Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Al senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, lo descoyuntó saber
que a pesar de que ganó la elección interna de Morena a la
gubernatura de Veracruz, lo hicieron a un lado para darle la
candidatura a Rocío Nahle, porque “qué cree compañero, fíjese que
por cuestión de género le toca a una mujer”.
A regañadientes se “disciplinó”, pero no se ha recuperado del golpe,
y aprovecha la menor oportunidad para criticar lo que sucede y no
sucede en su partido. “Se ha convertido en el peor de nuestros
críticos y lo hace en abierto”, me dijeron.
Y es verdad.
Hace una semana al señalar el nepotismo al interior de Morena, se
refirió en específico al caso de Sayula de Alemán donde la alcaldesa,
Lorena Sánchez Vargas, pretende imponer a su tía y a varios
miembros de su parentela en la siguiente comuna, lo que el senador
calificó de grotesco. También denunció los casos de Ixmatlahuacan
y Tlalnelhuayocan.
Pero como en anteriores ocasiones nadie se molestó en contestarle.
Posteriormente denunció que diputados de su partido lo quisieron
expulsar de Morena. “Supe que los diputados federales llevaron un
debate de que yo le hago daño al movimiento. Y hubo quien se le
ocurrió poner a votación. Claro, perdieron, es una locura. Yo me dije
‘ya me quieren desaforar de Morena’. El argumento era que me
opongo al nepotismo y a la corrupción; que me opongo a que no
suelten los cargos, que me opongo al chapulineo. Y claro que me
seguiré oponiendo a todas esas prácticas corruptas y si ellos quieren
expulsarme por eso, que lo diga la militancia”.
Y esta vez sí hubo respuesta.
El diputado federal Zenyazen Escobar lo acusó de traidor y de
mantener un doble discurso. “No llores como Magdalena mientras
traicionas al partido” le dijo. Y a renglón seguido agregó que
Manuel se victimiza al manifestar que lo quieren crucificar “como a
Jesucristo”, cuando en los hechos está respaldando proyectos
políticos de Movimiento Ciudadano y moviendo piezas fuera del
partido que lo impulsó.
Pero puro mitote…
Si en verdad hubo una reunión con el fin de chispar a Manuel de
Morena, de seguro fue en torno de una mesa de cantina. Al calor de
las copas a alguien se le ocurrió la ideota que no pasó de ser una
babosada.
Ningún diputado tiene autoridad para correr a un senador. Y eso lo
sabe muy bien Manuel, por lo que está de más que se rasgue las
vestiduras y se victimice.
Por otra parte, ¿de dónde sacó Zenyazen que Manuel está
respaldando “proyectos políticos” de otro partido? De su
desesperación por quedar bien con la gobernadora Nahle.
Sabe que está siendo investigado por un presunto desfalco a la SEV,
por los escuadrones de aviadores que dejó en esa secretaría y por
corrupción. Sabe que no es santo de la devoción de la gobernadora y
que podría ser el primer moreno de peso completo en ser llevado
ante un juez.
Y es que a diferencia de los diputados, Rocío Nahle si tiene
autoridad como para pedir que le armen un juicio de procedencia
que lo ponga a merced de las autoridades.
Pero eso se verá después de las elecciones.
De momento, Manuel Huerta seguirá echándole el caballo a sus
compañeros de partido mientras Zenyazen buscará la alcaldía de su
natal Córdoba. Pero puedes apostar lector a que seguirá zumbándole
al senador.
¿Qué tanto daño le hace este pleito a Morena en víspera de las
elecciones?
No mucho. No hay que olvidar que los piquetes de ojos y las
patadas, son parte de la idiosincrasia de la izquierda en este país.
Pero ni a Manuel lo correrán del partido, ni dijo que lo quieren
crucificar como a Jesucristo como aseguró falazmente Zenyazen.
Todo este choro no es mas que un mitote propalado por un par de
mitoteros que no han hecho otra cosa que cobrar puntualmente sus
quincenas.
bernardfogup@hotmail.com