Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
En mayo del 2019 el entonces titular de la SEV, Zenyazen Escobar,
denunció que el Colegio de Bachilleres de Veracruz pagaba más de
10 millones de pesos mensuales a un batallón de aviadores
compuesto por 332 sujetos y sujetas que no trabajaban en esa
institución. Y se armó el escándalo.
Éste se agrandó cuando se supo que el hijo de Erika Ayala Ríos
(lideresa del sindicato del COBAEV, diputada del PRI y también
con plaza de maestra), cobraba un sueldazo como maestro de tiempo
completo, siendo que tenía 17 años de edad y apenas iba en la prepa.
Zenyazen prometió hacer una limpia de zánganos y llevar ante las
autoridades a los presuntos responsables. Erika sintió que le movían
el piso y… no pasó nada. Los aviadores siguen aterrizando en el
COBAEV y Erika anda por ahí.
Este lunes (casi seis años después), se dio a conocer que Maritza
Ramírez Aguilar, Subsecretaria de Educación Básica en el gobierno
de Cuitláhuac García y ratificada por la gobernadora Rocío Nahle,
presuntamente operó una red de aviadores al interior de la SEV que
le dejó ganancias millonarias.
De acuerdo con un reporte periodístico Maritza, que quiso ser
candidata de Morena a la alcaldía de San Andrés Tuxtla, tenía como
“operador financiero” a Iván de Jesús García Mulato, Coordinador
Estatal del Programa de Educación a Distancia.
Iván de Jesús era el encargado de dar de alta a los aviadores
disfrazados de “analistas” de la SEV con un sueldo de 20 mil pesos,
pero a la hora de cobrar les dejaba solo 1, 250 pesos y se quedaba
con los 18 mil 750 pesos restantes.
Si se multiplican 18 mil pesos por ¿cuántos te gustan lector? ¿Te
parecen bien 300 aviadores disfrazados de analistas? Son 5 millones
de pesos nada despreciables, pero una bicoca comparado con otro
supuesto negocio de Maritza.
El 21 de julio del año anterior, el periodista Filiberto Vargas
denunció que después de la elección del 2024 la entonces
gobernadora electa Rocío Nahle, recibió una carpeta que hablaba de
los jugosos negocios, “todos ilícitos”, que hacía Maritza Ramírez
desde su posición en el gobierno estatal. Entre ellos operaba las
concesiones para cafeterías y tiendas en los planteles escolares, sin
reportar esos ingresos a ninguna autoridad.
De acuerdo con la carpeta “los pagos para la asignación de esas
concesiones oscilan entre los 5 mil y 80 mil pesos, dependiendo del
tamaño del plantel y el número de estudiantes. Y Wulfrano
Rodríguez Oceguera (secretario particular de Maritza) es el
responsable de asignar esos permisos”.
Las concesiones eran para los 22 mil 840 planteles que hay en la
entidad, desde preescolar a bachilleres. Y si se multiplica el número
de planteles por 5 mil pesos, el precio más bajo de una concesión, el
resultado son 114 millones 200 mil pesos que le pasaron de noche a
la Secretaría de Finanzas porque nadie los reportó.
¿Qué va a pasar?
Pues nada. Salvo raras y contadas excepciones, ¿cuándo has visto
lector, que después de un atraco de esa naturaleza algún presunto
delincuente sea presentado ante un juez? Quizá remuevan a Maritza
y sus secuaces. Quizá devuelvan parte del botín, pero el grueso de
los millones esquilmados se perderá en la bruma de los tiempos.
Para los avezados en política a la veracruzana, los señalamientos
contra Maritza no son otra cosa que un mensaje a Zenyazen Escobar
para que ya le baje y deje de estar fregando a la SEV y a su titular
Claudia Tello, con los maestros de la Unión de Sindicatos
Magisteriales del Estado de Veracruz. Y Zenyazen le va a bajar.
Pero los aviadores seguirán aterrizando, las tiendas y cooperativas
escolares continuarán siendo negocio de unos cuantos y la
corrupción, el atraco, el latrocinio y sobre todo la impunidad,
seguirán enseñoreadas como hasta ahora, en una de las dependencias
que más presupuesto recibe del gobierno federal.
En fin, la vida va a seguir igual.
bernardogup@hotmail.com