Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Tal como lo prometió, el gobernador Cuitláhuac García anda
entregando “obras” antes de decirnos adiós. Este viernes
inauguró un puente en una comunidad de Tihuatlán y así lo
cacaraqueó en sus redes: “No podía dejar de regresar a las
tierras que vieron mis primeros años de vida… para
inaugurar las obras que por acá hicimos. La construcción del
Puente de Acontitla es histórica, décadas esperaron y hoy es
una realidad”.
A los habitantes de esa comunidad les dijeron que el puente
los sacaría del aislamiento en el que vivieron por años y les
garantizaron que podían atravesarlo en cualquier momento
ya que es seguro. Pero…
“El puente está sobre un río que con la sequía terminó en
riachuelo, pero que crece en cuestión de horas si cae un
aguacero, por lo que debieron echarle al menos cuatro
metros de altura. Pero la SIOP dijo que si elevaban el puente
tendrían que elevar el presupuesto y eso ni pensarlo. El
gobernador lo inauguró apenas el viernes, pero tres días
después cayó un aguacero, el riachuelo se convirtió en un río
embravecido y el puente quedó bajo el agua”, dijo un
lugareño.
Para el registro quedó la cara de impotencia de los habitantes
de Acontitla que empapados hasta el tuétano, miraban
desolados la “obra” que horas antes les habían entregado,
cubierta por completo de agua lodosa.
En julio del 2022 Cuitláhuac inauguró en Perote un hospital
que Fidel Herrera dejó en obra negra. El boletín oficial decía
que se invirtieron 59 millones de pesos en su reconstrucción
y agregaba: “Será el punto de referencia de al menos 100
centros de salud de Primer Nivel, cubriendo las
especialidades de ginecología, pediatría, cirugía y
traumatología con salas de Urgencias, Rayos X,
Esterilización y Central de Enfermería, así como tecnología
de comunicación entre pacientes y enfermeros”.
En fin, una chulada. Pero…
Horas después de inaugurado, una fuga de agua en el techo
inundó los pasillos y dejó inservibles camas, muebles y la
sala de Rayos X, aunque esto lo negó la secretaría de Salud.
El gobernador por su parte minimizó el hecho al asegurar
que no se alteró el funcionamiento del hospital.
Lo mismo ha pasado con algunos caminos rurales que tras
ser pavimentados e inaugurados lucen cuarteados o con el
concreto hidráulico levantado. Y todo se lo achacan a las
lluvias.
¿Pero será que el agua tiene la culpa?
No.
Si el puente se hubiera elevado unos metros sobre el nivel de
la carretera no se habría inundado. Si la tubería del hospital
se hubiera cambiado en su totalidad (en lugar de dejar la
corroída de los tiempos de Fidel), no habría fugas de agua
(que por cierto, continúan). Y si el trabajo en las carreteras
hubiera sido de calidad, jamás se habría agrietado o
levantado el concreto hidráulico.
Estos son sólo tres ejemplos de las obras que ha entregado
Cuitláhuac, hechas al trancazo, con materiales de ínfima
calidad y escaso presupuesto.
Y lo del escaso presupuesto no es por austeridad republicana
sino por otra cosa. Por ejemplo, si una obra es presupuestada
en 100 millones de pesos le autorizan 50. De esos 50 hay que
soltar una mochada de entre 15 y 20 millones, con lo que la
obra se construye con 30 o 35 millones de pesos.
Al menos así me la han platicado.
Sí sí, okey. Pero los de antes robaban más.
Futa… esa frase ya ni la deberían usar porque está probado y
comprobado que los de antes robaban, pero menos y sus
obras han perdurado más.
Un ejemplo es el Acuario de Veracruz, considerado uno de
los más bellos de Latinoamérica en sus años de gloria y que
llegó a tener 3 mil 258 ejemplares de 170 especies.
Pero nomás lo agarró la 4T (porque ya sabes lector, había
mucha corrupción en el patronato que lo manejaba) y
comenzó a perderse el dinero y los ejemplares (van 1, 577
ejemplares desaparecidos). Y el agua en la que nadan las
especies restantes es tan turbia, como los manejos que está
haciendo la Procuraduría del Medio Ambiente del inmueble.
Hace unos días se cayó parte del techo que se está
reconstruyendo. ¿Autoridades responsables? Ninguna. La
culpa fue del viento.
Y así ha sido el asunto en este sexenio.
Si una obra se cae, se agrieta o se inunda, la culpa es de los
fenómenos naturales. El señor gobernador le ha cumplido a
su pueblo con adefesios baratos, endebles y peligrosos. Y no
es su bronca si se llenan de agua, se cuartean o los tira el
viento.
bernardogup@hotmail.com