Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
Una vez que concluya el proceso electoral local, la presidenta Claudia Sheinbaum volverá
a visitar el estado, en “junio y la entrada de julio”, adelantó el viernes en su conferencia
mañanera. El pretexto, que para atender tres programas: la consolidación del IMSS
Bienestar, el de Salud Casa por Casa y la entrega de recursos a pueblos y comunidades
indígenas y afrodescendientes.
Digo que son un pretexto porque vendrá en junio y en todos los meses que pueda en
adelante para tratar de recomponer el maltrecho estado en que quedó su partido luego de
la escandalosa derrota que sufrió en la mayoría de los municipios, que ya tenía bajo su
control, la terrible pérdida de votos en comparación con los que había logrado en 2024, y
el acecho de la oposición, que se recuperó y avanzó cómo no se esperaba o más de lo
que se esperaba, para tratar de enfrentar con éxito la elección intermedia de 2027.
Antes de los comicios, estuvo en Veracruz los días 14, 15 y 16 de febrero, en clara visita
proselitista, visitando Cardel (La Antigua), Carrizal (Emiliano Zapata), Misantla, Martínez
de la Torre, Gutiérrez Zamora, Tihuatlán y Escolín (Poza Rica). Vino entonces con toda la
caballería de los programas sociales, porque las condiciones estaban dadas debido al
trabajo de los “Servidores de la Nación” para nutrir los padrones de beneficiarios de los
nuevos programas Pensión Mujeres Bienestar, Salud Casa por Casa y Beca Universal
“Rita Cetina Gutiérrez”.
El domingo 1º de junio se comprobó que todo resultó infructuoso. Los veracruzanos, de
paso, la derrotaron a ella también. Deben estar haciendo un control de daños político en
este momento. El lunes, un día después de las elecciones, comenté que, por experiencia
sabida, desde los primeros minutos de ese día, cuando se conocieron los resultados,
debieron haberse encendido todos los focos rojos en el Palacio Nacional, en la Secretaría
de Gobernación, en la Coordinación General de los Programas de Bienestar y en el
edificio del CEN de Morena, aunque se me pasó mencionar el lugar más importante:
también en el rancho de Andrés Manuel López Obrador, en Palenque, Chiapas.
Sheinbaum regresa de nuevo y volverá cada que pueda porque perdieron más de la mitad
del electorado que ya habían ganado, del cuarto padrón electoral más grande del país. Le
va a tener que meter manos ella misma a la elección que viene. Tan preocupada se ve
que está que el miércoles pasado, tres días después de la noche triste que tuvieron, sin
que hubiera motivo para ello, volvió a anunciar obras para el estado de las que ya se
había ocupado: el acceso al puerto de Veracruz, la rehabilitación del puente
Coatzacoalcos I, un proyecto carretero de Paso del Toro, la modernización de la carretera
Córdoba-Orizaba y la rehabilitación de la carretera Cardel-La Mancha-Laguna Verde, pero
creo que no entiende, y no entienden, que no se trata de obras, sino de que en muy poco
tiempo decepcionaron y colmaron al electorado repitiendo las mismas malas prácticas,
cayendo en los mismos vicios por los que el pueblo le dio la espalda al PRI.
Pasan por alto que la primera acción del gobierno de Rocío Nahle, el primer resultado de
la nueva administración, en el primer minuto del 2 de diciembre de 2024, fue la clausura
definitiva de la caseta de cobro del puente Coatzacoalcos I, entre los municipios de
Coatzacoalcos y Nanchital, paso obligado de más de 20 mil vehículos diarios, por lo que
pagaban desde 22 hasta más de 100 pesos. Sin embargo, el domingo 1º de este mes,
Morena perdió ¡en Nanchital!, en Las Choapas (en forma estrepitosa) y en Ixhuatlán del
Sureste, tres de los cinco municipios del distrito que resultaron beneficiados con la
medida. Sus habitantes le dieron la espalda a la gobernadora y al mismo dirigente estatal
de Morena, Esteban Ramírez Zepeta (de Las Choapas), quienes, se supone, debieron
tener controlada toda el área.
Tiene razón el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local,
diputado Esteban Bautista Hernández, cuando señala que se debe hacer una evaluación
profunda de lo que sucedió (todo lo que ha dicho merece comentario aparte), si es que en
el gobierno y en su partido hay voluntad política para tratar de recomponer las cosas y
recuperar el electorado que se perdió, aunque no van a recuperar nada si como lo
denunció su compañero de partido, el senador Manuel Huerta, la Fiscalía General del
Estado continúa arrancando confesiones a base de torturas, incluso con indígenas, si
insisten en tratar de cometer fraudes electorales a la vista de todos como en Poza Rica y
Papantla, y si morenistas como el rector de la UV, Martín Aguilar Sánchez, también repite
aquello de que no me vengan conque la ley es la ley y trata de prolongar su rectorado
aunque no cumple el requisito de la edad.
Desde los primeros minutos del lunes 2, tras confirmarse los resultados adversos, buscan
culpables, que si Zepeta, que si Cazarín, que si Eric Cisneros, que si el esposo de la
gobernadora, que si Perico de los palotes. Los responsables fueron y son todos, a los que
se sumaron muchos factores, pero una cosa sí es cierta, y está materializada en los
resultados: el pueblo les dio la espalda y les asestó un severo varazo con su voto de
castigo, además, a manera de advertencia si no corrigen su actuación y comportamiento.
Contribuyeron a la derrota factores internos y externos. Ahora, apenas se desahogaron
los veracruzanos del malestar que les causó y les dejó el mal gobierno de Cuitláhuac
García Jiménez, así como de la pesada herencia que sufren todavía con los cuitlahuistas
enquistados lo mismo en el Gobierno del Estado que en el Congreso local y en el Poder
Judicial, además de en la Fiscalía General del Estado y en dependencias federales.
Es público y ha sido un escándalo que en el gobierno inmediato anterior hubo actos de
corrupción que causaron severos daños al patrimonio del estado, acaso mayores que por
los que se acusó a Javier Duarte, y es la fecha en que no hay un solo encarcelado. El
actual gobierno cubre a los culpables y a los responsables con un amplio manto de
impunidad. Cayeron en lo mismo de lo que ya estaban hartos los veracruzanos con los
gobiernos del PRI.
En pleno proceso electoral, la actual administración hizo efectiva su reorganización
administrativa y como parte de ella modificó el Programa de Consolidación de los
Servicios Personales de las Dependencias y Entidades del Poder Ejecutivo, para reducir
burocracia, en palabras más sencillas, para correr a trabajadores, muchos hasta con más
de 20 años de servicio. A quién se le ocurre. Los trabajadores de la Secretaría de Salud,
de la SEV y de otras dependencias a los que echaron a la calle, ellos y sus familias se
desquitaron votando en contra.
En este espacio publiqué que a menos de 10 días de las elecciones quitaron el servicio de
comida a policías de Seguridad Pública con el argumento de que con lo que ganan les
alcanza para comprar sus propios alimentos. Ese es un servicio o una prestación que les
han dado desde siempre. Aunque luego de que hice la denuncia les repusieron el servicio,
saben que la medida la repondrán. Ellos y sus familias fueron a votar en contra.
Hay un voto permanente de castigo: el de los familiares de los inocentes encarcelados por
el gobierno de Cuitláhuac, ordenado por Eric Cisneros y ejecutado por la fiscal Verónica
Hernández Giadáns. Son mucho más de cuatro mil. Mientras no cambien a la fiscal, no
llegue otra persona que revise los casos y libere a quienes no les han probado nada, ese
voto de castigo los espera para 2027. Y qué decir de los familiares de los desaparecidos y
de las víctimas mortales por falta de seguridad.
También fueron y van a seguir votando en contra los padres y los familiares de los niños
con cáncer a los que no les surten sus medicamentos, a los que privan además del
servicio de quimioterapia, igual que los enfermos a los que han venido posponiendo sus
operaciones en los hospitales públicos por falta de todo para realizar las intervenciones.
El tema da para más, ya lo vamos ir desmenuzando. Pero en el pueblo hay enojo,
rechazo.
En Jilotepec derrotaron hasta al líder nacional juvenil además de a Eleazar
La derrota de Morena no solo alcanzó a la dirigente nacional Luisa María Alcalde y al
secretario de Organización, Andy López Beltrán, sino al mismo líder juvenil nacional,
Aarón Enríquez García. Dizque por fregón vino a operar la elección a Jilotepec, municipio
de donde es oriundo, para reforzar a Eleazar Guerrero Pérez y a su hijo Eleazar Guerrero
Barrera, donde estaban convertidos en caciques. Los tres, junto con su candidato
Clemente Salvador, mordieron el polvo. Los derrotó José Roberto Marcelo Cortés, para
variar, de MC, con el apoyo de Antonio Olivares. Este último era morenista y tenía la
aceptación del pueblo, pero los Eleazar lo hicieron a un lado para imponer a Clemente.
Entonces se sumó a José Roberto y les dieron palo. Eleazar padre perdió antes dos
veces como candidato a presidente municipal, por lo que esta puede tomarse como su
tercera derrota.
En Poza Rica se impuso la legalidad; en Papantla insistían en cometer fraude
Finalmente, no prosperó el intento por cambiar el resultado de la elección en Poza Rica,
donde querían hacer fraude. Finalmente, el OPLE confirmó ayer domingo, a las 6 de la
tarde, el triunfo de Movimiento Ciudadano por 500 votos sobre Morena, 15,384 contra
1884, y hasta las 10 de la noche, cuando cerré la columna, el organismo no publicaba un
solo dato de Papantla, donde Morena insistía en alterar el resultado luego de que perdió
la elección ante Movimiento Ciudadano. Tenían hasta el último