Sin tacto
Por Sergio González Levet
Ha muerto uno de los grandes, grandes. Pepe Mujica, uruguayo -cuánto nos ha
dado ese pequeño país al mundo-, guerrillero tupamaro, luchador social, filósofo,
modelo de vida y de honestidad, paradigma de la congruencia.
Hay mucho qué decir del legendario Presidente chapín, del orador inigualable,
pero fue tanto y tan bueno lo que nos dijo él, que mejor hay que dejarle la palabra,
ésa que hizo brillar y volar. Es tan luminoso lo que expresa, que mejor les dejo lo
que alguna vez nos dijo a los mexicanos:
“Yo sé que pasan por un momento difícil. Quieran a su país. Siéntanlo. No se
puede luchar por algo que no se quiere y los seres humanos necesitamos querer
cosas. Comprométanse. Quieran a su pueblo. Es lo único que queda cuando nos
vamos”.
“En el halago y en el calor con el que me reciben aquí, veo la necesidad de
esperanza que hoy vive México. Hay que creer en algo cuando muchas cosas se
derrumban. Así que ustedes lo que están haciendo es agarrarme de pretexto para
manifestar la esperanza que necesitan para vivir”.
“Nada vale más que la vida y por eso la vida es lo que más hay que cuidar”.
“Los que hoy sienten tanto dolor nunca se dejen llenar de odio el corazón. Entre
el amor y el odio prefieran el amor. Porque el amor construye y el odio destruye”
Desigualdad
“Compañeros, de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 41 están en
América Latina, pero tampoco es casualidad que nuestro continente es el más
inculto de todos. Tampoco es casualidad que la desigualdad extrema es una
característica de nuestra sociedad. Por ello no tenemos que impactarnos de las
consecuencias que tiene la desigualdad que nos une”.
Inversión extranjera
“La cosa no tiene nada de sencillo. Yo, gobernante, tengo que dar oportunidad
a la inversión, porque para generar trabajo a mi gente le tengo que dar ciertas
condiciones al capital que viene de lejos. Son condiciones especiales que
aprovechan para seguir acumulando, y lo tengo que hacer a conciencia porque
tengo que pensar en los miles que están sin trabajo. Pero si me paso de la raya,
los capitales se me van para otro lado. Los controles los tenemos que hacer en
todos lados. Porque si se espantan en un país, se van a otro donde encuentran
mejores condiciones”.
“La labor de un mandatario, entonces, consiste en controlar esos capitales
millonarios, pero sin dejar de ofrecerles ciertas ventajas que les permitan quedarse
en el país y con ello poder dar trabajo y bienestar a las clases menos favorecidas.”
Gran final
“Soy un revolucionario lleno de reumatismo y si me estuviera dado vivir dos
vidas, volvería hacerlo al servicio de lo que siento”.
Descansa en paz, Pepe, maestro y amigo.
sglevet@gmail.com