MOLE DE GENTE.
VIRGINIA DURAN CAMPOLLO.
Issac Martínez, un obrero de cincuenta años de edad, luchó mucho
para comprar un terreno, y seis para fincar su casa. En un segundo
todo lo perdió. Él, como muchos más, aquel 19 de noviembre de
1984 tuvo un despertar amargo. De repente su hogar se le vino
abajo al caerle encima uno de los dos cilindros de más de 12 metros
de largo, 2.5 de ancho y un grosor de cinco centímetros que
contenía 37 mil litros de gas. *** Quería llorar, pero no podía. Se
sentía golpeado, demolido. Las manos las tenía quemadas y de su
cabeza manaba la sangre a chorros. Pero no importaba. Ahora lo
principal eran sus hijos. Empezó a buscar entre los escombros.
Comenzó a rescatar a uno y a otro. Logró sacar, poco apoco, a cada
uno de los integrantes de su familia, que eran once en total. Al
final, cansado y desfallecido, no pudo rescatar a un hijo de 21 años,
que murió bajo el gran peso de una laja de concreto. *** Aquel
“lunes negro” los vivos conocieron el infierno. Cientos de personas
del pueblo de San Juan Ixhuatepec despertaron con un ruido
ensordecedor y un dolor lacerante en sus cuerpos. Parecía que el
sol había salido de repente y metía su intenso calor por puertas y
ventanas. Como si hubieran sido retratados con un potentísimo
“flash” de cámara fotográfica, todos quedaron,
momentáneamente, deslumbrados. Cuando recobraron la visión,
prefirieron haberla perdido. Las imágenes que a sus ojos se
presentaron eran terribles. Las llamas habían arrasado con todo. La
muerte desoló al lugar. Habían explotado cinco millones de litros de
gas. Lo que los ojos miraron, la mente no ha desechado. La angustia
quedó en el corazón, la inquietud en el alma. *** Un reportaje que
realicé para Revista Impacto. Mostró como los gobiernos se ven
rebasados en las tragedias. Solo unidos los mexicanos podemos
salir adelante. *** Y para las agruras…