Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
Una buena noticia para los veracruzanos es que la gobernadora Rocío Nahle ha
encontrado en Ricardo Ahued un número 2 con el que ha tenido una relación
tersa, eficiente y sumatoria.
Desde su primera asunción a la presidencia municipal de Xalapa en 2005, el
empresario se descubrió como un muy eficaz administrador, que es una virtud
raramente encontrada entre la clase política mexicana, compuesta regularmente
de personas hechas a ordenar sin concierto y a mandar por encima de las
regulaciones.
En su paso como Director General de Aduanas y particularmente en su reciente
actuación como alcalde de la capital por segunda vez, el licenciado Ahued
Bardahuil dejó ver su grado de especialización en el terreno de la administración
pública. Tres años le bastaron en Xalapa para hacer una obra pública
impresionante -después del cuatrienio desolador de Hipólito Rodríguez, tan lleno
de yerros y de subejercicios-, para atemperar los conflictos financieros del
Ayuntamiento y para poner orden en el trabajo del personal al servicio del
municipio.
Si en lo que respecta a la administración ha demostrado su músculo, también
tiene su buen expertiz en la otra parte importante de la res pública, la del manejo
político con los ciudadanos, con los grupos y asociaciones y con los liderazgos.
Desde la comuna, don Ricardo consiguió voltear la tortilla y ganar con cierta
rapidez la simpatía y la empatía de la población, que en 2022 cuando él asumió
como alcalde, estaba alejada del poder público y enojada con sus autoridades
cercanas, tan alejadas e insensibles… tan tontas.
Esas virtudes las tomó en cuenta con toda seguridad la ingeniera Nahle García,
y más porque en 2023 Ahued era considerado el mejor presidente municipal del
país en las encuestas ciudadanas de percepción.
Y la primera Gobernadora de Veracruz ha visto que le resultó su elección,
porque el político forjado en Xalapa llegó a hacer la dupla, el 1-2 en el Gobierno
del Estado, y ha cumplido con creces la responsabilidad que ella le encomendó.
Quien sea cabeza de un gobierno sabe que necesita de un buen coordinador
que sepa manejar lo urgente y lo importante; de un funcionario con sensibilidad
para emplear la seda o el hierro en la mejor conveniencia de la gobernabilidad,
pero que tenga siempre presente que la violencia es el último recurso que utilizan
los inteligentes, porque es el más costoso, y no sólo en lo económico.
La oficina de la Secretaría de Gobierno en el Palacio de Xalapa es un hervidero
de mediaciones, de negociaciones, de peticiones. Sin embargo, el orden impera
como en un buen almacén en donde el cliente halla lo que busca porque está
debidamente acomodado.
Ricardo Ahued ha llegado a llenar el espacio de la utilidad gubernamental
después de los seis años de soledad y tristeza del Gobierno anterior.
sglevet@gmail.com