sus necesidades es un error todavía mayor, porque
aunque levantemos con una bolsa de plástico sus heces, en el piso quedan
bacterias aéreas que pueden ser dañinas para la salud humana. Y la orina deja
además un hedor bastante molesto.
Así que si usted se siente muy amante de los animales, voltee a ver a su
mascota, y procúrele una vida mejor.
sglevet@gmail.com