Desde el Café.
Bernardo Gutiérrez Parra.
Si a los 17 incendios registrados el lunes, le sumamos los
dos de ayer jueves en los municipios de Atzacan y Nogales,
ya son 19 los siniestros de esta naturaleza que han
consumido miles de hectáreas en menos de una semana.
Nadie sabe bien a bien si el incendio forestal en el Cerro de
Atzompa que ha consumido 900 hectáreas de bosques
comenzó el 2 de junio o al día siguiente de la elección, pero
eso es lo de menos. El asunto es que ninguna autoridad se ha
asomado siquiera a verlo.
Han sido los vecinos de Soledad Atzompa los que se han
rifado el pellejo tratando de apagarlo sin más ayuda que
palas, machetes, azadones y tierra, porque agua no hay ni
para las macetas.
Y es que la sequía inclemente que azota en 193 de los 212
municipios es otro grave problema. Un ejemplo es Xalapa
donde no ha caído ni gota de agua lluvia en los últimos 32
días.
La falta de agua es otra bronca que ha llevado a quienes la
padecen a bloquear calles y carreteras en plantones que son
disueltos de muy mala manera por elementos policiacos.
Y es que a un plantón el gobierno contesta con represión.
Incendios forestales más sequía y falta de agua, son una
combinación letal que el gobernador Cuitláhuac García no
quiere ver porque su irresponsabilidad y soberbia son muy
grandes.
Nunca en la historia de Veracruz se habían registrado 96
incendios forestales en un año. Y nunca se habían combatido
con tan pocos elementos profesionales.
Si es grave la cantidad de incendios y su devastación, más
grave es la indolencia gubernamental para sofocarlos.
Cansado de que en un par de ocasiones la titular de
Protección Civil, Guadalupe Osorno, le viera la cara con la
promesa de un helicóptero para extinguir el fuego que nunca
llegó, el alcalde de Soledad Atzompa, Demetrio de la Cruz,
dijo que si hoy viernes no llega el bendito aparato, cerrarán
las carreteras federales y autopistas de la región centro.
Pero antes de la amenaza vino la inútil petición de ayuda al
gobernador. “Échenos la mano, señor”.
Futa…
Si en cinco años y meses Cuitláhuac no hizo casi nada por
prevenir, evitar o sofocar los incendios, faltándole ciento
cincuenta y tantos días para dejar el cargo, menos.
La cosa está que arde en Veracruz; en serio lector, está que
arde. Y tan delicado es el problema puede ocasionar una
revuelta social; porque la sed es muy caraja y la impotencia
de ver cómo se queman los bosques, también.
Pero eso a nadie parece importarle.
Ni al gobernador saliente que está más preocupado por ver
de quién se pesca para no salir tan raspado; ni a la
administración entrante porque los incendios, sequías y la
falta de agua, no están entre sus prioridades.
Señora Rocío Nahle:
Acuso puntual recibo de sus descalificaciones y amenazas.
Lamento que cuando aún no ha pisado el parquet de la que
será su nueva oficina, desenvaine la espada de su
intolerancia para mostrarla amenazante al gremio
periodístico y a este servidor.
En lo personal no me sorprende su actitud.
Pero en lo que a mi respecta, seguiré escribiendo como lo he
hecho hasta hoy: señalando yerros, latrocinios y actos de
corrupción tanto de servidores públicos, como de los
hombres y mujeres que detentan el poder.
Es decir, mientras usted hace su chamba, yo seguiré
haciendo la mía.
Gracias por su atención, señora.
bernardogup@hotmail.com