Desde el Cafe.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Planchadito, planchadito, planchadito, así quedó el terreno
para que Alejandro “Alito” Moreno se reelija como dirigente
nacional del PRI hasta el 2027. Y es que en la vigésimo
cuarta Asamblea del Consejo Nacional efectuada este
domingo en el World Trade Center de la CDMX, se
aprobaron a mano alzada las reformas a los estatutos internos
para permitir su reelección.
Y Alito feliz porque no hubo una sola voz discordante, entre
otras cosas porque a las voces discordantes las corrió del
partido y a los priistas inconformes como Manlio Fabio
Beltrones, les faltó hombría para encararlo y se guardaron en
sus casas.
Quien se llevó las palmas fue Augusto Gómez Villanueva,
esa joven promesa de la política que nomás lleva 58 años
pegado a la ubre presupuestal. Primero calentó motores con
una frase que en su tiempo le endulzó los oídos a Luis
Echeverría: “Quienes acusan de traición y de división al
partido lo han unido”.
Y a renglón seguido le aventó a Alito un ramillete de
veintiséis palabras atadas a un listón tricolor: “No es usted
un presidente solitario, tiene detrás un ejército civil que sabe
dónde nacen y se multiplican las voces de la calumnia
anónima y destructiva”.
¡Oleeee!
En la Asamblea que fue a puerta cerrada y sin acceso a los
medios, se avalaron reformas a 15 artículos de los estatutos
del PRI y sus cinco artículos transitorios, que contemplan
incluso la posibilidad de que Alito se quede en el cargo hasta
el 2032. Claro, si no se le ocurre alargar su periodo hasta el
2036.
“Hubieras visto a los leguleyos, lambiscones y arrastrados
gritar ¡Duro, duro, duro! ¡Alito, Alito, Alito”, me comentó
alguien que estuvo en el evento. Pero eso es natural, sujetos
de esa estirpe los hay desde tiempo inmemorial. Sólo que
siempre se han distinguido por estar con los vencedores y
nunca con un perdedor.
La excepción es Alejandro Moreno que llegó a la Asamblea
tumbando caña y escupiendo para arriba: “Allá afuera estos
que dicen que participaban en el PRI son una bola de cínicos,
lacayos y esquiroles al servicio del gobierno (de Morena).
Quieren romper la unidad a cambio de impunidad. Ellos
fueron el peor lastre para nuestro partido…”.
¿Y quienes son ellos? Nunca dio nombres, ni siquiera
cuando dijo que hubo algunos priistas vinculados al
asesinato de Colosio.
Pero siguió escupiendo al cielo: “Se acabaron las vacas
sagradas y los hampones en el PRI. No más traiciones ni
deslealtades; jamás permitiremos que vuelvan a dañar a
nuestro partido”.
Dicen, a mi no me consta, que un hilillo de sangre le escurría
por la comisura de los labios producto de las mordidas que
se dio en la lengua, pero continuó impertérrito hasta que
terminó su perorata.
¿Qué sigue para el tricolor?
Aceptar por primera vez en su nonagenaria existencia una
reelección, la reelección de Alito. Este fracasado de origen
que llevó al PRI a perder diez de doce gubernaturas (las dos
que ganó fueron en alianza). Que lo llevó a la derrota en casi
todos los congresos locales y lo dejó reducido a su mínima
expresión en el Congreso Federal.
¿Qué sigue para Alito?
Afianzarse como mandamás del PRI y hacerse
multimillonario con las prerrogativas. Porque por muy
fregado que esté el partido, no recibirá miles, ni cientos de
miles, sino millones de pesos que manejará a su antojo.
Ya sin alianza y sin ningún contrapeso, ¿quién crees que
negociará (las venderá, pues) las candidaturas del PRI a las
presidencias municipales?
¿Y quién crees que será el candidato del PRI a la presidencia
de la República en 2030?
Exacto, lector.
Con Alito como músico y director de la orquesta, el próximo
año el tricolor perderá por paliza las pocas alcaldías que le
quedan. Y en el caso de Veracruz será un milagro si gana en
media docena.
Postularse como candidato a la presidencia sin que nadie le
respingue le resultará hasta relativamente fácil por dos
razones: por lo devaluado que está el partido y porque por
ese motivo nadie en su sano juicio querrá entrarle al toro…
solo Alito.
¿Qué saldrá de ese potaje?
Futa…
¿Qué de bueno puede salir de un PRI con un 11 por ciento de
aceptación (cuando antes del 2018 tenía el 42 por ciento y ya
era preocupante), coaligado con un sujeto perdedor y cuya
divisa es el fracaso?
Salvo tu mejor opinión lector, veo a un PRI apaleado en
2025 y extinto a finales de julio del 2030.
A menos, claro, que suceda un milagro. Y ese milagro será
que Alito se vaya ya del partido.
bernardogup@hotmail.com