Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
A Cuitláhuac García le pateaba el hígado que los reporteros
catalogaran como masacre, un hecho violento con más de tres
muertos y les corregía la plana. “Fue un crimen donde
lamentablemente hubo algunos muertos, pero no una masacre”. Por
lo que la cabeza de ayer del diario Notiver ¡LOS MASACRAN!, lo
hubiera hecho rabiar.
A la gobernadora Rocío Nahle tampoco le gusta la palabreja, pero
eso fue lo que ocurrió este domingo en Texistepec, una masacre
donde hubo cinco muertos. Entre ellos la candidata de Morena a la
alcaldía de ese municipio, Yesenia Lara Gutiérrez, que fue la
primera en caer porque hacia ella fue dirigido el ataque donde hubo
además tres heridos.
Con esta ya son dos masacres en un corto lapso de tiempo.
La anterior fue el 30 de abril en la comunidad de Cruz Blanca,
municipio de Cazones, donde un policía y cuatro civiles resultaron
muertos tras un enfrentamiento armado. Y también van dos
candidatos muertos; el anterior fue German Anuar Valencia,
candidato de Morena a la alcaldía de Coxquihui.
Dos masacres y dos candidatos asesinados en menos de quince días
echan por el caño el compromiso de la gobernadora de garantizar
seguridad “tanto a candidatos como a ciudadanos”, como lo había
prometido. Y ponen en ridículo al secretario de Gobierno, Ricardo
Ahued, que hace unas semanas aseguró que no había “ni un foco
rojo” en Veracruz.
Este lunes y quizá sin proponérselo, la señora Nahle exhibió a su
segundo de a bordo como un inepto al reconocer que de acuerdo a
reportes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, existen 32
municipios catalogados como focos rojos. Y se me hacen pocos,
lector. Como también se le hacen pocos a Movimiento Ciudadano
cuya dirigencia dice que hay focos rojos en los 212 municipios.
Una ciudad que no está en esa lista de riesgo es Boca del Río, pero
ayer se desató una balacera con un saldo preliminar de tres muertos:
dos agentes de la Fiscalía General de la República y un presunto
delincuente.
Si, pero ese enfrentamiento nada tuvo que ver con el proceso
electoral, fue por otros motivos. Pues será el sereno, pero provocó el
mismo terror que los asesinatos de los candidatos porque ocurrió a
plena luz, en una calle céntrica y con personas circulando por esa
vía.
Ante este panorama, la gobernadora echó mano del gastado y
sobado discurso que utilizaron en su momento Fidel Herrera, Javier
Duarte, Miguel Ángel Yunes y del que abusó hasta el hartazgo
Cuitláhuac García: “Aquí no hay impunidad para nadie, vamos a dar
con los responsables”.
El problema es que ya nadie cree, sobre todo cuando la realidad nos
muestra a dos candidatos asesinados de manera cruenta y a la vista
de muchos, y cuando la percepción de inseguridad aumenta debido a
la impunidad con la que se manejan los delincuentes.
Rocío anunció que se reunirá con los dirigentes de los partidos para
revisar los perfiles de sus candidatos y detectar si alguno tiene
antecedentes penales o vínculos con los malos.
Futa…
Eso debió hacerse desde antes y no ahora cuando faltan dos semanas
para que finalicen las campañas, y el nombre de todos los candidatos
sin excepción (incluso de los dos asesinados) aparece en las boletas.
Dijo además que mientras Morena aplicó filtros para evitar que
personas con antecedentes penales participen en la elección, en otros
partidos se ha permitido la postulación de generadores de violencia.
Independientemente de que la oposición tiene en sus filas a sujetos
que deberían estar en prisión en lugar de andar buscando una
presidencia municipal, ¿está segura la gobernadora que todos y todas
los candidatos y candidatas de su partido son impolutos e impolutas?
Lo cierto lector es que si las cosas siguen como van (que espero en
Dios que no) ya no preguntaremos quién va a ganar, sino quién será
la próxima víctima, porque la violencia político-electoral en la
entidad anda como perro con rabia.
bernardogup@hotmail.com
