Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
“15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen
árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen
árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da
buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los
conoceréis.” (Mateo capítulo 7, versículos 15 a 20. Biblia Reina Valera, 1960).
En medio de la suspicacia de muchos ciudadanos que fueron de buena fe a
depositar su voto y su voluntad en las urnas el domingo 2 de junio, sigue el
proceso electoral adelantando y ofreciendo las cifras increíbles para muchos, que
han despertado la necesidad de un nuevo conteo de votos y hasta la conveniencia
de revisar qué tan legal fue el proceso electoral para ver si será necesario hacer
uno nuevo más claro y transparente… más democrático, vamos.
Entre el griterío de victoria de los candidatos y los funcionarios del partido oficial
-a coro con los empleados de alto nivel de los gobiernos morenistas- se alcanza a
escuchar la exigencia de los partidos de oposición y de muchas organizaciones
civiles de que se revise concienzudamente la elección más grande de nuestra
historia para que no deje lugar a dudas de su limpieza, si es que la tuvo.
Un militante convencido de la Cuarta Transformación trataba de explicar a un
grupo de ciudadanos que la oposición estaba errando al impugnar la elección.
—Miren, sí es cierto que el presidente Andrés Manuel López Obrador intervino,
que hubo dineros oficiales en apoyo a los candidatos morenos, que las campañas
empezaron desde hace cinco años… pero eso de que quieren impugnar la
votación porque hubo malos manejos en el PREP y en el conteo de las actas es
una exageración.
Eso quiere decir que los ganadores reconocen que hubo malos manejos y
muchas violaciones a la ley electoral, pero quieren convencer con el supuesto
argumento de que las votaciones en las casillas fueron limpias.
Para ellos el Presidente violó las leyes que juró resguardar, “pero nomás
poquito”. Eso de que participara abierta y activamente en favor de sus candidatos,
lo que prohíbe la Constitución, es un detalle insignificante, como lo es cualquier
desvío del espíritu jurídico, porque se apoyan en la máxima de su Patriarca: “A mí
no me vengan con que la ley es la ley”.
Lo que se está dirimiendo ahora es el espíritu de nuestra Carta Magna y la
concepción de gobierno que nos hemos dado los mexicanos.
Por eso hay tanto en juego y por eso tanta preocupación.
sglevet@gmail.com