CUANDO UNA PRECIPITACIÓN CUESTA MUY CARA

Mar 30, 2025 | Columnas

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Desde el Café

Bernardo Gutiérrez Parra
Aunque nunca lo aceptará públicamente, a solas y consigo
misma, Anilú Ingram Vallines seguramente reconocerá que
jugó muy mal sus cartas al salirse del PRI donde hizo una
brillante carrera política, para buscar un imposible en
Morena. Y es que de ser un personaje relevante en el
tricolor, sólo es una militante más con los morenos.
Su inscripción para competir como candidata del guinda a la
alcaldía del puerto de Veracruz, fue una derrota cantada
desde un principio ya que no es Morena de cepa, no es amiga
de Rocío Nahle, ni de Claudia Sheinbaum, ni de López
Obrador. Bueno, ni de Andy López Beltrán que se ha
convertido en el gran elector en algunos municipios.
En un desplante nada político y dolida por la derrota, Anilú
se tardó varios días en reconocer el triunfo de su adversaria.
Rosa María Hernández Espejo.
Pero la semana anterior subió un mensaje a sus redes donde
dice que Rosa María “es una mujer de instituciones que
entiende la política, que conoce de tiempos y de
momentos… una mujer de palabra y de compromisos”. Y
escribir este mensaje debió dolerle en el alma porque de
política a política Anilú lo es más que Rosa María.
También invitó a los veracruzanos a “sumarse y apoyar a los
promotores de la Cuarta Transformación a lo largo y ancho

del estado, pero de manera muy especial a mi compañera y
amiga Rosa María Hernández Espejo”.
El 20 de diciembre anterior (cuanto ya había renunciado al
tricolor) dije que Anilú sería una excelente candidata, pero
del PRI. Y todo le favorecía; su experiencia política, su
carisma, don de gentes, su inteligencia y la aceptación de
ocho de cada diez veracruzanos. Su trabajo especialmente en
favor de los menores desprotegidos y las mujeres
violentadas, la harían una contendiente de cuidado y con
reales posibilidades de ganar.
Y más ahora.
¿Por qué?
Como candidata a la alcaldía de Veracruz por el tricolor,
Anilú estaría canalizando a su favor el voto de Hernández
Espejo para que no fuera desaforado el presunto violador
Cuauhtémoc Blanco.
Con su elocuencia y facilidad de palabra, Ingram Vallines
tendría hoy por hoy el voto de las mujeres no sólo
maltratadas, sino de casi todas las jarochas.
A pesar de que aún no comienzan las campañas, el voto de la
señora Espejo para cobijar a un presunto sátrapa, la estaría
arrastrando al fondo si tuviera como adversaria a Anilú
Ingram Vallines; que también estaría haciendo talco a la
panista Indira Rosales San Román, hechura de Miguel Ángel
Yunes Linares, el traidor de El Estero.

Pero como paradoja, ahora está pidiendo a esas veracruzanas
que voten a favor de Hernández Espejo, una de las 291
legisladoras que les dieron la espalda y las dejaron a su
suerte.
Desde que el PRI perdió el puerto de Veracruz, nunca como
ahora estuvo tan cerca de recuperarlo a pesar de lo devaluado
que se encuentra, si su abanderada hubiera sido Anilú. Una
candidata que le abría devuelto la corona más preciada.
Pero Anilú ya no está en el PRI y a cambio de una regiduría
o una dirección en la alcaldía de Veracruz, pedirá a las
mujeres a las que ha defendido siempre, que apoyen a una
que no las defenderá nunca. Lo que multiplicará sus
enemistades y le cerrará más puertas.
Reitero lector, aunque jamás lo reconozca en público, Anilú
seguramente ya aceptó en privado y hablando frente al
espejo con ella misma, que jugó muy mal sus cartas, que se
precipitó y cometió un error al salirse del PRI. No por lo que
valga el partido, sino por la oportunidad que le habría
brindado.
Oportunidad que difícilmente se le presentará otra vez y
menos en Morena, donde por más que se esfuerce,
simplemente no encaja.
bernardogup@hotmail.com