Sin tacto
Por Sergio González Levet
Pese a los esfuerzos de infraestructura pública que han hecho los alcaldes
Ricardo Ahued Bardahuil y Alberto Islas durante este cuatrienio, la movilidad en
Xalapa sigue siendo un problema persistente que echa a perder vida y honras por
tantas esperas y retardos al querer ir de un lado para otro.
Ser puntual en la capital del estado es una característica imposible para los
ciudadanos comunes, un lujo que solamente se pueden dar los muy ricos, los muy
poderosos o las personas muy inteligentes… pero muy ricos, muy poderosos y
muy inteligentes.
Si usted hace una cita para verse con una persona a las 4 de la tarde en algún
café del centro de la ciudad y vive en el centro, pero de la Revo (la aguerrida
Colonia Revolución), tiene que hacer una estrategia de traslado que infiere
considerar el promedio de velocidad con que se mueven los autobuses urbanos, el
tiempo que tardan en pasar por la parada que nos conviene, las condiciones del
clima, la situación geopolítica del estado o el país, el día de la semana y hasta el
día del mes, por si toca quincena.
Veamos: si es viernes 14 o 29, si llueve a cántaros, si hay una manifestación en
el Centro o en la SEV o en la Normal y viaja por la ruta 14, es seguro que hará
desde 60 hasta 80 minutos para llegar desde la Revo hasta la Plaza Lerdo. Pero si
es martes, día 8, hay un día soleado, no hay manifestantes que interrumpan
ninguna vialidad y toma una ruta de camión diferente, en una de ésas se tarda
unos 20 minutos en arribar a su destino. Ah, pero puede haber una obra del
ayuntamiento o un choque o hasta un socavón de recién estreno, y entonces
todas las condiciones favorables cambian a calamitosas.
¿Qué hacer entonces con la cita? ¿Salimos de casa dos horas antes con el
riesgo de tener que esperar más de una hora y media a que llegue la persona del
compromiso? ¿O salir media hora antes y entonces hacer esperar más de una
hora y media a la persona citada?
En Xalapa el tiempo no tiene remedio, y menos palabra.
Hay habitantes que se han decantado por un justo medio, y si saben que
pueden hacer 20 minutos o una hora y media en el mismo recorrido, dependiendo
de las condiciones del camino y el clima, como dicen los choferes de ADO, pues
salen 45 minutos antes, aunque saben que no llegarán ni a tiempo ni tarde, pero
cuando mucho tendrán que esperar una media hora o hacer esperar al otro o a la
otra el mismo lapso.
La bronca es que en Xalapa ya no caben tantos coches y tal vez tantos
habitantes. Si todos los que viven ahí fueran solamente oriundos sería una ciudad
muy cómoda, pero el caso es que durante muchos años han llegado foráneos a
ocupar los lugares en el transporte público, a contratar taxis vacíos, a hacer más
largas las filas de lo que sea y a llenar de cuerpos y olores el breve espacio en el
que no están las mercancías en el súper.
Somos muchos, dice el eficiente alcalde Alberto Islas, pero nada puede hacer
para contener el crecimiento de la capital. Somos muchos, piensan todos, pero
nadie hace nada por irse a estorbar a otra parte.
sglevet@gmail.com